UAS, reivindicación política
Seis décadas tiene apenas la joven Universidad Autónoma de Sinaloa, un ambicioso proyecto educativo que nació mucho antes de lo que hoy conocemos como UAS, esta gran institución ha logrado caminar de la mano de la sociedad, a pesar y gracias a la resistencia política de la época, nada diferente a lo que sucede hoy en día.
Años atrás, hace 150 años, en 1874 en el puerto de Mazatlán el Liceo Rosales vio su nacimiento, a lo que posteriormente fue el Colegio Rosales instalado en Culiacán, donde hoy es el viejo edificio de rectoría en la plazuela Rosales, instituto sorprendió con su nueva oferta educativa en aquellos años.
Concluida la Revolución Mexicana, y siendo gobernador del estado el general Ramón F. Iturbe decreta en su favor, la joya de la corona y la disputa narrativa de estos últimos días por parte de nuestras autoridades, la famosa “autonomía”, ergo, con la finalidad de que la Universidad tuviera la capacidad jurídica para decidir su proyecto académico, administrar su patrimonio y autogobernarse, ojo en esto último.
Decretando así, un caso pionero de reforma universitaria en el país, con el aval del entonces presidente de México, el primero en su tipo, un paisano por vecindad, Guadalupe Victoria. De ese tamaño es el valor de la autonomía.
Pero llegaría Lázaro Cárdenas 15 años después y con ellos sus ideas socialistas, prueba de ello es que la Universidad pasó entonces de llamarse Colegio Civil Rosales -nombre que tomaría en 1922 después de llamarse Universidad de Occidente-, a la Universidad Socialista del Noroeste.
Y con todo esto, se perdían derechos fundamentales como la autonomía, la libertad de cátedra, la oferta educativa que pasó a ser la que el gobierno en turno, el que Cárdenas, decidió. Las ideas utópicas de un sistema político que parecía ser la respuesta a la desigualdad fueron la intervención de este presidente en las universidades del país que dejaron de presumirse autónomas, entre ellas la que conocemos hoy como UAS.
Pero esto duró, lo que duran los políticos en el puesto, los honestos y democráticos. Cuatro años después, con la salida de Cárdenas, la Universidad se desprendió el mote socialista y comenzó a llamarse la Universidad de Sinaloa.
Veinte años duró así, hasta que en el 65, la institución recobra su sentido autónomo, y comenzarían así, los caminos de la Universidad Autónoma de Sinaloa, sin embargo, no fue fácil, la autonomía costó significativamente tanto como lo que cuesta la democracia misma, particularmente en esos años, los sesenta y setenta la UAS vio intensamente la movilización de sus estudiantes, maestros y trabajadores.
Muchos de los que hoy plantean un cambio en el régimen de esta Universidad fueron precursores de este movimiento que comenzó en el 68 y dio su fin en el 76, la peor época de crisis política, desestabilización, radicalización y violencia.
La represión que se orquestaba desde los gobiernos, movilizó a los estudiantes no solo en el país, sino también en nuestro estado. La muerte de un estudiante sinaloense en el 68 fue una de las gotas que derramó el vaso, el féretro en el templo del Santuario, cerca de la plazuela rosales dio pauta a que jóvenes como Jesús Michel Jacobo “el Hitler” -asesinado en 1987- dieran inicio a una importante movilización.
Desde la casa del estudiante Rafael Buelna, cuna y corazón de la lucha de estos años, se encendió la llama que convocaba a la participación de los estudiantes en apoyo a los movimientos populares y sociales, enarbolando la bandera de defender a la UAS, como un espacio libre de pensamiento, abierto a todas las clases, con convicciones de justicia y democracia.
Así, la UAS vio nacer y crecer grupos organizados de universitarios como el “Rafael Buelna”, el “Francisco I. Madero”, y el “José María Morelos”, los famosos “Chemones”, y otro, claramente afiliado al Partido Comunista de México, muy fuerte esta época, se hacían llamar “Los Pescados”.
El Marxismo y su Capital, el Socialismo y Leninismo cobraron fuerza en la universidad derivado de las revoluciones que se vivían en el mundo, el Mayo francés, el trotskismo, el muro de Berlín, la guerra de Vietnam, la Revolución cubana y el Che Guevara, entre otros. Grandes momentos políticos de la Universidad.
Hasta llegar al día de hoy, donde ya pasaron 50 años de todo esto y que hoy la UAS lidera los principales estándares académicos y de innovación, sus luchas ya son otras, pero siempre con la irreductible convicción de no renunciar a su historia que, se encuentra otra vez, en el ring entre la sociedad y una nueva forma de hacer política en el país, como con Lázaro Cárdenas o como con Rafael Buelna. El régimen es coautor de nuevo, con la novedad de que ahora aquellos jóvenes de los 60 y 70 están repartidos en ambos mandos y la batalla cultural y política los tiene planteando sus inquietudes.
El fuego cruzado en el que están los estudiantes llama a tomar partida, las señales son confusas y los mensajes llenos de carga política promueven la apatía, sin embargo, que no los sorprenda. Ya sea de un lado u a otro, pueden en cualquier momento despertar un fuego estudiantil difícil de controlar.