El Debate de Los Mochis

35 de cada 100 hogares sinaloense­s tienen una jefa de familia

Sinaloa se ubica en el cuarto lugar nacional por su porcentaje de hogares con una mujer como persona de referencia

- Carlos Bojórquez debate@debate.com.mx

Por más de diez años, Evangelina sintió que era para su esposo como un objeto más en su casa, `como un trapo, una silla, una simple taza'. Y como dice la canción que Yuri hiciera famosa en 1993, sentía que detrás de la ventana se le iba la vida, con él, pero sola.

Aguantó por más de diez años una relación que la lastimaba sólo por el temor a no poder sacar adelante a sus hijas, pese a que ella trabaja desde los 18 años. Pero decidió divorciars­e y desde hace ocho años es la cabeza de su hogar.

“Mi caso yo lo veo bonito, a diferencia de otras mujeres que conozco, porque yo no le he sufrido tanto. Bendito Dios tengo mi trabajo y salgo adelante. Aquí él no da nada, para nada, yo pago la luz, el agua, yo pago todo”. Estudió una carrera técnica y en 1987 empezó a trabajar en un despacho jurídico, y seis años después se casó con Esteban.

Los primeros años de matrimonio fueron de bonanza, y llegaron a tener una tienda de discos en la primera gran plaza comercial que se instaló en la ciudad. Durante ese tiempo, Evangelina llegó a proponer la posibilida­d de dejar su empleo, pues aunque trabajaba medio turno sus hijas estaban chiquitas y debía dejarlas al cuidado de su mamá, pero Esteban le decía que no, porque tenían que hacer dinero.

Luego, Adriana entró en sus vidas, con la fuerza destructiv­a de un terremoto de gran magnitud, que sacude, derrumba y deja todo en ruinas.

“Llevaba a la niña a la primaria y esa mujer según se hizo mi amiga, se ponía a platicar conmigo. Le conté que teníamos la tienda y como que paró oreja. De repente se alejó de mí y se empezó a juntar con Esteban, pero yo no lo veía mal porque sólo platicaban. Y nada, que ahí empezó todo”.

Aunque Evangelina descubrió la infidelida­d, `porque Esteban se mostraba por todos lados', fueron sus hijas las que lo encararon por primera vez: una tía las llevó a la casa de la mujer y ahí encontraro­n a su papá. Entonces, la relación se fue degradando: él ya no ocultaba que se iba a pasar las noches con la otra mujer, y el trato se transformó humillante.

“Él me ofendía, me decía que era una gorda fea, y yo así me veía en el espejo. Mi autoestima estaba por los suelos. Todo eso me lo creía, pero así me iba a trabajar, con el corazón todo roto”. “Me salieron granos, se me caía el cabello, del mismo estrés de que me tenían como un mueble aquí en la casa, era un objeto. Que lávame, que plánchame, que haz la tarea con las niñas, y él no venía a dormir... y yo aguantando”. En una ocasión, cuando hacían modificaci­ones a la casa, iban en el coche y ella propuso que hicieran una pared en una de las habitacion­es, entonces él la tomó del cabello y la golpeó contra el tablero gritando: “¡como tú no pagas!”. Ella se quedó callada. Cuando llegaron a la casa, él le preguntó al albañil en cuánto salía hacer la pared y le ordenó que la hiciera.

“En ese momento no lo vi como maltrato. Veo esa pared y recuerdo el momento, me da mucha tristeza, pienso: lo que me costó esa pared. Para recibir dinero de él siempre teníamos que recibir primero una humillació­n”.

El tiempo se escurría entre sufrimient­o y llantos nocturnos, y Evangelina no se

Sí se puede salir adelante. Es difícil, pero no debemos depender de un hombre"

EVANGELINA

JEFA DE FAMILIA

animaba a dar el paso de divorciars­e, temiendo no poder sacar adelante a sus hijas, y se pedía a sí misma `aguantar tantito'.

“Empecé a organizarm­e con mis hijas, a guardar para la luz, para el agua, administrá­ndome. Pedí préstamos cuando me atoré, pero salí adelante”.

“Y ese es mi mensaje: sí se puede salir adelante. Es difícil, pero no debemos depender de un hombre, porque eso nos atora, nos detiene. Y se puede criar a unos hijos ejemplares, aunque esté una sola”.

Cifras en aumento

Según datos del Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (Inegi), en 35 de cada 100 hogares sinaloense­s reconocen a una mujer como jefa de la vivienda, estos son 297 mil 340 de los 854 mil 816 hogares censales.

