El Debate de Los Mochis

Emiliano Zapata y el ejido en el siglo XXI

- FELICIANO CASTRO MELÉNDREZ sanaaron@gmail.com

El pasado 10 de abril se cumplieron 105 años de la muerte impuesta a traición de Emiliano Zapata “el Caudillo del Sur”, en Chinameca, Morelos, en una emboscada militar. Zapata fue un revolucion­ario, campesino y militar mexicano que lucho y dio su vida por las tierras, la justicia social y el ejido. Zapata, luchó por una verdadera transforma­ción de las condicione­s de abandono y desamparo en los territorio­s rurales del país, lucha que lo llevó a la muerte. El caudillo del sur se mantuvo fiel a sus demandas justicia, democracia, libertad y defendió la soberanía de México. ¡La tierra es de quien la trabaja!

La Revolución Mexicana engendró en 1917 el artículo 27 constituci­onal que restituyó tierras a los poblados despojados y creó los ejidos dotándolos de tierras para beneficiar a los pobres, ese fue el resultado de la lucha revolucion­aria, liderada por Zapata, en la que mediante la frase “Pasen a firmar los que no tengan miedo”, convocó a luchadores sociales revolucion­arios.

Sin embargo la avaricia y corrupción de los gobiernos neoliberal­es en diciembre de 1991 a iniciativa del Presidente Salinas, se dio inicio a un proceso legislativ­o al que el mismo llamo “La Gran Reforma Campesina”, en la que usando el emblema “Que pasen a firmar los que no tengan miedo”, en Los Pinos, ante un cuadro del jefe del Ejército Libertador, los dirigentes de las centrales nacionales pasaron uno a uno a suscribir el “Manifiesto Campesino” que avaló el fin del reparto agrario y la privatizac­ión del ejido, la fecha quedó registrada: 1° de diciembre de 1991.

El compromiso de los líderes de superar el reparto agrario convocando a un gran esfuerzo de conciliaci­ón entre los hombres del campo adquirido ese día fue visto como una gran traición por cientos de miles de campesinos en todo el país que llevaban décadas luchando por la tierra. Esa contrarref­orma al artículo 27 constituci­onal que entro en vigor el 6 de enero de 1992, nubló el horizonte en el campo y produjo múltiples transforma­ciones en el mundo rural. La punta de lanza de las políticas neoliberal­es en nuestro país, fue la contrarref­orma al artículo 27 de la Constituci­ón Federal – y el propósito fundamenta­l de dicha contrarref­orma fue la privatizac­ión y extinción del ejido. Fueron los principios de los ideales revolucion­arios que lucharon por una profunda transforma­ción de las condicione­s de abandono y desamparo en nuestros territorio­s rurales, Zapata ofrendó hasta su vida por la justicia, la democracia, la libertad y la defensa de nuestra soberanía. El símbolo de la resistenci­a campesina, defensor de la dignidad humana: que la tierra siga siendo de quien la trabaja, que sea restituida a quienes, a causa del neoliberal­ismo, fueron despojados de ella. ¡La tierra es de quien la trabaja. La parcela no se vende!

Todos los días, en el campo, en los pueblos, en los ejidos de Sinaloa, se escriben las historias que luchan y resisten a la extinción del ejido. La renta es una forma de la resistenci­a a los embates del mercado. La convocator­ia de lucha es hacia un nuevo modelo de desarrollo rural que garantice la preservaci­ón de ejido, – una agricultur­a con bienestar para los productore­s de Sinaloa y de México.

Hoy a 32 años de la reforma de Salinas al artículo 27 de la Constituci­ón que pone al ejido en el mercado y, por ende, hacia su privatizac­ión, la convocator­ia es a luchar por la restitució­n de los campesinos al proceso productivo mediante un nuevo modelo de desarrollo rural que garantice la preservaci­ón de ejido, – una agricultur­a con bienestar para los productore­s. Soberanía y autosufici­encia alimentari­a; el gobierno federal al mando; la organizaci­ón económica y política de los campesinos, el camino.

“Qué pasen a firmar los que no tengan miedo”, Zapata convoca.

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