JAVIER LÓPEZ SÁNCHEZ
Director general de Educación y Desarrollo Sostenible de la Unesco de América Latina y el Caribe
Javier López Sánchez, actual director general de Educación y Desarrollo Sostenible de la Unesco para América Latina y el Caribe, estuvo de visita por las universidades de Sinaloa, donde impartió conferencias en el marco del Día Internacional de la Lenguas Maternas. Habló de la importancia y significados de las lenguas indígenas, de la importancia de contar con una educación y políticas públicas altamente humanas, de escucharnos y ponernos atención porque estamos necesitados de afectos social, ante la vorágine de esta modernidad tecnológica, y de repensarnos como seres humanos, nos hemos vuelto indiferentes a todo. Dijo que en Sinaloa está en discusión la Ley General de Educación Superior, y lo que se requiere es que sea altamente incluyente, como asunto de derecho a la accesibilidad con inclusión en tres niveles: material, en el trato y epistémico.
¿Cuál es la situación actual de las lenguas maternas que se hablan en el país?
En el norte del país hay un 15 por ciento de hablantes, en el sur se concentra un 50 por ciento y en el centro un 20 por ciento. En 20 o 30 años si no hacemos nada, va a desaparecer el idioma yoreme-mayo que se habla en Sinaloa, y otras que se hablan en el norte. De las 364 variantes lingüísticas que hay en México, 64 se encuentran en alto riesgo de desaparecer.
¿Qué ha estado haciendo en esos últimos años?
Al terminar mi periodo en el Inali, en el 2016, me fui como embajador de paz en Paraguay, donde estuve hasta el 2017, y me regresé a México a invitación de Elena Poniatowska para integrarme al proyecto del presidente actual. Me integré y luego me nombró director general de Educación Indígena donde estuve año y medio, ya con mi experiencia de embajador de paz en la Unesco, estuve como cuarto visitador de Derechos Humanos de la CNDH. Regresé a la ONU para no perder mi vínculo, regresé y todo este año voy a estar, y a inicios del 2024 ya me incorporo a México, pero sigo apoyando a mi país.
¿Cómo ha sido este proceso para usted?
Maravilloso porque haber contribuido en la visión de este Estado, que siempre ha sido un país monocultural, monobilingüe, racista, patriarcal, discriminatorio, es complejo.
¿Seguimos en ese tenor?
Sí, es que es muy difícil revertir una visión positivista, neoliberal, individualista, materialista. Veo el trabajo que se hace en todo el país, es muy importante, pero revertirlo implica mucho más tiempo. Siempre hablamos de lo que supone la revolución de las conciencias porque implica una toma de conciencia. De tanto que nos han dicho que no tenemos posibilidades de participar, incluso que somos menos, siempre decimos que no nos toca estar ahí, y ahorita lo que estamos promoviendo desde la Unesco es la participación social y política de la ciudadanía.
¿Cómo andamos en derechos culturales?
Mal, no estamos bien, creo que falta mucho más. Revertir este proceso va a llevar mucho tiempo porque, a propósito de las lenguas, tenemos la Ley General de Derechos Lingüísticos, que sale en 2003 a la luz publica, y dice que las lenguas indígenas, la lengua de señas mexicanas y el español son lenguas nacionales, tienen la misma validez jurídica para su uso en todos los ámbitos de la vida pública y privada. Esa ley nacional no se aplicó en todos los estados. Donde se pudo llevar a cabo fue en Chiapas, Oaxaca, Michoacán y Yucatán. Falta iniciativa, esa mirada monosta, unidireccional, no incluyente, porque aquí incluye a pueblos originarios; el tema de las mujeres de igualdad sustantiva; hay varios grupos vulnerados, los indígenas no somos grupos vulnerables, nos han vulnerado. Falta mucho más. Recuerdo que en 2017 reunidos con Elenita Poniatowska y el padre Solalinda, yo expuse seis ejes de políticas de Estado. y la primera parte era esta idea de una visión de Estado pluralista y que sí tienen que ver con quien toma las decisiones de arriba; si el de arriba toma las decisiones unidireccional, así van a ser las políticas públicas, como hemos vivido durante mucho tiempo. Esta visión de un país pluralista, incluyente, no patriarcal, no racista, no sexista, no clasista, tiene que ver con una revisión de una narrativa jurídica diferente,
¿Se está trabajando en ese aspecto?
Se está trabajando, pero en el caso de los pueblos originarios, la reforma del 2002 reconoce que México es un país pluricultural y plurilingüe, pero los pueblos originarios quedamos como sujetos de interés público, y el salto que se debe dar es que seamos reconocidos como sujetos de derecho público, es decir, que nos permita generar personalidad jurídica.
Mientras no seamos sujetos de derecho no podemos ejercer plenamente nuestros derecho. Somos como niños que nos tienen que llevar de la mano, esa es la lucha. Aquí en Sinaloa hubo consulta a los pueblos originarios y ahí se quedó la consulta, la ley de derechos lingüísticos se quedó ahí guardada, debiera salir, hay como muchos pendientes.