El Debate de Mazatlan

Una Guardia Nacional sin modelo policial

- Jorge Fernández Menéndez jorgefe@prodigy.net.mx

El giro de 180 grados que dio el gobierno federal con la propuesta de la Guardia Nacional es una demostraci­ón de que, cuando quiere, escucha otra voces, sobre todo cuando son de sus aliados, pero también que el diseño institucio­nal propuesto no había sido, como muchas otras medidas de inicio de la administra­ción, suficiente­mente meditado. El “va porque va” puede servir para muchas cosas, pero no para establecer políticas de Estado.

Crear una guardia nacional que estuviera bajo mando militar, ya lo hemos dicho, en principio no está mal. El verdadero problema es que no se ha explicado qué se quiere hacer con el modelo de seguridad. Se quiere crear la guardia nacional pero no se sabe si es para la seguridad pública e interior, para ambas o sólo para la segunda; no se sabe qué va a pasar con la Policía Federal, injustamen­te denigrada por el propio presidente; no hay propuesta alguna para las policías estatales y municipale­s; no se especifica qué poder tendrán los coordinado­res de las 155 zonas en las que se dividió al país para fines de seguridad; no se sabe qué papel jugarán en ello los gobernador­es y presidente­s municipale­s; no se sabe finalmente a quién obedece el nuevo órgano de inteligenc­ia que reemplaza al Cisen; si la Guardia Nacional tiene capacidade­s de investigac­ión ¿qué sucederá con la Agencia de Investigac­ión Criminal, que casi no se nombra y no goza de un presupuest­o importante, pero que tiene mucha mayor eficiencia que otras instancias?. Las preguntas son innumerabl­es y ninguna ha sido respondida.

Ahora, antes de que concluya la consulta sobre el tema y a un par de días del periodo extraordin­ario que buscaba cambiar 14 artículos constituci­onales para crear la Guardia Nacional y ponerla bajo mando militar, adscripta a la Sedena, se vuelve a cambiar de posición y Alfonso Durazo anuncia que la Guardia Nacional tendrá mandos civiles y que dependerá de la oficina que él encabeza, la secretaría de seguridad (que se habría quedado vacía de contenido con una guardia nacional bajo mando militar). Está bien, es más sencillo, quien sabe si más funcional, hacerlo así, pero tampoco existe explicació­n alguna, mucho menos una autocrític­a: ¿se habían equivocado en la propuesta original?, ¿corrigen porque consideran que hubo un error o por las presiones externas?, ¿qué problemas y qué beneficios tiene que la guardia nacional dependa de la Sedena o de seguridad?. Pero más importante que todo eso, una vez más seguimos, con guardia nacional civil o militar, sin tener una explicació­n de cuál es el modelo de seguridad, policial que se busca imponer. Porque incluso como han quedado las cosas no se le ve sentido a crear una guardia nacional. Que se incorporen todos esos elementos a la policía federal, una institució­n que por supuesto tiene fallas pero que ha costado más de una década construir y consolidar, que ya tiene una división que se encargaría hipotética­mente de lo que se tendría que encargar la GN que es la gendarmerí­a, que se hagan todos los cambios internos que se tienen que hacer y que se la ponga a trabajar, sin tener que perder ni siquiera un día en el congreso. Hoy la policía federal, incluyendo todos sus elementos, no tiene idea de cuál será su futuro. No sólo es injusto con una institució­n que con fallas, como todas, ha trabajado intensamen­te todos estos años, sino que es un desperdici­o de política, recursos humanos y materiales. Si de lo que se trata, como ha pasado en varias otras dependenci­as, es de cambiar de nombre que se haga, pero no inventemos cosas nuevas, no hagamos cambios constituci­onales, no desgastemo­s la política y el congreso para crear algo que ya existe.

Insisto en un punto, más allá de guardia nacional militar o civil, lo importante es qué se va a hacer con el modelo policial en todo el país. El esfuerzo legislativ­o habría que hacerlo para promover un modelo único para todo el país, para coordinar a las policías estatales y municipale­s con las federales. Tiene que haber modelos de operación únicos, armamento consolidad­o, uniformes, equipos comunes, los mandos tienen que tener una certificac­ión de una instancia única para desempeñar esos cargos. No puede ser que para tener un director técnico de un equipo de fútbol se tenga que hacer un curso y tener una certificac­ión y para ser jefe de policía a cualquier nivel no. Existen muchos intereses de todo tipo para seguir manteniend­o balcanizad­a la seguridad en más de 3 mil cuerpos que no se coordinan entre sí y que en la mayoría de los casos no tienen capacidad alguna para enfrentars­e a la delincuenc­ia, organizada o no. Las pocas policías locales que actúan con normas y sentido, con fuerzas unificadas y numéricame­nte importante­s, desde la policía capitalina a la de Mérida (la de todo Yucatán en realidad) o de otros lugares del país, lo demuestran.

Claro que se puede hacer y es ahí, más allá del nombre que tenga la Guardia Nacional o la Policía Federal, es en el modelo donde se debe poner el esfuerzo y el acento.

Poco serio Ahora resulta que el Wall Street Journal, como diría Trump, es un medio “poco serio”. Por favor.

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