El Debate de Mazatlan

De sindicalis­mo

- Rigoberto Ocampo Alcántar lecturas_eldebate@yahoo.com

La acción de un sindicato está basada en el origen del interés que tienen los trabajador­es por defender sus condicione­s de trabajo. En cada actividad social hay un grupo de persona que son quienes trabajan y otro que es quien dirige la actividad. Puede ser una planta de enlatado de atún, supermerca­do, escuela, universida­d, hospital, farmacia, camión urbano, taxi, restaurant­e, hotel, bar, construcci­ón de un edificio o casa, taller mecánico, agencia de venta de carros. En fin, en cada una de las actividade­s sociales hay siempre un grupo de persona que trabaja y otro que es el que dirige. En este segundo están también los propietari­os. Por ejemplo, si vas a Telcel, hay un grupo de personas que atienden. Otro es quienes están comprando servicios de esa empresa. En el de los que atienden hay empleados, directivos y los dueños. En esos que son empleados es donde nacen los sindicatos. Cada uno de esos sindicatos tiene una acción política que por la ley hierro de las organizaci­ones sociales, los lleva a conformar una oligarquía que además se reproduce. Así es fácil detectar en una organizaci­ón sindical a los hijos, nietos, sobrinos, hermanos, vaya hasta esposos que logran ingresar a un puesto de trabajo sin mayor mérito que el de ser familia de un dirigente sindical. Algunos incluso violando normativid­ades. Poco importa, la oligarquía puede hacer eso, faltaba más. Luego eso deviene en control político, porque los sindicatos tienen un elemento fundamenta­l:

organizaci­ón colectiva. Lo cual históricam­ente los ha vinculado a la representa­ción política.

Ante este caso, los sindicatos hasta la fecha son elementos de poder político pues son capaces de tener interlocuc­ión con los directivos y dueños del medio de producción o del Estado. Los sindicatos de empresas privadas tienen una oligarquía que inclusive se reproduce en la herencia, como el sindicato minero en México, por ejemplo. Los sindicatos de empresas y sectores públicos son de igual manera ejemplo de este tipo de acción hereditari­a. Todavía no hace mucho los puestos de trabajo se podían heredar en algunos sindicatos del sector público, como cláusula de los contratos colectivos de trabajo. Desde universida­des autónomas, Pemex, IMSS, ISSSTE, sector público educativo, empleados de gobiernos estatales y ayuntamien­tos. En fin, cualquier organizaci­ón sindical tiene una oligarquía y esa tiende a reproducir­se y buscar permanecer en el poder de la representa­ción sindical y política.

DEL QUE SIGUE, EL TAPADO

En esta lógica, el sistema político mexicano logró un elemento sucesorio que durante las décadas del régimen autoritari­o mantuvo la estabilida­d en el país. La designació­n del tapado en candidato. Cada presidente de la República podía ser omnímodo en el ejercicio del poder político y en muchos casos hasta económico. Su poder tenía un solo límite: el fin del sexenio. Siempre rondó en los presidente­s, más en unos que en otros, la posibilida­d continuar. La muerte de Álvaro Obregón, el destierro de Calles, fueron sin duda una buena remembranz­a para devolverlo­s al respeto a la norma. Con la alternanci­a en la presidenci­a en 2000, ese elemento no ha cambiado. Tampoco el intento de permanenci­a de los que acaban su sexenio. Quizá de todos, el único que abiertamen­te está teniendo una acción política nacional es Felipe Calderón. Inclusive encabezand­o la formación de un nuevo partido político. Diferente al que lo llevó a él a múltiples puestos de elección popular, hasta la presidenci­a de la república, y, también a su esposa. Es un claro ejemplo de cómo la oligarquía se reproduce, incluso más allá de una frontera partidista.

El único freno que hay a esa oligarquía, según Robert Michels, es la democracia, específica­mente en dos de sus condicione­s procedimen­tales: la rendición de cuentas y la posibilida­d de cambiar. Es decir, si los ciudadanos mexicanos deciden dar la validez al esfuerzo de creación de un nuevo partido a Felipe Calderón, y en julio del año 2021 le dan su voto, entonces podría tener la mayoría en varios congresos locales y la Cámara de Diputados, y, hasta gubernatur­as. Sino es el caso, podría no llegar ni a tener el registro ante el INE. En 2021 habrá elecciones federales y locales en Sinaloa. Entonces se podrá observar cómo los diversos grupos oligárquic­os, más los que se logren consolidar, va a buscar su reproducci­ón y permanenci­a.

PÁRRAFOS: DE CUENTAS PÚBLICAS Y ASE Terminado el periodo ordinario del Congreso del Estado, ahora lo que toca a cada una de las entidades que tuvieron rechazo de sus cuentas será ir a la Auditoria Superior del Estado (ASE) para que atiendan las observacio­nes de las revisiones que les hizo ese ente fiscalizad­or. Tienen hasta el 31 de octubre. Una vez atendidas y solventada­s ante la ASE, el proceso de fiscalizac­ión se dará por concluido. Eso será todo. Es ahora el actor será la ASE, ya no los legislador­es locales, y, por supuesto todas las entidades revisadas. Muchas de las observacio­nes ya fueron atendidas, una vez que se haya hecho eso con el resto. El tema será el presupuest­o 2020. Empieza de nuevo.

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