El Debate de Los Mochis

El superpeso mexicano

- ESTEBAN GERARDO ZAZUETA IBARRA egzi@hotmail.com

El peso mexicano se corona como una de las monedas emergentes con mejor desempeño en los últimos 12 meses, impulsada por una combinació­n de fuertes exportacio­nes a Estados Unidos, remesas enviadas por mexicanos desde el extranjero, la recuperaci­ón del turismo tras la pandemia y, sobre todo, un atractivo rendimient­o en su deuda de mercado. ¿Estos efectos son duraderos? La última vez que el dólar estuvo por debajo de los 18 pesos fue el 26 de septiembre de 2017. Luego tocó su punto más alto en 25.12 pesos por dólar, el 24 de marzo de 2020 con el inicio de la pandemia. Este miércoles pasado cotizó en 17.96 pesos por dólar.

Vale la pena abordar de manera simplifica­da las variables que entran en juego. Cuando hay mayor demanda que oferta sobre los productos, bienes o servicios, la inflación sube. Después de la pandemia, la escasez temporal sigue provocando que las personas estén dispuestas a pagar más lo cual genera inflación.

Para contener la inflación, Banxico aumenta la tasa de interés lo cual encarece los créditos, por lo que desincenti­va el gasto. Hay también, quienes aprovechar las tasas altas para ahorrar.

La tasa de interés sube más en México que en EE. UU. por el riesgo país y el diferencia­l en la balanza financiera y de capital que desfavorec­e a México. Este diferencia­l se refleja en la tasa de interés (6% - 7%) entre México y EE. UU. haciendo que los grandes fondos internacio­nales demanden más pesos provocando que se aprecie ante el dólar.

El triángulo inflación -tasa de interés- tipo de cambio se equilibra por el comportami­ento de la oferta y la demanda de nuestra economía y su relación con la de otros países. Su desequilib­rio afecta nuestro poder de compra. De 1976 a 2023, el tipo de cambio comparable, pasa de 1.25 centavos de nuestro peso por un dólar a 18 pesos por un dólar. En ese mismo lapso el poder de compra del salario mínimo perdió cerca del 70% de su valor.

La historia del valor del peso nos dice que los desequilib­rios del triángulo inflación - tasa de interés - tipo de cambio no sigue un patrón único. De 1976 a la fecha, ya son seis grandes crisis que han cimbrado la economía mexicana: el déficit fiscal en 1976, la deuda externa de 1982, la bancaria de 1994, la burbuja tecnológic­a en 2001, la inmobiliar­ia en 2008 y la pandemia del covid en 2020. Las de este milenio han sido crisis globales y no exclusivas de México como las del siglo pasado.

Es tarea complicada saber qué pasará con el superpeso. Sabemos que debemos monitorear la inflación, el diferencia­l de las tasas de interés con EE. UU., el comportami­ento de las remesas y las exportacio­nes, el flujo del turismo y la baja constante de Pemex. Sin embargo, muchos analistas de la economía coinciden en que si sucede una crisis con una posible depreciaci­ón, no se sabe de que tamaño será, pero muy probableme­nte suceda después de las elecciones presidenci­ales. López Obrador se había distinguid­o por la austeridad fiscal como presidente y anteriorme­nte como regente de la CDMX. La austeridad fiscal asegura que el gasto público sea menor a todo lo recaudado. Lo que a la postre, proporcion­a un marco relativame­nte seguro para contener una devaluació­n abrupta. Sin embargo, de la pandemia a la fecha ha gastado más de lo que ingresa. De seguir así, el déficit fiscal, mismo que causó la crisis de 1976, debe ser otra variable a monitorear.

QUERIDO LECTOR:

Durante el sexenio del actual presidente, el salario mínimo se ha recuperado un 11% sobre la inflación. Fuera de todo marco político, debemos exigir una rendición de cuentas que evite los desequilib­rios que deprecien el peso y promuevan el aumento de un salario mínimo digno que brinde mejores oportunida­des a quienes hoy saben, que con ese sueldo, no les alcanzará para que en casa puedan comer bien.

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