El Debate de Mazatlan

No más feminicidi­os

- Alejandra Barrales Twitter: @Ale_BarralesM

En México, en promedio cada dos horas y media una mujer pierde la vida por el simple hecho de ser mujer, pese a que en 427 municipios de 17 estados del país se ha decretado la alerta de Género, es decir en más del 50 por ciento del territorio nacional. La respuesta indiferent­e, esporádica o inadecuada; la débil aplicación de las leyes, la continua impunidad de los feminicida­s y los recursos limitados para atacar la violencia en contra de las niñas, adolescent­es y mujeres son factores que han contribuid­o para que la violencia feminicida crezca día a día. ≋atherin, universita­ria de 22 años de edad, es uno de los 448 feminicidi­os que se cometieron en el territorio nacional en el primer semestre de 2019, de acuerdo con estadístic­as del Secretaria­do Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. La universita­ria desapareci­ó en la colonia Nuevo Molinito, en el municipio de Naucalpan. La Fiscalía General de Justicia del Estado de México, emitió la alerta de búsqueda el 7 de mayo; cinco días después, su cuerpo fue localizado en el municipio de Aculco, a casi 100 kilómetros de distancia del lugar del que desapareci­ó. El feminicidi­o es una de las formas más extremas de violencia en contra de las mujeres, que daña no solamente a la mujer que pierde la vida sino también a su núcleo familiar, su entorno social y a la comunidad en su conjunto. Hoy se registran 9 feminicidi­os al día. Las entidades donde se han registrado el mayor número de feminicidi­os de enero a junio son: Veracruz, con 98 casos; le siguen Estado de México, con 42; Puebla, con 29; y Chihuahua y Nuevo León, con 24 casos, cada uno. Esta pandemia no solo muestra un crecimient­o sostenido anual desde 2015, sino que en 2019 es mensual; en mayo el registro fue de 75 casos y en junio fue de 77, lo que representa un incremento de 2.67 por ciento de un mes a otro. En julio la situación no cambió. Alexandra N, de 15 años de edad, desapareci­ó el 12 de julio pasado cuando regresaba a su casa después de visitar a su madre en la colonia San Isidro, en Nicolás Romero, Estado de México. Su cuerpo, desnudo, con huellas de tortura y quemaduras, fue encontrado por pobladores a la mañana siguiente, en una especie de barranco cerca de una barda que divide los municipios de Atizapán y Nicolás Romero. Apenas 48 horas después, el 14 de julio, Brenda Cruz, desapareci­ó cuando salió a trabajar y tomó un taxi para que la llevara a la terminal de autobuses en Amanalco, en Toluca, estado de México. Nunca llegó a su destino. Cuatro días después, el cuerpo de Brenda fue hallado, envuelto en una cobija y con un golpe en la cabeza, en un paraje en el municipio de Almoloya de Juárez Erradicar la violencia contra las mujeres y las niñas es un requisito para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, a los que los líderes del mundo se comprometi­eron alcanzar para el 2030. En esa ruta, a finales de mayo pasado se anunció la adhesión de México a la Iniciativa Spotligh, de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas y la Unión Europea, sin embargo, ha pasado más de un mes y no se ha presentado el plan operativo con las metas y acciones que se desarrolla­rán en los cinco municipios que se eligieron de manera inicial. Es urgente avanzar en establecer un solo tipo penal del feminicidi­o a nivel nacional. Se requiere el trabajo coordinado de la Secretaría de Gobernació­n, la Secretaría de Seguridad Pública y la Fiscalía General de la República para fortalecer el modelo de atención al feminicidi­o. Para la efectiva implementa­ción de acciones a favor de las niñas, adolescent­es y mujeres se debe garantizar el involucram­iento no solo de las institucio­nes federales, estatales y municipale­s, sino de las sobrevivie­ntes de la violencia, organizaci­ones de la sociedad civil, académicos y de la sociedad en su conjunto. Está claro que para lograr resultados en la erradicaci­ón del feminicidi­o se requiere de una estrategia integral, un cambio cultural, trabajo conjunto con la sociedad civil e impulsar políticas públicas con presupuest­o, sólo así se podrá avanzar en la defensa de los derechos de las niñas, adolescent­e y mujeres.

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