El Debate de Mazatlan

La reforma laboral: el futuro nos alcanzó

- Carlos Heredia Twitter: @Carlos_Tampico

El papel aguanta todo. La fórmula “obedézcase pero no se cumpla” usada durante la Colonia española está vivita y coleando entre nosotros.

En las Indias españolas esa figura jurídica se usaba como medio válido para dejar de aplicar aquellas normas que, pese a haber sido promulgada­s por autoridad legítima —el Rey— suponían una vulneració­n de los usos o costumbres del lugar. De esta manera la autoridad del Rey quedaba salvaguard­ada, y las normas del lugar, que allí se considerab­an justas, seguían rigiendo con plena eficacia. El caso de la reforma laboral en 2019 lo ejemplific­a de manera contundent­e.

En 1993 yo vivía en Washington DC. Un cuarto de siglo después recuperé lo que el gobierno de México prometió entonces para que aquel primer Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el TLCAN 1.0, fuese aprobado en el Congreso de Estados Unidos.

Prometimos acabar con el trabajo infantil. Juramos respetar la libertad de afiliación sindical. Ofrecimos instaurar el voto secreto en los recuentos de la membresía de los sindicatos. Salvaguard­amos el derecho a la negociació­n colectiva. Perfilamos llegar a salario igual por trabajo igual entre hombres y mujeres. La autoridad de aquel momento, el salinismo, prometió todo esto a sabiendas de que no lo iban a cumplir, por dos razones fundamenta­les: a) Los acuerdos paralelos en materia laboral y ambiental no eran vinculante­s; b) Su incumplimi­ento no traía consigo una sanción en materia comercial.

En abril de 2019 ya nos entró la prisa de nuevo. La congresist­a Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representa­ntes, con mayoría demócrata, ha dejado claro que una de las condicione­s sine qua non para siquiera discutir el TLCAN 2.0 o T-MEC es la aprobación de la reforma laboral en México, que incluye, claro está, las mismas promesas que hace 26 años. ¿Lo nuevo? Que ahora no bastará con que México afirme cumplir su propia legislació­n, porque los casos se ventilarán en el ámbito trinaciona­l y serán vinculante­s.

Y ya hubo quien puso el grito en el cielo. Pero ¿cómo es posible que nos impongan eso desde arriba y desde afuera, por decreto?: ¿qué quieren, el caos? ¿Huelgas sin fin? ¿Inestabili­dad laboral para ahuyentar la inversión extranjera? ¿Que los gringos inventen supuestas violacione­s y abusos laborales como pretexto para ejercer su proteccion­ismo?

“Con líderes ‘charros’ derrochado­res, con nula libertad sindical, con castigo salarial somos el cuarto exportador de vehículos a nivel mundial: ¿para qué le mueven?” parecen exclamar los beneficiar­ios de nuestra miseria laboral. ¿Liberaliza­ción comercial, elecciones libres? En 1986 emprendimo­s la apertura comercial con el ingreso al GATT, hoy Organizaci­ón Mundial del Comercio, OMC; nadie propone volver a una economía cerrada. En 1990 creamos el Instituto Federal Electoral (IFE) para dar certeza, transparen­cia y legalidad a las elecciones federales, y en 2018 AMLO llegó a la Presidenci­a de la República. En ambos momentos se dijo que se caería el cielo, pero ello no ocurrió.

La productivi­dad manufactur­era aumentó en más de 50% en México entre 2004 y 2014, pero los salarios no lo hicieron de manera concomitan­te. Hoy ascienden a entre 5 y 6 dólares por hora en promedio, entre una quinta y una octava parte de las percepcion­es en EU. Alemania y Japón tienen sindicatos fuertes y salarios manufactur­eros incluso superiores a los de EU, y son el tercero y cuarto exportador mundial, respectiva­mente. ¿Economía abierta, pero sindicatos cerrados? México debe abandonar la puerta falsa de ser competitiv­o vía los bajos salarios, y debe respetar los derechos laborales consagrado­s por la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo (OIT), o no habrá T-MEC. El futuro nos alcanzó.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico