Bonos del NAIM, explicado más sencillamente
Mucho se ha dicho respecto a que la cancelación del proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de México o NAIM traerá grandes pérdidas económicas para el gobierno mexicano debido, en gran parte, a las acciones legales que pueden ejercer, y que seguramente llevarán a cabo, los inversionistas que adquirieron los bonos relativos a esta obra.
Lo anterior se escucha preocupante, sin embargo, para la persona común no queda tan claro, por lo que trataré de explicarlo lo mejor posible:
Durante el gobierno de Enrique Peña Nieto el Grupo Aeroportuario de Ciudad de México, o GACM (por sus siglas), colocó en los mercados internacionales de valores bonos por un total de 6 mil millones de dólares con el objetivo de obtener recursos para la construcción del NAIM, lo cual sería administrado a través de un fideicomiso.
Los bonos son instrumentos financieros utilizados, tanto por entidades privadas, como por entidades de gobierno; sirven para materializar los certificados de deuda contenidos en ellos.
Los certificados de deudas, en palabras sencillas, son una promesa de pago a futuro.
Su funcionamiento es muy sencillo, en este caso, el gobierno mexicano ocupaba liquidez para construir el NAIM, la forma elegida para obtenerlo fue emitiendo bonos, los cuales fueron colocados en los mercados de valores internacionales, siendo adquiridos principalmente por inversionistas de Nueva York, Estados Unidos de Norteamérica, quienes al obtener dichos bonos por un precio determinado, obtuvieron también el derecho a recibir las beneficios económicos a los que estos se refieren (los bonos del NAIM dan al tenedor propietario de estos el derecho a recibir como ganancia durante 10 y hasta durante 30 años, un porcentaje de las ventas de los boletos de avión que se comercializarían en el nuevo aeropuerto). Al anunciar la cancelación del NAIM, el valor de los bonos cayó estrepitosamente en los mercados de valores, lo que es natural pues dejaron de ser una garantía respecto a la ganancia que prometían dar. Al no haber aeropuerto, tampoco habrá venta de boletos de avión y, en consecuencia, los tenedores de los bonos no recibirán ningún porcentaje de dichos boletos como ganancias.
Los bonos conllevan siempre un riesgo de no alcanzar la totalidad de los beneficios prometidos, debido a cuestiones y acontecimientos imprevisibles, ajenos al emisor de estos, que se pueden suscitar y afecten el rendimiento de dichos certificados de deuda, lo cual es normal. Sin embargo, en este caso la caída del valor de los bonos se debe a que, de manera deliberada, el gobierno mexicano canceló el proyecto que generaría los recursos con los que se pagaría a los tenedores el rendimiento de dichos bonos, en ese escenario la situación es muy distinta, pues ello significa un incumplimiento del gobierno emisor, lo que genera responsabilidades de este para con los inversionistas, quedando obligado al pago de los daños y perjuicios que se les generen.
De acuerdo con la ley y los tratados internacionales aplicables, el gobierno mexicano queda obligado a devolverle a los inversionistas el valor nominal de los bonos, es decir, 6 mil millones de dólares, y a pagar los beneficios que estos habrían generado hasta por 30 años de venta de boletos de avión, dinero que, sin lugar a dudas saldrá del erario público, es decir, del bolsillo de los contribuyentes. Lo cual de hecho ya inició, pues el gobierno a través del fideicomiso del NAIM ya ofertó recomprar mil 800 millones de dólares de dichos bonos, lo cual significa apenas una tercera parte de los que vendió. Sin embargo, se ha topado con pared, pues un grupo de inversionistas, propietarios del 50 por ciento de los bonos del NAIM, representados por el despacho internacional de abogados Hogan Lovells, rechazó el plan de recompra del gobierno mexicano, pues no están de acuerdo con el precio en el que este ofrece comprarlos, lo que aumenta la presión para nuestro país y lo pone en un eminente riesgo de ser demandado por dichos inversores. La situación es preocupante y no se vislumbra solución favorable para nuestro país en tanto el actual gobierno insista en la cancelación del NAIM.
Como siempre, un placer saludarlo, esperando que estas pocas letras hayan sido de su agrado y, sobre todo, de interés. ¡Hasta la próxima!