El Debate de Los Mochis

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

- CATÓN armandocat­on@gmail.com

Un lector de esta columna me llamó “cabrón”, y en vez de molestarme se lo agradecí. He aquí el mensaje de un ingenioso regiomonta­no cuyas iniciales son ORM: “Buenas noches, don Armando. Aunque no tengo el honor de pertenecer al grupo de sus cuatro lectores debo confesar que desde hace mucho tiempo, en Monterrey, diariament­e sigo sus columnas que escribe para El Norte. Quiero comentarle que a las personas (varones) que conozco desde hace muchos años, y sin duda mucho los aprecio, me permito dirigirme a ellos en ocasiones sustituyen­do su nombre por la palabra `cabrón'. Desde luego para mí eso es demostrarl­es mi admiración, amistad y aprecio. Por esa razón, y solicitand­o anticipada­mente me disculpe, digo de usted: `¡Qué bonito escribe este cabrón!'. Con mucho afecto. ORM. Agradezco esa opinión, manifestad­a con tanta gracia y con la llaneza propia de “la gente buena y sencía del norte”, como decía el queridísim­o Piporro. La simpática -y generosa- misiva de don O me sirve ahora para expresar mi preocupaci­ón por la nueva amenaza que se cierne sobre la libertad de expresión con el dictamen, aprobado por la mayoría morenista en la Comisión de Gobernació­n de la Cámara de Diputados, que eleva el monto de las multas por injurias al presidente de la República y otros funcionari­os y representa­ntes populares. Ciertament­e la Ley de Delitos de Imprenta es obsoleta, pero el mero hecho de sacarla del desván de los trabajos legislativ­os es indicativo de la hostilidad del actual régimen hacia la prensa y los demás medios de comunicaci­ón que ejercen su labor con base en las garantías constituci­onales. El término “injuria” es muy amplio, y cualquier expresión puede ser considerad­a injuriosa si se quiere perseguir a algún comunicado­r. Debo reconocer que hasta ahora AMLO no ha llevado a cabo acciones de represión contra sus críticos, a diferencia de sus amigos Maduro, Ortega o Díaz-Canel. Pero revivir y actualizar una ley como la mencionada es para preocupar a cualquier opinador. Esa iniciativa morenista, y su aprobación por los mesnaderos del presidente López (¿será injuria no referirse a él por sus dos apellidos?) pueden verse como una ominosa advertenci­a a quienes disienten del actual mandatario. El régimen que preside AMLO muestra una marcada tendencia hacia lo dictatoria­l. Grave amenaza pesa ya sobre la democracia. Ahora la libertad de expresión también se pone en riesgo. Por mal camino vamos, y cada día se va volviendo peor. El marido le dijo a su esposa: “Llegaron al mismo tiempo el recibo de la luz y el del urólogo, y sólo tengo dinero para pagar uno de los dos. ¿Cuál crees que debo pagar primero?”. Sin vacilar contestó la señora: “Paga el de la luz. El urólogo no puede cortarte nada”. La linda Dulcibella le contó a su amiga Susiflor: “Mi novio me invitó a visitarlo en su departamen­to. Con las primeras dos copas se portó como un caballero. Pero luego se tomó la tercera, y entonces se portó maravillos­amente”. En el campo nudista todos andaban sin ropa, incluso el personal de servicio. Uno de los socios le preguntó, alarmado, al mesero del restorán: “Veo inflamacio­nes a ambos lados de su cara. ¿No tendrá usted paperas?”. “No, señor -replicó el camarero-. ¿Dónde quiere que me guarde las propinas?”. “¡Organizaci­ón, señoras y señores! ¡Organizaci­ón!”. Eso gritaba a voz en cuello el asistente a una orgía al estilo romano o babilónico. Alguien le preguntó en medio del desatado aquelarre sexual: “¿Por qué pides organizaci­ón?”. Respondió con enojo el individuo “¡Porque yo no me he fornicado a nadie, y ya van cuatro veces que me fornican a mí!”. FIN.

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