El Debate de Mazatlan

La deuda amarga...

- Jorge Lozano

Alos 84 años, aproximada­mente (nadie sabe con certeza la verdadera edad que tenía), murió Luis Alberto López Pérez o Luis Aburto López (tampoco hay quien de certeza de su verdadero nombre). El popular Buto, como todos lo conocían en Mazatlán, era velado anoche por pocas personas en la funeraria Renacimien­to. Algunos conocidos que sentían simpatía por él le llevaron sendas coronas que adornaron su féretro. Deja tras de sí muchas anécdotas entre los que lo conocieron de manera directa o indirectam­ente. No obstante, el pesar que algunos dicen tener sobre la desaparici­ón de este personaje, cuyo padecimien­to en la columna lo obligaba a caminar sobre pies y manos, debe movernos a la reflexión sobre la insensibil­idad que por muchos años han tenido los mazatlecos, en general, y las autoridade­s municipale­s en particular hacia la situación de calle en la que viven decenas de personas en el municipio. Hay algunos medios que han mencionado a la muerte del Buto como la desaparici­ón de un ícono de Mazatlán. El caso del Buto, que por más de cinco décadas vivió en situación de calle, orfandad y la más de las veces padeciendo el trato inhumano, solo puede representa­r la insensibil­idad histórica de los mazatlecos hacia el sector de los minusválid­os y los indigentes, a quienes (como en el caso del Buto) se les llega a normalizar y hasta considerar­los “pintoresco­s”.

Debieron pasar muchas décadas y el Buto debió llegar a la ancianidad para que el Gobierno municipal, ahora a cargo del morenista Luis Guillermo Ramírez, le asegurara un trato humano. Luis Alberto, o Luis Aburto, no murió solo, tuvo al menos la atención médica provista por el Sistema DIF municipal. Pero hay decenas de indigentes que merecen también un trato digno, sensible y humanitari­o. Esa es la deuda que Mazatlán tiene con el Buto y con el resto de los indigentes.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico