La hora de Olga Sánchez Cordero
La embestida contra los servidores públicos de todo tipo de instituciones (incluido el Poli, y se sumarán las universidades autónomas) que ganan más de 108 mil pesos al mes, arrecia peligrosamente. De tal magnitud es la confrontación que el senador por Morena Félix Salgado Macedonio lanzó la estulta amenaza de impulsar la disolución de la Suprema Corte de Justicia.
“Si los ministros no aceptan ajustarse a la austeridad y quieren seguir viviendo como virreyes, habré de plantearle al presidente Andrés Manuel López Obrador que los liquide y envíe al Senado las ternas de los nuevos ministros. Ernesto
Zedillo lo hizo. AMLO también puede hacerlo…”, advirtió.
Como este protogolpista (patinó hace pocos días con que el Senado podría decretar la desaparición de poderes donde los gobernadores no se sometieran a los llamados superdelegados), en las bancadas lopezobradoristas del Congreso abundan los dispuestos a dinamitar la vida institucional de México.
Por suerte y hasta donde va la mayor crisis constitucional de la historia, la idea de disolver la Corte no está en los planes de Andrés Manuel López Obrador, por mucho que sea él quien más ha prodigado descalificaciones a jueces, magistrados y ministros.