El Debate de Los Mochis

La Iglesia católica baja del cielo y se suma al bloque conservado­r

- CARLOS RAMÍREZ carlosrami­rez @hotmail.com

La Iglesia católica mexicana, que depende del Estado Vaticano y la Curia de Roma, pasó a la ofensiva contra la reforma electoral del presidente López Obrador. Se trata de la iglesia que fue institucio­nalizada por la reforma al 130 constituci­onal en 1990 por el presidente Carlos Salinas de Gortari como pago político al apoyo del episcopado a su toma de posesión en diciembre de 1988 producto del fraude electoral.

La declaració­n eclesiásti­ca contra la reforma electoral en modo de Plan B fue cuestionad­a con argumentac­iones políticas opositoras por la Conferenci­a del Episcopado Mexicano, en un video del secretario Ramón Castro, utilizando una argumentac­ión terrenal que ha sido fijada por la oposición: “irregulari­dades en el proceso legislativ­o y sobre el contenido de modificaci­ón a diversas leyes electorale­s”.

Se trata de un posicionam­iento que nada tiene que ver con los actos de la fe que son de territorio exclusivo de los sacerdotes. Violando el espíritu de la Constituci­ón que separa los ámbitos de la realidad política y de la fe espiritual, la jerarquía católica pidió que “se respeten los principios constituci­onales de certeza, legalidad, independen­cia, imparciali­dad y objetivida­d que rigen nuestro sistema electoral”.

El problema de legitimida­d tiene que ver con un hecho contundent­e: los sacerdotes y miembros de la jerarquía --obispos y arzobispos-dependen de una estructura política e institucio­nal extranjera, del Estado Vaticano y de la Curia de Roma, puesto que sus nombramien­tos son facultad exclusiva del Papa y los sacerdotes, monjas, obispos y arzobispos dependen del Papa como príncipe extranjero, lo cual significar­ía una intervenci­ón de los intereEn ses del Estado Vaticano y la Curia romana en los asuntos políticoel­ectorales que solamente son de interés para los mexicanos con derechos constituci­onales.

La Iglesia católica rompió con el Estado mexicano y estalló la Guerra Cristera a finales de los años veinte cuando se negó a respetar la Constituci­ón y percibió su desaparici­ón con un modelo callista similar al anglicano de Gran Bretaña: una iglesia nacional mexicana que no dependiera de los intereses de Roma. El presidente Ávila Camacho logró un acuerdo de convivenci­a entre el reino de la fe y el reino del poder terrenal, aunque la Iglesia católica se siguió negando en los hechos a someterse a los dictados de la Constituci­ón. En 1984-1986, los obispos católicos del norte de la República se aliaron con el PAN, las cúpulas empresaria­les antisistem­a --sobre todo Coparmex, hoy en la oposición-y el liderazgo político del embajador estadounid­ense John Gavin para impulsar una alternanci­a que beneficiab­a al PAN. diciembre de 1989, Carlos Salinas de Gortari logró la presencia en el Palacio Legislativ­o de la jerarquía católica encabezada por el arzobispo Ernesto Corripio Ahumada y su vestimenta religiosa para legitimar su toma de posesión, aunque negociando a cambio la reforma del artículo 130 para institucio­nalizar los derechos de existencia de la Iglesia católica, a pesar de su dependenci­a del Principado extranjero de Roma.

En 1979, el presidente López Portillo se negó a reconocer los derechos de la Iglesia y dijo que como abogado podría demostrar jurídicame­nte la inexistenc­ia del Estado Vaticano y la preeminenc­ia de una organizaci­ón jerárquica extranjera dominada por la fe. El salto político del episcopado mexicano este fin de semana defiende el modelo político de la democracia, pero sin reconocer que la Iglesia como institució­n es la esencia de la antidemocr­acia y que la Revolución francesa que consiguió los derechos del hombre se basó en un enfoque jacobino –esencia de la izquierda-- de destrucció­n del poder dominante de la Iglesia sobre los derechos de los ciudadanos.

El Papa como jefe de la Iglesia es designado en una ceremonia cerrada, muy parecida o igual o calcada --en un sentido u otro-- del viejo modelo priista de designació­n del presidente de la República en turno: el funcionami­ento del consistori­o papal se resuelve por la voluntad de 123 cardenales electores que negocian su voto a cambio de favores, con la referencia concreta y simbólica del papado de Alejandro VI como el ejercicio brutal y criminal del poder religioso y hoy los abusos sexuales de sacerdotes y los fraudes del Banco Vaticano, incluyendo el asesinato de Juan Pablo I.

En este contexto, la Iglesia católica mexicana depende del enfoque geopolític­o del Estado Vaticano y de la Curia de Roma --es decir: intereses extranjero­s—y estaría violando la Constituci­ón al criticar el proceso político legislativ­o mexicano que está cumpliendo sus procedimie­ntos constituci­onales legales en el Poder Judicial.

POLÍTICA PARA DUMMIES: La política es un acto de poder, no de fe.

El contenido de esta columna es responsabi­lidad exclusiva del columnista y no del periódico que la publica.

 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico