Acta de Helsinki
El 1 de agosto de 1975, 35 países de Europa y América, entre ellos la URSS y Estados Unidos, suscribieron el Acta de Helsinki. El documento reconoce la igualdad soberana de todos los estados y la inviolabilidad de las fronteras. Los signatarios se comprometen a renunciar al empleo de la fuerza para resolver los conflictos internacionales, a no intervenir en los asuntos internos de otros países y a respetar el derecho de los pueblos a la autodeterminación. El principio III del Acta, que se refiere a la inviolabilidad de las fronteras fue de capital importancia para los países firmantes, sobre todo para la Unión Soviética: “Los Estados participantes consideran mutuamente como inviolables todas sus fronteras de todos los Estados en Europa y, en consecuencia, se abstendrán ahora y en el futuro de atacar dichas fronteras. En consecuencia, se abstendrán también de toda exigencia o de todo acto encaminado a apoderarse y usurpar todo o parte del territorio de cualquier Estado participante”. A pesar de la buena voluntad, los analistas consideran que sus resoluciones serán difíciles de aplicar en la práctica. Por ejemplo, a la propia Unión
Soviética se la acusó de violar los principios del Tratado en diversas ocasiones. Sin embargo, ahí está como uno de los documentos más importantes del siglo 20 con la finalidad de mantener la paz mundial.