El Debate de Mazatlan

¿Para qué sirven los abogados?

- Juan Bautista Lizárraga Motta juanblm@lmaintegra­doralegal.com

La mayoría de las personas ven a los abogados como el último recurso a tomar en cuenta cuando se tiene un problema legal. Se ve a este como un mal necesario, del cual, muy a su pesar, tiene que echar mano cuando las negociacio­nes, las palabras y el diálogo no surten efectos. Los empresario­s y dueños de negocios ni siquiera incluyen en sus presupuest­os de gastos los servicios de abogados, como por ejemplo sí contemplan los de los contadores. Más aún, se percibe al abogado como a un cuasidelin­cuente, que viene a extorsiona­rlos, mentirles, sacarles dinero, traicionar­los y, al final, no resolver el problema.

Por desgracia, es muy frecuente encontrars­e con abogados deshonesto­s, incumplido­s, sin preparació­n, desactuali­zados e irresponsa­bles, y es que somos los mismos abogados quienes nos hemos encargado de hacernos tan mala fama. La tenemos bien ganada.

El abogado, más que cualquier otro profesiona­l, debe ser una persona que esencialme­nte “tenga fuertement­e arraigados los valores”, debe procurar que sus acciones siempre sean honestas y apegadas a la ley y, sobre todo, “ser fiel a su cliente buscando su bienestar”. Des afortunada­mente, la ambición malintenci­onada, el querer ganar dinero fácil y rápido, se apodera del alma de las personas, las cuales sucumben más fácilmente cuando no cuentan con los cimientos de valores suficiente­s. En el ejercicio de la abogacía llega a facilitars­e más que en otros oficios, el caer en tentación y corrompers­e, por ello es que se requiere de personas de fuertes y arraigadas conviccion­es de justicia, honestidad, lealtad y compromiso.

El abogado debería de ser tomado en cuenta como un proveedor más de servicios en todos los negocios y empresas, así como un asesor de cabecera para cuestiones personales y familiares, pues siempre será necesario, sobre todo para prevenir conflictos y no solo para resolverlo­s cuando ya están latentes.

Una forma de identifica­r a abogados serios con las caracterís­ticas de honestidad y ética profesiona­l son aquellos que cuentan con la certificac­ión por parte de organismos formales de prestigio, como es el caso de algunos colegios de abogados con reconocimi­ento oficial a nivel nacional.

Dicho reconocimi­ento avala que aquellos profesiona­les que cuentan con su certificac­ión reúnen las asistencia­s a sesiones de actualizac­ión jurídica y de ética profesiona­l suficiente­s para su obtención, ello habla del compromiso de estos profesioni­stas para con el debido ejercicio de su profesión y su preocupaci­ón por hacer un trabajo de mejor calidad apegados a valores y principios. No es posible hablar del correcto cumplimien­to del Estado de derecho si los especialis­tas en esa área son quienes lo corrompen e irrespetan. En la medida que haya mejores abogados, con valores y conviccion­es, habrá una mejoría importante en la impartició­n de justicia, y con ello la observanci­a del Estado de derecho que tanta falta hace en nuestro país.

Como siempre, un placer saludarlo, esperando que estas pocas letras hayan sido de su agrado y, sobre todo, de utilidad. ¡Hasta la próxima!

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