Día Mundial del Síndrome de Down
En diciembre de 2011, durante la Asamblea General de las Naciones Unidas, se estableció el 21 de marzo como el Día Mundial del Síndrome de Down, simbolizándolo con el día 21 del mes 3 debido al proceso de división genético denominado Trisomía 21.
El objetivo de ello es generar conciencia de la vida de todos aquellos niños, jóvenes y adultos con esta condición, pero al mismo tiempo respetar, tolerar y aceptar la diversidad en los otros, fortaleciéndonos como sociedad. Asociado a este día, desde el 2018 existe una campaña de utilizar como símbolo calcetines de diferentes colores los cuales que tiene una forma similar a la de los cromosomas, iniciando esto en Reino Unido cuando una niña de 5 años llamada Chloe Lennon mediante un video en redes sociales pidió que usaran calcetines de colores diferentes en cada pie, demostrando así que todos somos iguales.
¿Qué es el síndrome de Down?
Es una alteración genética ocasionada por la producción adicional de un cromosoma 21, durante el proceso de división celular. Se estima que a nivel mundial 1 de cada 1,100 bebés nacen con síndrome de Down, caracterizándose desde los primeros años de vida por retraso del crecimiento, desarrollo y aprendizaje, que van desde leves a graves. Además de ello, pueden presentar afectaciones cardiacas, problemas visuales y auditivos, los cuales al ser atendidos de manera oportuna puede mejorar su calidad de vida significativamente.
Las personas con síndrome de Down suelen tener rasgos físicos característicos como cara aplanada, especialmente en el puente nasal, ojos en forma almendrada rasgados hacia arriba, cuello corto, orejas pequeñas, lengua que tiende a salirse de la boca, manchas blancas diminutas en el iris del ojo, manos y pies pequeños, un solo pliegue en la palma de la mano (pliegue palmar), dedos meñiques pequeños y a veces encorvados hacia el pulgar, tono muscular débil o ligamentos flojos, estatura más baja en la niñez y la adultez. Así como un coeficiente intelectual con rango de leve a moderadamente bajo.
Sin embargo, es importante considerar que, aunque pueden actuar y verse de manera similar, cada uno tiene características particulares con respecto a su necesidades, fortalezas y limitaciones físicas o intelectuales, así como relaciones en contextos diferentes, lo cual les brinda una calidad de vida particular a cada uno de ellos.
Por lo cual es vital desde el ámbito familiar una intervención temprana, acompañándose con terapia del habla, física y ocupacional desde los primeros años de vida que permitan desarrollar todos sus potenciales, logrando generar personas funcionales dentro de la sociedad, siendo esta última quien debe promover espacios de inclusión tanto en el ámbito de salud, educación y sociedad en general, fortaleciendo la empática, aceptación, respeto a la diversidad.
Seamos empáticos antes sus adversidades, generemos como sociedad experiencias y espacios enriquecedores para la vida de cada uno de ellos, evitemos obstaculizar su crecimiento personal con juicios morales y tomemos en cuenta que una persona con síndrome de Down, desde sus limitantes y de una manera más compleja que los demás, también luchar por identificar, comprender y manejar sus propias emociones.