¿División o consolidación del poder?
En México conforme a la división de los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) deben existir pesos y contrapesos que impidan los abusos de uno de ellos. El país está dividido, por lo que conforme a Juan Ramón de la Fuente “son tiempos en los que el deber es sumar y no restar”. Los que se sienten amenazados miran al Poder Judicial como un aliado, como el contrapeso institucional a la poderosa autoridad ejecutiva. En el trance del cambio de régimen habrá controversias que al resolverse legalmente, evitarán la tentación autoritaria y aligerarán la crispación existente.
Se dice que el que calla otorga, aunque puede ser que el que calla no diga nada. El silencio sobre el Poder Judicial en el discurso de toma de posesión se escuchó como advertencia. El presidente AMLO saludó a congresistas y hasta por su nombre a los invitados especiales, pero ni una palabra a la Suprema Corte, ni un lazo a los desencajados ministros. Conforme a los registros históricos que tanto gustan al presidente, nunca había pasado. Se trató de un desaire a otro poder que recogerá la historia de las tomas de posesión presidenciales.
Magistrados y jueces federales han presentado amparos contra la reducción de sus salarios. Los mismos que resuelven las controversias por normas generales que violen derechos humanos tendrán que determinar la constitucionalidad de la Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos. Existe un artículo constitucional
(127) que señala que ningún servidor público ganará más que el presidente, aunque hay otro (94) que establece que los salarios de los jueces no pueden reducirse.
Los jueces han concedido la suspensión del acto reclamado y con ello autorizaron a algunos quejosos a seguir percibiendo sus salarios previos. No quieren, como manda la naturaleza, ver disminuidos sus salarios. La Suprema