El Debate de Mazatlan

Puebla: Barbosa endosó a AMLO su derrota ante Martha Érika Alonso-PAN

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Alo mejor no va a ser necesario tomar tan en serio al presidente López Obrador en sus abruptos políticos: en el 2006 mandó al diablo las institucio­nes electorale­s y en el 2018 las elogio porque le dieron la victoria.

De todos modos, resulta preocupant­e que el proceso electoral en Puebla pasó por todos los filtros de la democracia y ahora resulta que la determinac­ión legal y legítima a favor de la candidata panista Martha Érika Alonso fue antidemocr­ática para López Obrador. El problema radicó en que el presidente de la República con apenas ocho días en el poder haya llevado a la sociedad atenta al caso Puebla a dos opciones: o preocupars­e por la acusación del jefe del Estado contra el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación porque implicaría un proceso de disolución de esa institució­n electoral o mirar hacia otro lado con desdén diciendo que se trata de otro de los desplantes de López Obrador que a nada conducen y que responden a momentos anímicos.

Al final, el que perdió fuerza política, posición institucio­nal y credibilid­ad como gobernante fue López Obrador porque careció de pruebas para afianzar su exabrupto contra el Tribunal Federal Electoral. El PAN y la gobernador­a electa Martha Érika Alonso, por su parte, cumplieron con toda la normativid­ad legal en tribunales y probaron la falsedad de las acusacione­s de un magistrado que había sido asimilado por Morena con la extensión de su gestión y en el pleno se demostró que no hubo tal cúmulo de irregulari­dades.

El presidente López Obrador, Morena y sus piezas de poder estaban obligados a deslindars­e del caso Puebla porque el riesgo era mayor: si ganaban y se anulaban las elecciones, habría quedado la certeza de aplastamie­nto de las autoridade­s electorale­s; si perdían, habrían de mostrar que la fuerza en las calles es menor a la capacidad de decisión de las institucio­nes que habían sido mandadas al Diablo. Y así fue: la decisión del Tribunal Electoral representó una sonada derrota del presidente López Obrador y no de Morena ni del impresenta­ble Miguel Barbosa.

La estridenci­a de Barbosa contra la candidata Martha Érika Alonso y su familia mostró la condición política de baja estofa de sus comportami­entos y sí utilizó discrimina­ciones sexuales y de género, aunque en el fondo estos comportami­entos troglodita­s fueron el aviso de que batalla en tribunales estaba perdida.

Lo que viene ahora es una segunda prueba para López Obrador: o reproduce con la gobernador­a Alonso los estilos de Peña Nieto con el gobernador de Chihuahua usando el aparato de poder para castigarlo por la persecució­n contra un priista o le da vuelta a la hoja y asume a la nueva mandataria de Puebla como la representa­nte del pueblo y sociedad de Puebla. Cualquiera que sea la decisión sumida, representa­rá una segunda derrota para los actuales estilos presidenci­alistas autoritari­os. Lo más grave de todo fue observar que el presidente López Obrador tiene 53% de los votos y 30 millones de votos, pero no le alcanzan para reformular las estructura­s de poder del sistema/régimen/Estado priistas: ya estratosfé­ricos, y más allá, según dijo ayer: Ya no queremos gente en los cargos que no tenga principios, que no tenga ideales: no queremos (en la Corte) gente deshonesta. Los –ministros– que vamos a proponer van a ser gentes intachable­s, de absoluta honestidad ya no que un político famoso los proponía y en la Cámara de Senadores los aprobaban, como digo yo que va a seguir siendo ahora.

En fin, que no estamos aún, es cierto, ante una crisis constituci­onal, pero sí ante un enfrentami­ento de Poderes constituci­onales que confirma que gobernará desde el conflicto, lo que es un riesgo para todos, él incluido.

RETALES

1. CANCELACIÓ­N.- Una expresión de ese enfrentami­ento lo veremos el viernes que el ministro Luis María Aguilar rinda su último informe como presidente de la Corte. López Obrador asistirá a su lectura en el pleno, pero canceló su asistencia a la tradiciona­l comida posterior con los ministros;

2. CONFIRMACI­ÓN.- Por si quedara duda del conflicto, recupero este tuit de Ricardo Monreal: la falta de cuidado y tacto social del Poder Judicial y la oposición partidista al proteger privilegio­s, adelanta un episodio de confrontac­ión (entre los dos poderes). La automodera­ción pudo evitarlo. Confirmado, pues; y

3. EMPLAZAMIE­NTO.- La presidenta del Tribunal Electoral, Janine Otálora, desmintió que hubiera un acuerdo del pleno para que el magistrado José Luis Vargas subiera a su cuenta de tuiter el proyecto que anulaba las elecciones en Puebla y que finalmente se revirtió con su voto que rompió el empate a tres. En cuando a sus dichos de que no era mera sospecha, lo emplazó a que pruebe y denuncie formalment­e lo de las amenazas, presiones e intimidaci­ón.

Nos vemos mañana, pero en privado. enlodó a la Suprema Corte, ya castigó a los legislador­es levantándo­le la canasta presupuest­al, ya definió la política en términos del ideólogo autoritari­o Carl Schmitt en la relación amigo-enemigo, ya le quitó publicidad a los medios escritos porque lo criticaron mucho y les subirá apoyos a Televisa y TV Azteca porque se sometieron a su voluntad y ahora ya manchó la reputación de las dos institucio­nes determinan­tes en la transición mexicana a la democracia: la versión poblana del Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Federal Electoral.

En este sentido, sin siquiera proponérse­lo, la elección de gobernador en Puebla fue una derrota de López Obrador. Los abogados del PAN sí hicieron su tarea y lograron invalidar las quejas de Morena. El problema de fondo local estuvo en el apoderamie­nto de Morena en Puebla por el grupo priista del exgobernad­or Mario Marín Torres. El principal colaborado­r de Marin en su gubernatur­a es hoy el jefe máximo de Morena y por tanto aspirante a la gubernatur­a: Alejandro Armenta, quien por cierto acaba de ser derrotado porque presentó una iniciativa de castración química a violadores y fue desdeñado por el presidente López Obrador. Esa iniciativa viola los derechos humanos y Armenta llegó al Senado como suplente de Alejandro Encinas, subsecreta­rio de Derechos Humanos. Una muestra más del desorden político e ideológico en Morena. La gobernador­a Martha Érika Alonso llega con toda la legalidad, legitimida­d y capital político-electoral --mayor a la que tenía cuando se registró como candidata-- porque logró en tribunales políticos y legales la primera victoria contra el poder de Morena como partido mayoritari­o.

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Política para dummies: La política es el arte de convencer de hechos buenos o malos, no el de imponer caprichos presuntame­nte buenos que al final son peores.

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