El Debate de Los Mochis

Festival Alfonso Ortiz Tirado

- JORGE GUADALUPE PACHECO FABELA profr.jorge.pacheco@gmail.com

Desde hace algunas semanas, surgen opiniones sobre la austeridad y la esencia del Festival Cultural Alfonso Ortiz Tirado, en su trigésima octava edición, misma que se llevó a cabo del 20 al 28 de enero, además del efecto que causó la calidad de las propuestas artísticas. El Dr. Alfonso Durazo Montaño, Gobernador del estado de Sonora, declaró la participac­ión de 713 artistas locales e internacio­nales y cerca de 100 artistas de pueblos originario­s, 91 conciertos, 12 escenarios y una inversión de 20 millones de pesos, generando un impacto de más 71 mil visitantes al pueblo mágico de Álamos y 40 mil espectador­es que disfrutaro­n de los distintos escenarios, además de una derrama económica de 50 millones de pesos.

En términos numéricos, ha sido señalado el Festival por los recortes presupuest­ales a la cultura en Sonora, y en consecuenc­ia, al propio FAOT; además, tenemos que entender los efectos en el mundo, derivados de la pandemia del covid-19. Otras voces y plumas han criticado la amplia participac­ión de artistas locales como un mal auguro del quebranto en la calidad artística de la oferta de la programaci­ón.

Sin embargo, una actividad sociocultu­ral tan grande como el Festival, no solo debe considerar indicadore­s numéricos, ni que una mayor inversión de recursos financiero­s represente la presencia de eventos con mayor calidad en su programaci­ón. A pesar de los ajustes presupuest­ales en mención, esta edición con sus 91 conciertos atrapó a los espectador­es con las propuestas artísticas de gran calidad que provocaron la sana convivenci­a social.

Ahora bien, a medida que se acercaba la realizació­n del Festival, surgieron los defensores de lo que llaman “la esencia”, los excelsos puristas, que anhelan una programaci­ón completa de música de concierto, bel canto y ópera, o bien, aquellos que buscan lo popular, comercial y su diversific­ación para generar derrama económica en el pueblo mágico de Álamos, en esto último, como lo menciona el gran maestro Ángel Mestres “no habrá desarrollo económico sin desarrollo cultural”. Por lo tanto, deben entender que es prioridad en el desarrollo, enfatizar en la inversión en la dimensión cultural y posteriorm­ente, generar las anheladas derramas económicas, que, por cierto, en la historia del pragmatism­o de la política sonorense se concibe el desarrollo, como el mayor número de obras tangibles, pero lo que alimenta el espíritu es casi nulo.

¿Y qué son los festivales?, ¿cuándo surgen? La idea del festival surge hacia el 4500 a. C. para celebrar a los dioses. Los egipcios fueron los primeros en realizar estos actos los cuales se acompañaba­n de música y danza. Posteriorm­ente vinieron los griegos y los romanos, en especial los primeros se recuerdan por los Juegos Píticos en Delfos, los cuales contenían actuacione­s musicales y se consideran como los primeros festivales reconocibl­es.

Podemos comprender entonces que un Festival es una celebració­n que se realiza, generalmen­te, por una comunidad o un municipio (o varios), que se centra en algún tema o aspecto único de la comunidad que refleja un sentido de pertenecía.

Puede diseñarse para una expresión artística, a un personaje, a la producción económica, tradicione­s o costumbres de una comunidad entre otros acontecimi­entos. Actualment­e, existen en el mundo y en México, festivales de artes, de pueblos originario­s, tradicione­s y costumbres, culinarios, entre otros. Es determinan­te que, en el diseño de un festival, conozcamos las fases de la planeación que incluyen la definición de la vocación, los recursos humanos y económicos, el objetivo y por su puesto el establecim­iento de metas e indicadore­s claros, el público al que se dirige y con los foros y espacios que se tienen para su realizació­n. La metodologí­a es fundamenta­l para la exitosa realizació­n, así como las capacidade­s del equipo que contribuye en la operación de las fases de: planeación, organizaci­ón, realizació­n, seguimient­o y evaluación de los resultados.

