“Para mí no es un trabajo, es un hobby”
Jamás pensó que llegaría a ser tapicero de muebles y mucho menos que se convertiría en uno de los mejores tapiceros de la ciudad de Los Mochis, y aunque al principio le parecía que este oficio no era para él, ahora su manera de pensar ha cambiado.
Jesús Ramón Islas Orrantia tiene 34 años de edad y se inició en la tapicería desde que tenía 17.
“Tengo tapizando desde los 17 años, inicié en Salas y Salas y Derré Muebles. Un amigo, Juan Manuel Montiel, me invitó a trabajar porque supo que andaba buscando empleo. Un día llegó a la casa y me dijo que estaban ocupando personal”.
Sin conocimiento alguno de tapicería, pero con todas las ganas de trabajar, acudió a la empresa donde fue aprendiendo poco a poco a tapizar. “No empecé de tapicero, empecé de chalán pegando los asientos de las salas, haciendo los cortes de espuma, rellenando cojines, y poco a poco iba aprendiendo lo básico. Yo decía que era un trabajo para personas mayores, no me llamaba la atención la tapizada”.
Sin embargo, le fue tomando gusto gracias a las personas que le dieron la oportunidad y que lo impulsaron a introducirse a este mundo de la tapicería; su maestro Roberto Velázquez de la Paz, la señora Rosalva Peña y Carlos Castro le decían que aprendiera un oficio y lo cuestionaban sobre sus aspiraciones a futuro.
“Mi maestro me dijo que me iba a gustar la tapizada cuando hiciera mi primer trabajo por fuera, y viera lo que podía ganar, pero no le tomé la palabra hasta que una vecina supo que yo estaba trabajando en una tapicería y me dijo que le tapizara unas sillas, y la tapizada de sillas es lo más básico que puede haber en este oficio, y en menos de dos
Las recomendaciones hacen que crezcas. Todos mis trabajos son puras recomendaciones”
Para que el negocio fluya y sea constante, el tapicero debe tener honestidad y disciplina”
horas me vine ganando como 300 pesos, pura chiripa, se puede decir, y me di cuenta que este trabajo sí podía ser redituable, le fui agarrando saborcito y me metí de lleno”.
Tiene su taller
Con el tiempo montó su propio taller, donde trabaja por su cuenta y atiende de manera particular a sus cliente, y actualmente trabaja también en la empresa Magic Muebles.
“Para mí, el taller es mi vida, es algo que lo traigo, que todos los días me levanto, y cuando me voy a trabajar me voy con ganas. Este trabajo no es trabajo para mí, es un hobby. Yo voy al trabajo y siento que estoy jugando, no lo veo pesado, cualquier mueble que me den, y si hay algo complejo lo tomo como un reto, y sé que lo tengo que hacer bien, y ya que sale, quedo conforme y eso es lo que me motiva”.
Expone que entre más difícil está el trabajo que se le asigne, lo motiva aún más.
“No lo veo aburrido. En este trabajo siempre hay retos nuevos y nos hace crecer en todo”.
Jesús Ramón lleva ya 17 años como tapicero, los cuales le han aportado experiencia y lo han vuelto más competitivo en el trabajo que realiza. “Antes había pocos talleres, era como un poco más celoso este trabajo de la tapicería, si uno entraba con un maestro, el maestro probablemente no le enseñaba, eso ya cambió, ahorita se puede decir que los chalanes ya aprendieron y pusieron sus talleres. Pero hay mucha unión entre los tapiceros. El conocimiento se comparte”.
Disciplina
Agrega que un buen tapicero debe tener muy buena disciplina en el trabajo.
“Para que el negocio fluya y sea constante, el tapicero debe tener honestidad y disciplina. Cumplir con las fechas pactadas con los clientes, que se entregue un trabajo con puntualidad. Es muy importante hacer buenos trabajos y quedar bien con los clientes, porque la mala fama corre primero que las buenas referencias. Si uno trabaja bien, es limpio y honesto, ahí es cuando empiezan las recomendaciones, y de recomendación en recomendación es cuando ya vienen los frutos. Es un trabajo muy honesto que sí deja para vivir y darse uno sus gustos”.
Explica que es muy importante estar a la vanguardia para ofrecer lo que está de moda, lo que está en tendencia para darle gusto al cliente.
Consejo
El joven tapicero menciona que al principio tenía miedo a emprender, pero ahora aconseja a los jóvenes a que se animen, ya que se obtiene una gran satisfacción al ver los resultados que arroja el esfuerzo y las ganas de hacer las cosas.
Debido al buen trabajo que realiza no necesita hacerse publicidad en ninguna red social.
“Mi trabajo habla por sí solo. Afortunadamente he tenido muy buenas referencias”.