Los médicos y los capellanes Escuchar en la Cuaresma

PARA SABER

“¿Qué silencio tan grande, qué sosiego paciente se precisa, para escuchar a Dios?” La frase de Susana Corullón invita al recogimiento. El papa Francisco propone esta Cuaresma acompañar a Jesús, para que nos “transfigure” con su gracia, y para hacerlo, seguir el camino lo que nos dice Dios Padre: «Escúchenlo» (Mt 17,5). Escuchar a Jesús.

¿Y cómo nos habla? En la Palabra de Dios, ofrecida en la liturgia y la Santa Misa. Podemos meditar las lecturas bíblicas de cada día.

También nos habla a través de los demás, de quienes necesitan ayuda.

PARA PENSAR

Alguien que escuchó el llamado de Dios fue Cameron Song Sellers, un coronel del Ejército de Estados Unidos, nacido en Corea del Sur en 1968. Corea del Sur era uno de los países más pobres del mundo después de la Guerra de Corea (1950-1953), lo que orilló a muchas madres a abandonar a sus bebés. La madre de Cameron lo dejó en un callejón con solo 3 años. Lo encontraron y fue adoptado por la familia Sellers, quienes vivían en Phoenix, Arizona. De joven odiaba a la Iglesia, pero gracias a un amigo católico conoció la doctrina y la Santa Misa. Supo “escuchar” que Dios tenía un plan para él: “que no tenía que preocuparme por mi pasado, que mi familia era la Iglesia católica, la Iglesia universal”, dijo Sellers. Comprobó cómo los sacramentos le habían curado, y deseaba poder curar con ellos a otros, darles herramientas para fortalecerlos.

“Los capellanes se parecen a los médicos. No sabemos lo que hacen, son misteriosos, pero cuando necesitas uno, estás muy contento de que estén allí”, dijo Sellers. La música sagrada y la labor de los capellanes convencieron a Cameron y decidió entrar al seminario en California.

PARA VIVIR

La Cuaresma está orientada a la Pascua y nos prepara para vivir la pasión y la cruz con fe, esperanza y amor, para llegar a la resurrección. El Papa nos invita a vencer el miedo y afrontar la realidad con sus fatigas cotidianas, sus dificultades y sus contradicciones. Y con esa visión en Cristo resucitado, vivir a diario la alegría de tener a Jesús vivo.