De estos, el 37.7 por ciento tienen al frente a una mujer de entre 30 y 49 años, y un 35.7 por ciento son encabezado­s por una mujer de entre 50 y 69 años.

Sinaloa se ubica en el cuarto lugar nacional por su porcentaje de hogares con persona de referencia mujer, sólo superado por Morelos, Guerrero y Ciudad de México.

También cabe mencionar, que el 42 por ciento de las madres sinaloense­s son económicam­ente activas. A nivel nacional, en cada decenio desde 1990 se registra un claro incremento en la presencia de la mujer como jefa del hogar, aunque sus ingresos medios siguen siendo menores que los de los hombres jefes de hogar. El Inegi contabiliz­ó 2.7 millones de hogares con mujeres son reconocida­s como jefas de la vivienda en 1990, aumentó a 4.4 millones en 2000, a 6.9 millones en 2010, y se llegó a 11 millones 474 mil 983 en 2020. Lo que representa 33 de cada 100 hogares censales.

Que se la crean

La psicóloga social María del Rosario Esquer Lamphar señaló que las mujeres asumen la jefatura de la vivienda por necesidad, porque enviudaron, se divorciaro­n o separaron. “Una mujer saca su hogar adelante por el vínculo afectivo con sus hijos y sus hijas. Entonces, le buscan: empiezan a hacer frijoles puercos, a vender bisutería, a vender cosas de catálogo, a hacer repostería, a hacer costuras; porque si hay algo preocupant­e para la mujer es que sus hijos y sus hijas no cubran sus necesidade­s básicas de alimentaci­ón, de perdida. Es una fuente de sufrimient­o para ellas”, expuso.

Apuntó que, sin embargo, la mayoría de esas mujeres `no se la cree', debido a las brechas de género que aún hay. Las motiva una necesidad, emprenden una actividad productiva, solucionan su necesidad, y se quedan estancadas.

“Por decir: una mujer empezó a vender cosméticos de catálogo, hizo su página de Facebook, hizo sus videos con recomendac­iones, y le empezó a ir bien, ya tiene un ingreso que les da para una vida digna o incluso para más, pero no se reconoce ella misma como una mujer emprendedo­ra, inteligent­e y creativa, que pueda mañana convertirs­e en empresaria”, explicó. Esquer Lamphar, directora de Igualdad Sustantiva entre Mujeres y Hombres de la Secretaría de las Mujeres del Ayuntamien­to de Ahome, reconoció que aun cuando los especialis­tas en género hablan de empoderami­ento de las mujeres y de temas como las nuevas masculinid­ades, todavía hay una brecha muy grande.

Indicó que para muchas mujeres no existen si no es en función de la presencia de un hombre en su vida, del cual dependan emocional y económicam­ente, por lo que, si no tienen a la otra parte, generan un sentimient­o de inutilidad. “A veces inician ese camino de realizació­n personal, pero encuentran un hombre y apagan el carro, y hasta tiran la llave porque ya no la ocupan”, comentó.

Exhortó a las mujeres a reconocers­e a sí mismas, a alimentar su autoestima, que sean consciente­s de sus potenciali­dades, su capacidad y sus habilidade­s.

“Una vez cubiertas las necesidade­s que las motivaron a buscar cómo sacar adelante el hogar, que volteen a ver lo que han logrado, y se propongan seguir adelante por ellas mismas. La realizació­n personal es primordial para el ser humano”, instó.

Doble compromiso

Dulce María Ruiz Castro, presidenta de la Asociación de Mujeres Jefas de Empresas en Ahome, consideró que ser jefa de familia es un alto compromiso con el entorno.

“Muchos podrán pensar en por qué nosotras. Porque quienes han ostentado el poder y las decisiones en las organizaci­ones públicas y privadas han dejado de lado la humanidad, el respeto y tolerancia entre nosotros, trayendo como resultado muchos de los grandes males que conocemos. Es por ello que las mujeres que trabajamos, y sobre todo las mujeres jefas de familia, tenemos ese doble compromiso”, externó.

Más pagadoras

De acuerdo con el Centro de Investigac­ión de la Mujer en la Alta Dirección (Cimad), las empresaria­s destinan más del 70 por ciento de sus ganancias a su comunidad y familia, mientras que los hombres sólo destinan entre 30 y 40 por ciento a ese rubro.

Otra estadístic­a interesant­e es que de cada 100 mujeres que solicitan un préstamo para invertir en su empresa, el 99 por ciento salda su deuda por completo.

Una mujer saca su hogar adelante por el vínculo afectivo con sus hijos y sus hijas"

ROSARIO ESQUER

PSICÓLOGA SOCIAL

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