El Debate de Los Mochis

Caso Genaro: golpe de EUA al corazón del Estado mexicano

- CARLOS RAMÍREZ carlosrami­rez @hotmail.com

El juicio de Estados Unidos contra el secretario calderonis­ta de Seguridad Pública, Genaro García Luna, fue un acto de intervenci­onismo extraterri­torial contra el Estado mexicano, pero sin reconocer que la estructura del narcoestad­o es consecuenc­ia directa de la exigencia de drogas de los adictos y consumidor­es estadounid­enses.

Una decisión de Estado por parte del Palacio Nacional sería el sellado absoluto de la frontera mexicana con EUA para que ni un gramo de droga cruce la frontera para atender las necesidade­s de los consumidor­es americanos y con ello demostrar la correspons­abilidad política y de Estado de la Casa Blanca en el problema del narcotráfi­co en México.

Asimismo, tendría que tomarse la decisión mexicana de Estado para replantear en su totalidad la estrategia de seguridad y lanzar una ofensiva radical para desmantela­r las estructura­s criminales, armadas, económicas, de corrupción y sociales de los principale­s cárteles de la droga, dejando a un lado los abrazos y rompiendo de tajo la estructura de poder del crimen organizado de la droga. El problema del caso de García Luna no radica en señalar con ironías y decepcione­s que se trató de un juicio sin pruebas muy propio del sistema judicial penal estadounid­ense, sino que habría que atender el hecho de que el tribunal de Brooklyn caracteriz­ó al Estado mexicano como un narcoestad­o, aunque en términos académicos se puede probar de que aún no se configuran las condicione­s para un narcoestad­o en México.

Y como tercera gran decisión mexicana debería asumirse una campaña de Estado para denunciar que la estructura del narcotráfi­co en el mundo es consecuenc­ia directa del consumo de droga en diferentes niveles a intensidad­es de aproximada­mente 100 millones de personas dentro de EUA.

En este sentido y como punto decisivo de la campaña de denuncia de que la demanda de droga determina la oferta, el Gobierno Mexicano podría elaborar un documento para probar con documentos oficiales de la DEA que nueve cárteles del crimen organizado mexicano han instalado con impunidad y facilidade­s células dentro de EUA para la recepción del contraband­o de droga, su distribuci­ón en 50 estados americanos, la entrega de la venta al menudeo de la droga en las calles a esos mismos cárteles y el flujo de narco dólares con libertades en el sistema financiero estadounid­ense.

Las evaluacion­es de la DEA han reconocido desde 2005 que los cárteles mexicanos se instalaron en 44 de los 50 estados americanos y operan debajo de las narices de las oficinas de la agencia antinarcót­icos. Mientras Estados Unidos no penalice con severidad el consumo de droga, el tráfico dentro de Estados Unidos estará determinan­do la existencia de cárteles que producen y trafican con drogas mexicanas.

El criterio de extraterri­torialidad de Estados Unidos para arrestar a exfunciona­rios mexicanos y el juicio contra García Luna en Brooklyn forma parte de una política intervenci­onista de Estados Unidos permitida por México no solo como política exterior sumisa, sino por la falta de decisión de los últimos gobiernos mexicanos para combatir en serio y a fondo a las estructura­s criminales.

La declaració­n de culpabilid­ad contra García Luna lleva a punto culminante la crisis del narcotráfi­co en México que comenzó en Sinaloa en los setenta con la creación del triángulo dorado para producir drogas que necesitaba­n los soldados americanos en Vietnam y arrancó de manera formal con la penetració­n de policías vinculados al crimen organizado en las estructura­s del Estado en 1976 con la designació­n de Arturo “el Negro” Durazo Moreno como jefe de la policía capitalina, a pesar de los avisos estadounid­enses de que como comandante de la Federal de Seguridad en el aeropuerto del DF era el encargado del tráfico de drogas.

La declaració­n judicial de culpabilid­ad de García Luna pegó directo al corazón del sistema político/régimen de gobierno/Estado constituci­onal y estalló en México una crisis de seguridad nacional por el arresto de un exalto funcionari­o mexicano a nivel presidenci­al y el juicio probó, de acuerdo con las reglas estadounid­enses, que México debería ser considerad­o un narcoestad­o. Finalmente, el Estado mexicano debe congelar las relaciones de seguridad con Estados Unidos, replantear su estrategia de seguridad para combatir y liquidar la producción y tráfico internacio­nal de drogas, enfriar el funcionami­ento de las oficinas estadounid­enses en materia de seguridad criminal y reconstrui­r el aparato y la estrategia de seguridad para --ahora sí-- destruir a los cárteles mexicanos.

De no hacerlo, Estados Unidos habrá asumido el dominio de México.

POLÍTICA PARA DUMMIES: La política es de grandes decisiones.

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