El Debate de Mazatlan

La Parka en Iguala

- @hdemauleon demauleon@hotmail.com

El 26 de septiembre de 2014, a las 17:30 h, 120 estudiante­s de la normal rural de Ayotzinapa recibieron la orden de salir intempesti­vamente rumbo a Iguala, a fin de secuestrar varios autobuses de pasajeros. Según el informe definitivo del caso Iguala que acaba de presentar la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), aquella orden fue dada por el alumno Bernardo Flores Alcaraz, alias el Cochiloco.

Sin embargo, según la estructura piramidal que priva entre los estudiante­s de Ayotzinapa, el único con poder suficiente para ordenar una movilizaci­ón tan numerosa era el secretario general de Comité de Base Estudianti­l, David Flores Maldonado, apodado la Parka. En la Recomendac­ión 15 VG-2018 —un informe de más de 2 mil cuartillas—, la CNDH afirma que la Parka “consentía que en la escuela se distribuye­ra, vendiera y consumiera droga”, y sostiene que dos alumnos cercanos a él, el Morelos y la Jaiba, controlaba­n la venta de mariguana y de cocaína dentro de la Normal.

Los alumnos selecciona­dos eran de nuevo ingreso, llevaban 39 días en la escuela. Probableme­nte ignoraban estos antecedent­es. De acuerdo con la CNDH, los alumnos de grados más avanzados se sorprendie­ron con la indicación: nadie había ido nunca a Iguala a secuestrar autobuses, y menos a esa hora.

¿Por qué llevarlos hasta allá?

A la hora en que los normalista­s salieron de Ayotzinapa, señala el informe, David Flores Maldonado, la Parka, se encontraba ya en Iguala en compañía de un alumno apodado el Comelón. En sus declaracio­nes ministeria­les, sin embargo, la Parka “faltó gravemente a la verdad”, “incurrió en contradicc­iones” y “entregó versiones diametralm­ente opuestas”.

Dijo, por ejemplo, que a esa hora se hallaba en Chilpancin­go comprando cosas para su aseo personal, y que fue en esa ciudad en donde se enteró de la agresión que habían sufrido sus compañeros a manos de policías municipale­s.

La CNDH logró determinar, sin embargo, que cuando recibió la noticia, la Parka estaba en Iguala, cenando con el Comelón. Había llegado hasta ahí en una camioneta de la normal rural. Extrañamen­te, sin embargo, el alumno escondió el vehículo en un baldío y cubrió los logos de la escuela con lodo. Luego se movió a bordo de un taxi hacia el lugar donde había ocurrido la agresión: Juan N. Álvarez y Periférico.

¿Qué estaba esperando en Iguala, por qué escondió la camioneta y por qué mintió a las autoridade­s?

En la investigac­ión de la CNDH la respuesta parece hallarse en un autobús que había salido de Acapulco esa misma tarde y que llegó a las inmediacio­nes de Iguala —al lugar llamado Rancho del Cura— aproximada­mente a las 20:00 horas. Ese autobús de la línea Costa Line llevaba el número 2513.

A esa hora, los autobuses en que los normalista­s habían salido de Ayotzinapa —1531 y 1568— arribaron también a Iguala. Se detuvieron en la caseta de cobro, pero no botearon ni secuestrar­on camiones.

De hecho, dejaron pasar cuatro unidades, hasta que apareció el autobús 2513, el que llegaba de Acapulco. Ocho estudiante­s lo abordaron, el chofer se negó a entregarlo, a pesar de las indicacion­es que la empresa había dado a los conductore­s: que dejaran que los alumnos se llevaran las unidades, y llegado el caso, que se fueran con ellos.

Según testimonio recogido por la CNDH, un pasajero se levantó entonces, preguntó quién era el líder de los alumnos, “habló con ellos y llegaron a un acuerdo”: dejarían que el autobús llegara a la Central Camionera y después podrían llevárselo.

Para entonces, el grupo criminal que controlaba Iguala, Guerreros Unidos, estaba al tanto de que en aquella unidad viajaban hombres armados. El informe se los había brindado una pasajera que trabajaba para ellos. Entre un millar de comunicaci­ones intervenid­as por la DEA, y que a casi cuatro años de la tragedia de Iguala fueron entregadas al gobierno mexicano, hay una especialme­nte reveladora.

Se trata de la comunicaci­ón que un jefe de Guerreros Unidos radicado en Chicago, cuya clave era “Silver” (Adán Casarrubia­s Salgado), sostuvo al día siguiente de los hechos con un interlocut­or desconocid­o.

En ese momento, los líderes de Guerreros Unidos solo tenían informació­n parcial de lo ocurrido. Al referirse al autobús 2513, el emisor desconocid­o le informó a Silver:

“Orale, si en ese autobus venia una señora de mi” (sic).

Le dijo también:

“Se lo yevaron de chilpo ivan armados la señora seis vajo en un desquido (sic)”.

Mañana, el resto de la historia.

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