¿Dónde están los padres?
Esta ha sido una pregunta que he escuchado mucho en los últimos días, como incógnita ante tantas situaciones tan complejas que han estado viviendo tras años niños, adolescentes y jóvenes. Pero que, en los últimos meses, han sido detonantes de una evidente inseguridad, crisis de ansiedad, autolesiones, somatizaciones, es decir, presentar diversas enfermedades sin una consecuencia aparente y a refugiarse en adicciones como el vaper, drogas, celular, videojuegos y tantas otras cosas que lo único que están haciendo es acabar poco a poco con ellos mismos, refugiándose en un mundo irreal que les permite minimizar lo que ellos mismos consideran más doloroso que lo que hoy viven.
¿Qué es eso tan doloroso que los niños, adolescentes y jóvenes viven hoy en día?
Desde mi experiencia y en los diversos ámbitos de interacción con cada uno de ellos, todos coinciden en algunas situaciones que parecieran tan evidentes pero que se han vuelto tan cotidianas que como adultos no se logran apreciar, entre ellas están: La ausencia de sus figuras paternas en casa generalmente por cuestiones laborales, quienes por decisión personal o necesidad han dado prioridad a laborar por largas horas, responsabilizando a los hijos de obligaciones dentro del hogar desde temprana edad, llevándolos a permanecer solos por muchas horas sin una supervisión responsable y sin un acompañamiento permanente, considerando esto de manera errónea como un logro e independencia, pero que en realidad se convierte en un abandono que a la larga tendrá consecuencias. Otro aspecto que está teniendo gran impacto es la ausencia emocional, aquella que se da aún estando presente en el día a día con sus hijos, la cual suele suplirse con la compra excesiva de todo aquello que “necesitan”, teléfonos, videojuegos, internet, alimentos chatarra entre tantas otras cosas que han sido sustituto de abrazos, besos, presencia, palabras de motivación e interés.
El uso desmedido y sin supervisión del internet, ha sido un detonante no solo de problemas de salud, sino también de un riesgo constante a tomar decisiones equivocadas, convirtiéndose en sus principales herramientas de comunicación y retroalimentador en sus vidas, es decir, es quien moldea su autoestima mediante reacciones o likes recibidos y su orientador a través de la comunicación con desconocidos que se aprovechan de su vulnerabilidad.
Todo esto se ha convertido en un impulsor de una vida sedentaria, sin acceso a alguna actividad física o artística que les permita desarrollar potenciales, socializar, favorecer su creatividad, generar sentimientos de logro y seguridad con impacto positivo en su autoestima. Justificando como adultos todo esto, al decir que a ellos “no les gusta” hacer nada, cuando en realidad lo que necesitan es un guía, quien motive y propicie momentos de encuentro que genere interés, disciplina, constancia, pero sobre todo acompañamiento ante cada uno de sus logros y mucho amor.