Hasta pronto
En el ciclo de la vida, todas las cosas tienen su inicio y su final. Lo anterior puede ser positivo o negativo, dependiendo de la óptica desde la cual lo veamos. Por ejemplo, hay cosas que nunca quisiéramos que terminaran: nuestro helado favorito, una canción, un viaje, el tiempo junto a nuestros seres queridos o la autonomía de la Suprema Corte de Justicia. Por otro lado, hay otras cosas que no podemos esperar a que terminen: el periodo de exámenes en la universidad, una enfermedad o el sexenio. En fin, todo termina tarde o temprano, y pocas veces podemos saber cuándo; siendo la vida tan impredecible, lo mejor que podemos hacer es esperar darle un buen cierre a las cosas. Y, justamente, ese momento ha llegado para mi columna en EL DEBATE: después de un año y medio escribiendo, es tiempo de terminar mi participación y continuar por otros caminos. Quiero darle las gracias a EL DEBATE por haberme concedido un espacio en el cual publicar, y quiero agradecer a Ambidiestro por haberme empujado a escribir contenido de interés, justificado y de fácil entendimiento. También quisiera agradecer a mis lectores por haberme regalado su tiempo al leer alguna de mis columnas. Estoy contenta de saber que se llevan algo enriquecedor de ellas.
El leer diferentes puntos de vista sobre un tema puede ser confuso, difícil y cognitivamente cansado. Si la columna funcionó como fuente confiable de información, como auxilio para la mejor comprensión de las noticias y como semilla para alimentar una lectura crítica, estoy satisfecha, pues es lo que Ambidiestro busca.
Todas las cosas buenas o malas llegan a su fin, y la columna es una de ellas. Termino este texto y, por ende mi participación en EL DEBATE con la misma invitación con la que comenzó la columna: les invito a que siempre seamos críticos. Finalmente, me despido de ustedes con un guiño: la columna se termina, pero Ambidiestro sigue. Pues, aunque se cierra esta etapa, otra se abrirá más adelante. Los espero críticos y ansiosos en el próximo trayecto. De cualquier manera, el que una cosa termine, significa que otra comienza.