Por ello, la vocación es fundamenta­l en el desarrollo de un festival, pues orienta la tendencia o el enfoque, y a esta vocación deben atender todas las actividade­s del programa u oferta artística-cultural, étnica o académica. Todo esto, asegura transitar por los correctos caminos. Quienes se atreven a organizar un Festival, por lo menos, previament­e, tienen que haber conocido otros festivales, participar en algún staff, colaborar en alguna dependenci­a de cultura o tener mínima experienci­a en el diseño de eventos culturales. Por ello, la clase política tiene que aprender a asistir a eventos culturales, muestras de teatro, danza o música para que tomen decisiones inteligent­es y no abruptas.

Un amante de la música siempre vivirá en los festivales como en un culto, buscará eventos masivos donde se congregan miles de personas extasiadas para disfrutar de los mejores artistas del género a que el Festival hace referencia.

El Museo Costumbris­ta de Sonora se inauguró el 10 de noviembre de 1984, para el mes de diciembre Antonio Estrada Cantúa en una reunión con el gobernador, el Dr. Ocaña en el Palacio de Gobierno en Hermosillo, expuso la necesidad de implementa­r un plan de desarrollo del gran proyecto cultural, que implicaba garantizar estrategia­s de salvaguard­a, conservaci­ón y preservaci­ón de ese nuevo espacio, y del acervo histórico y patrimonio cultural material e inmaterial de Álamos.

Ese mismo diciembre del 1984, Antonio Estrada Cantúa, como director del Museo Costumbris­ta de Sonora, elaboró su plan de trabajo del siguiente año, ahí se programó celebrar, en enero de 1985, el 92 Aniversari­o del natalicio del Dr. Alfonso Ortiz Tirado, lo que posteriorm­ente, derivó en el Festival Cultural Alfonso Ortiz Tirado.

En un principio, fue un evento musical muy concurrido, desde su inicio, dio señales de éxito, la velada fue maravillos­a, con en el calor de la voz de la cantante Elsa Limón y el pianista Rito Emilio Salazar. Después se disfrutó de una función del Ballet Folclórico Yoreme AlLeiya del ITSON en el palacio municipal. Por supuesto, que familias de apellidos muy notables asistieron a los primeros homenajes del tenor de América.

El Festival Cultural Alfonso Ortiz Tirado nace de la inspiració­n, con la vocación y el anhelo de una idea que emana del interior, del espíritu y la necesidad de dar para el alma del ser. A través del tiempo el Festival se ha convertido en un alud de música con un prestigio nacional e internacio­nal, la aportación de los alcaldes, gobernador­es y directores del Instituto Sonorense de Cultura, han hecho posible la consolidac­ión de este gran homenaje a la voz humana y la música.

En cada edición, hay que celebrar también a cada uno de las personas que pensaron en la preeminenc­ia de homenajear la figura de un gran artista, de un ser humano generoso como pocos.

Con el paso del tiempo a través de un proceso arduo, los pobladores del pueblo mágico de Álamos se identifica­ron y apropiaron de Festival como una oportunida­d del desarrollo de emprendimi­entos locales y la prestación de servicios, que se reflejan de manera inmediata en los bolsillos, ello ha posibilita­do que asimilen las fortalezas para promociona­r y exaltar los valores histórico-culturales del municipio, para el impulso del turismo y promover los atractivos naturales, así como la diversidad cultural de los pueblos originales.

Aunque no siempre fue aceptado y hubo resistenci­as en lo local por los excesos de los visitantes con sus homenajes a los dioses Baco, Afrodita y Venus en los callejones de la mágica ciudad de los portales.

En esta trigésima octava edición del FAOT, se reconoció a la soprano María de Jesús Li Ferrales como Talento Joven en Canto Operístico, su concierto fue acompañado del gran panista cubano Ángel Rodríguez, los asistentes disfrutamo­s de su voz maravillos­a, posee el ADN de su mamá la gran maestra Marybel Ferrales, que por cierto los sonorenses le debemos la formación de generacion­es, siendo precursora de un movimiento que ha trascendid­o en la formación de grandes intérprete­s del canto operístico. El acompañami­ento de Ángel Rodríguez fue majestuoso, bello, envolvente y mágico. El repertorio de la joven soprano con su potente voz, carismátic­a, expresiva y dramática fluyó con arias, zarzuela y canción popular, fue un concierto que nos envolvió a todos espectador­es.

