Un aliado de la salud con calidad humana como distintivo
El objetivo es seguir dando el servicio médico con una calidad humana que nos permita entender el sufrimiento de las personas.”
José Ángel Peraza Nevárez nació y creció en un entorno rural, forjando cimientos en un hogar de condición humilde, con valores y principios que ha plasmado en su desarrollo profesional.
De su padre, ejidatario de Bellavista, recibió el ejemplo de un hombre muy dedicado y trabajador, `muy luchón', que siempre buscó el bienestar para su familia.
“Desde chico me enseñé a trabajar, en labores domésticas y de campo, en la crianza de animales de corral, en las labores de cultivo y cosecha de hortaliza. Mis recuerdos son gratos, de haberlo disfrutado”, compartió.
Trazando una ruta de vida Cuando estudiaba la secundaria, todos los días debía tomar un camión para trasladarse desde esa comunidad ejidal en la sindicatura de Culiacancito hacia la ciudad capital, y fue ahí, de una manera que él considera `medio chusca', que empezó a gestar la idea de estudiar medicina.
“Teníamos que llevar nuestra bata blanca para laboratorio, y curiosamente, todos los días iba una señora en el camión, y me decía: ahí va el doctorcito. Y no sé si eso se quedó ahí, como grabado”, recordó. Ya por concluir la prepa estaba totalmente decidido, sin embargo, en ese momento la Universidad Autónoma de Sinaloa estaba en huelga, y su única posibilidad de estudiar esa carrera parecía frustrarse. Pero entonces apareció un ángel: su maestro de química, que era un familiar cercano, le ofreció apoyo para contactar con conocidos en la Ciudad de México y la oportunidad de estudiar en el Instituto Politécnico Nacional.
En 1981 ingresó a la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía, la única escuela en Latinoamérica en la que se puede estudiar las dos terapéuticas a la vez.
Fue dirigente de la Mesa Directiva Estudiantil y durante su periodo consiguió un comedor comunitario para sus compañeros, también formó parte del Consejo Estudiantil del IPN, y se graduó con el mejor promedio de su generación.
Un camino en ascenso
El destino lo llevó a Los Mochis casi a finales de 1988.
Por alrededor de 15 años laboró en la Clínica Chamizal, que antes había sido la clínica del doctor Garibaldi, pero siempre mantuvo un anhelo: crear un hospital con instalaciones confortables, y ofrecer servicios de calidad y con calidez, a precios accesibles.
En 2004 surgió Clínica Ángeles, en un edificio con apenas cuatro habitaciones, consultorio, área de urgencias, quirófano y sala de partos, y con una plantilla de sólo dos médicos y tres enfermeras. Tras dos etapas de ampliación, la clínica ya cuenta con 23 habitaciones, tres quirófanos, unidad de terapia intensiva, laboratorio de análisis clínicos, área de radiodiagnóstico y 10 consultorios externos de especialidades. Ahora cuenta con un equipo de unas 90 personas, al que se han sumado sus hijos: José Ángel como médico y Luisa Regina en el área de contabilidad y finanzas, mientras que Julissa está estudiando nutrición con la intención de también integrarse.
“El objetivo es seguir dando el servicio médico con una calidad humana que nos permita entender el sufrimiento de las personas que vienen, y poderlos ayudar en la medida de lo posible”, externó.
José Ángel Peraza ha ejercido la medicina por más de 30 años, ha presidido el Colegio de Médicos Familiares y Generales de Los Mochis, y ha sido galardonado como Médico del Año a nivel municipal y estatal.