El Debate de Los Mochis

Cumple sus sueños de emprenduri­smo

Deja su estado natal, Durango, para dirigirse a vivir una aventura en Mazatlán, donde se enamora y llega a crear su propia empresa Creadora de cosméticos, la joven empresaria reconoce que lejos de afectarla, la pandemia del covid-19 la benefició con comp

- José Luis Rodríguez jrodriguez@eldebate

Una mujer emprendedo­ra en toda la extensión de la palabra es Viridiana Trinidad Pérez, quien desde hace ocho años se enamoró del puerto de Mazatlán, donde se quedó a cumplir todos sus sueños.

Inicia la odisea

Originaria del estado de Durango, a sus 25 años, la joven decidió dejar su pueblo para ir hacia una ciudad en la que buscó explotar todos los ámbitos de su vida. Precisamen­te, fue en el puerto donde la duranguens­e comenzó a descubrir cada una de sus habilidade­s, que la llevaron por diferentes caminos. Las ventas fue una de las labores que encontró en una casa editorial, donde estuvo trabajando por espacio de un año. Aunque trabajar para una empresa es lo que busca normalment­e cada persona, Viridiana reconoció que ese no era su sueño, por lo que decidió buscar otros rumbos. Pese a contar con una licenciatu­ra en Administra­ción y conocimien­tos de música, Trinidad Pérez se instaló en la plazuela Machado, del centro histórico, a vender artesanías hechas por ella misma.

De vendedora y danzante

Al darse cuenta de lo ocurrido, los papás de la joven pegaron “un grito en el cielo”, pues no concebían que su hija se dedicara a la vendimia de pulseras tejidas y otras manualidad­es. La molestia de los padres subió de tono al saber que su primogénit­a comenzó a incursiona­r en el baile, conocimien­to que trae en la sangre a través de sus abuelos.

Vestida como gitana, Viridiana danzó por cada uno de los rincones de la plazuela, donde el público la reconoció al desprender­se de alguna moneda. En ese momento, la danzante se sintió libre y se dio cuenta que el ganar dinero por sus propios medios era una manera de crecimient­o personal. En ese mismo caminar, Trinidad Pérez retornó a un baile que aprendió durante su adolescenc­ia: el hawaiano y el taitiano, que ha difundido en academias y en las playas.

Un mundo de aromas

Además de la música y la danza, la joven duranguens­e se convirtió en empresaria, título que obtuvo tras dedicarse a la venta de jabones, perfumes y otros cosméticos. La curiosidad por saber cómo se elabora el desodorant­e de piedra lumbre la llevó a involucrar­se en el emprendimi­ento de crear productos propios. El gusto por el misticismo y el primer apellido de Viridiana la llevaron a crear una marca en la que expende perfumes, champú, desodorant­es, jabones, agua de rosas, cremas y geles, todos hechos por ella.

Tras la creación de la pequeña empresa, mujeres y madres solteras sin trabajo se han dedicado a vender los productos de la joven emprendedo­ra. Precisamen­te, fue en la pandemia del covid-19 que el pequeño negocio comenzó a repuntar en venta de productos, que adquirían en línea. Desde entonces, Viridiana sigue impartiend­o sus clases de danza y expendiend­o sus productos aromáticos.

Hay que cumplir con nuestros sueños, no importa si lo primero no tiene nada que ver, hay que buscarlos y cumplirlos”.

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FOTO: EL DEBATE

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