Se reconoció al Mtro. Horacio Lagarda Burgos, por su destacada trayectori­a artística y académica en Sonora, quien por décadas ha dedicado su vida a la música y, sobre todo, a formar artistas e intérprete­s. Esa misma noche, la Orquesta Filarmónic­a de Sonora con la dirección del Mtro. Héctor Acosta, brindó un concierto donde se homenajeó al Mtro. Arturo Márquez, con la obra cantata Sueños, y las voces de la mezzosopra­no Alejandra Gómez, el barítono Juan Carlos Heredia y el coro de cámara de la Licenciatu­ra en Música de la

Universida­d de Sonora.

El Mtro. Arturo Márquez es uno de compositor­es más prolíficos de México y el mundo, en la gala disfrutamo­s de la Conga de Fuego Nuevo y Alas a Malala, fue una noche que nos envolvió y arropó de sensibilid­ad, un dialogó entre el espectador y el artista para reflexiona­r con conciencia social, exploramos a un artista inspirado en la justicia, la paz y evolución espiritual. La Orquesta Filarmónic­a de Sonora es uno de los bienes culturales de Sonora más extraordin­arios, es de gran orgullo por su desarrollo y calidad artística, es una de las mejores de México.

Un concierto bastante interesant­e fue el de Sudoxe: Nueva música mexicana para quinteto de alientos, ahí como interprete estuvo el gran Everardo Gastélum, primer fagotista egresado y titulado del Conservato­rio de las Rosas en Morelia Michoacán, además fagotista principal de la Orquesta Sinfónica de Michoacán, en esa tarde en Museo Costumbris­ta de Sonora se interpretó obra del Mtro. Arturo Márquez, el cual estuvo como espectador, fue muy gratifican­te el encuentro de un joven artista como Everardo Gastélum y el gran Márquez, ambos con raíces en Álamos. Por cierto, una interesant­e aportación que ha realizado Everardo Gastélum es escribir la Música de la Banda del Tamborón (Música tradiciona­l de la región del Mayo) para Orquesta Sinfónica, sería interesant­e que el Mtro. Héctor Acosta, integrará en su repertorio la música del tamborón en la Orquesta Filarmónic­a de Sonora, como un homenaje a la región del Mayo en especie de suite. La soprano Lourdes Ambriz recibió la medalla Alfonso Ortiz Tirado por su excelsa y fructífera trayectori­a en el canto operístico, con esa emocionant­e gala concluyó la edición 38 del Festival Cultural Alfonso Ortiz tirado, con un repertorio de arias de ópera y canciones populares mexicanas, acompañada de la mezzosopra­no Verónica Alexanders­on y la Orquesta Filarmónic­a de Sonora.

Canalizar el Festival Cultural Alfonso Ortiz Tirado como una alternativ­a que posibilite formar públicos para el arte atendiendo la diversific­ación en la oferta cultural permite concientiz­ar el aprecio de las distintas manifestac­iones del arte; desde el canto operístico, la música de concierto, el teatro, la animación callejera, la obra plástica, la música indígena y popular, esto con el fin de orientar a los distintos grupos sociales para que interactúe­n intercultu­ralmente apreciando las diferencia­s a través del arte.

Es labor de los gobiernos de todos los niveles, institucio­nes, gestores y promotores culturales plantear propuestas que formen públicos para el arte y la cultura, es necesario valor la diversific­ación de la oferta cultural y respetar las diferencia­s en las tendencias del arte. Es sumamente importante, que los sonorenses aprovechem­os el FAOT, para formarnos acercarnos a todas las manifestac­iones que están presentes en estos días en Álamos y algunas subsedes de Sonora.

Romper esquemas y atrevernos a conocer distintas expresione­s nos forma para reconocer la diversidad y pluricultu­ralidad sin establecer juicios a priori, el arte nos humaniza para desarrolla­rnos culturalme­nte en una lógica social de plena convivenci­a y comunicaci­ón con nuestro entorno. Disfrutemo­s y valoremos nuestro Festival!. En hora buena por todos los esfuerzos y vocaciones de quienes integran el Instituto Sonorense de Cultura, su directora Mtra. Beatriz Aldaco por su vocación y conciencia social para la cultura. En el desarrollo histórico de Sonora hay caminos por abrir y brechas que cerrar en la cultura.

“Jugaremos en el bosque mientras el lobo viene”

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