FRACASO EN POLÍTICAS PARA PREVENIR LA CORRUPCIÓN
Eduardo Bohórquez, director de Transparencia Mexicana, señala que se deben replantear estrategias Junto con el Tecnológico de Monterrey, la organización lanza el C5 Anticorrupción
Atres años de la reforma anticorrupción en México, las políticas de prevención de la corrupción han fracasado. Se necesita repensarlas y también mejorar la sanción y la recuperación de activos. Lo anterior fue destacado por Eduardo Bohórquez, director nacional de la organización no gubernamental y apartidista Transparencia Mexicana, quien concedió entrevista a esta casa editorial.
El experto en ciencias políticas por la UNAM aseguró que, en términos de recuperación de activos involucrados en corrupción, el país y los estados de la federación están reprobados: «El tema de corrupción e impunidad es ya una prioridad nacional. Ahora hay que pasar de las declaraciones a los hechos; y hay que medir si nos movemos o seguimos atorados; pero, sobre todo, hay que saber dónde estamos atorados», subrayó.
µ Creación anticorrupción
En ese sentido, y en conjunto con el Tecnológico de Monterrey, Transparencia Mexicana lanzó la plataforma Centro de Fusión de Inteligencia, que concentrará información e indicadores que permitirán valorar objetivamente los avances de los sistemas anticorrupción en México. Explicó que en el país existen cada vez más estudios, más datos y más opiniones, pero es indispensable que toda la nueva información se analice de forma sistemática y coherente para saber si realmente se está avanzando en la agenda: «Hay que ver qué están viviendo las familias, cómo se comportan las empresas, qué están haciendo los Gobiernos en los tres órdenes de Gobierno. Se necesita hacer fusión de inteligencia y tener una valoración objetiva de si estamos avanzando o no», destacó.
Eduardo Bohórquez añadió que el también llamado C5 Anticorrupción está basado en el concepto de centro de fusión de inteligencia que utilizan los jefes de Estado y de Gobierno desde hace años. Es una plataforma de colaboración entre productores de información y conocimiento que permite tener una visión integral del problema. «Trabajaremos en cuando menos cinco líneas estratégicas: prevención de la corrupción, detección de la corrupción, investigación de la corrupción, sanción de la corrupción y recuperación de activos. La idea es fusionar estos indicadores y ver en dónde nos estamos moviendo y en dónde no».
µ Indicadores nacionales
Asimismo, el director de Transparencia Mexicana agregó que a la herramienta se sumarán académicos, analistas, inversionistas y empresas, siempre y cuando tengan información dura, basada en evidencia y que permita analizar cómo se comporta el fenómeno en el tiempo. Transparencia Mexicana dio a conocer, además, algunos indicadores relevantes sobre el Sistema Nacional Anticorrupción a tres años de su promulgación. Señala que desde el 2016 no se han podido establecer los mínimos necesarios para su funcionamiento en todo el territorio nacional, y hay 30 de 33 sistemas anticorrupción operando de forma integral con las reformas legales y el total de instancias que conforman al Comité Coordinador integradas. A su vez, a cuatro años de la demanda social por tener una plataforma nacional que integre las declaraciones patrimoniales y de intereses de los servidores públicos, esta no ha sido implementada e indica que sigue habiendo resistencias de los poderes públicos por adoptarla.
Destacó que fue solo hasta 2019, con la nueva Administración, que inició una coordinación sistemática con la Unidad de Inteligencia Financiera y el Servicio de Administración Tributaria en materia anticorrupción a nivel federal. Ha sido hasta este año que la Auditoría Superior de la Federación firmó un convenio marco con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público para que, a través del SAT, se haga uso de tecnologías de información para enfrentar el problema de la facturación falsa y de empresas fantasma. «Los estados, en general, carecen de capacidades de fiscalización y de Unidades de Inteligencia Financiera, y los que han abierto estas unidades no tienen mecanismos de gobernanza apropiadas para los mismos».
«Ahora hay que pasar de las declaraciones a los hechos. Y hay que medir si nos movemos o seguimos atorados; pero, sobre todo, hay que saber dónde estamos atorados»