El Debate de Los Mochis

“Me gusta mi trabajo, me gusta portar el uniforme”

- María Elena Ibarra debate@debate.com.mx

A mi familia no le gusta que sea policía. Ni a mis padres, ni a mis cuatro hijos. Mi mamá me lloró para que no ingresara".

Decía `qué bien se ven con sus uniformes' y cuando iban en las patrullas. Desde entonces decía `algún día seré policía'”.

Margarita Rasgado Flores es agente de la Policía Municipal Preventiva desde el año de 1999 en Escuinapa. Ha tenido que enfrentar importante­s retos en su vida para poder portar su uniforme con orgullo, desde dejar a sus hijos para cubrir extenuante­s jornadas laborales hasta no obedecer a sus padres e ingresar a las filas de esta corporació­n preventiva y aceptar el divorcio de su pareja sentimenta­l por su labor.

Desde pequeña, Margarita vivió una vida difícil al tomar la decisión de casarse a los 13 años. De esa relación nació su primer hijo. Eso la motivó a buscar una vida mejor, lejos de los surcos de los campos agrícolas y prepararse para ir en busca de sus sueños y lograr ser la primera mujer policía en Escuinapa.

¿Qué la motivó a ser policía municipal?

Siempre que veía a los policías pasar decía “qué bien se ven con sus uniformes” y cuando iban en las patrullas. Desde entonces decía “algún día seré policía”. En esos tiempos el trabajo para las mujeres era muy escaso y me puse a estudiar para poder cubrir los requisitos.

¿En qué año ingresó a la corporació­n?

Soy agente de la Policía

Municipal desde el año de 1999.

Le gusta ser policía, portar el uniforme...

Me gusta mi trabajo. Es una experienci­a muy bonita. Me gusta portar el uniforme y lo hago con mucho orgullo. Hasta la fecha no he tenido ningún problema.

¿Fue difícil poder ingresara a la Policía Municipal?

En aquel tiempo no era tan difícil poder ingresar a la corporació­n; vine, entregué papeles y bendito Dios que me aceptaron. Tenía 19 años de edad cuando empecé como agente de la Policía Municipal.

¿Ya había mujeres cuando ingresó a la corporació­n?

Acababa de llegar la Policía

Intermunic­ipal a Escuinapa, y del estado venía una agente de la Policía Estatal de nombre Verónica, ella me inspiró mucho. Decía si ella puede, por qué yo no. A nivel municipal sí fui yo la primera mujer policía.

¿Ha sido fácil ser una mujer policía?

Fue muy difícil. Me decían algunos compañeros: “¿qué estás haciendo aquí?”, “vete a tu casa, vete a atender a tu marido, aquí es para hombres”, y no faltaba el compañero que te falte al respeto por ser mujer, incluso en aquel entonces los jefes solo querían que “te fueras con ellos”, dando cabida a malos comentario­s. Fue muy difícil al principio. Recuerdo que había momentos que hasta lloraba, porque me decían “eres mujer y no sirves para nada” y me mandaban a un punto, me quedaba cuidando tráiler entre el monte cargado de ganado, acciones para que yo renunciara, pero aguanté varias y aquí sigo.

¿Qué ha sido lo más difícil que te ha tocado vivir como policía?

La muerte de un bebé y la violencia en contra de las mujeres. Es algo que me pega mucho, tal vez por lo que he vivido. Son muchas cosas las que he vivido y que me han marcado. Soy un ser humano, y en muchas ocasiones dicen “un policía no llora”, eso es mentira, sí lloramos cuando el corazón se nos hace chiquito al ver cosas que ni te imaginas.

¿Participas en los operativos de seguridad?

Sí, me tocó participar con la Policía Militar, andábamos en conjunto con ellos y ellos no están acostumbra­dos a que una mujer vaya al mando y había un teniente que no le importaba y me llevaba a la sierra con ellos.

¿Tienes policías a tu mando?

Soy comandante operativo. Están a mi mando quienes van conmigo en la unidad y quienes participan en el turno, eso es para mí mucho orgullo; hay ocasiones que no está el director, el subdirecto­r y pues yo quedo al mando.

¿Sus compañeros acatan su mando?

Al principio fue muy difícil, porque decían “nombre, qué me va a mandar una vieja, ni en mi casa me mandan menos aquí”, pero poco a poco fueron aceptándol­o, ahora ya es distinto. Se siente bonito cuando un elemento se para frente a ti y te dice “sin novedad mi comandante” y se te cuadran.

¿Han ingresado más mujeres policías?

Sí, ahorita tengo a tres en mi turno y siempre les he dicho a los compañeros que el trato tiene que ser igual para todos, sin faltarles al respeto.

¿Qué piensa su familia de su labor?

A mi familia no le gusta que sea policía, a nadie. Ni a mis padres, ni a mis cuatro hijos. Mi mamá me lloró para que no ingresara a la corporació­n, y mis hijos hasta la fecha siempre me han reclamado tiempo. No he estado en cumpleaños, en festivales de su escuela. Siempre ha sido muy difícil esa parte.

¿Tiene esposo?

No, mi trabajo no me lo permite, la verdad que no. Estuve casada por siete años y eran muchos problemas por lo mismo. Le llegaban chismes de que yo andaba con policías y fue algo que nunca pudo aceptar y sobrelleva­r. Eso nos llevó al divorcio y ya no me he vuelto a casar.

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