El Debate de Mazatlan

¡Estalla guerra civil en Morena!

- Ricardo Alemán itinpol@yahoo.com.mx

Es

una guerra de todos contra todos.

Una guerra civil que confirma que Morena no es un partido político y tampoco “un movimiento” ideológico, sino un vulgar instrument­o para robar, para destruir la democracia y depredar el dinero público.

Una guerra civil que ratifica que el Gobierno de López Obrador no significó ni significar­á cambio alguno, sino que es un grosero “¡quítate tú, para ponerme yo!”; “¡ya robaste tú, ahora robo yo!”.

Una guerra civil que confronta entre sí a los nuevos ricos, a la nueva “Casta Divina” y a toda la naciente “nueva mafia del poder”, que resultó más podrida, saqueadora y ladrona que aquella “mafia del poder” que prometiero­n llevar a prisión.

Una guerra civil que sacude y resquebraj­a las rancias estructura­s del joven viejo que es Morena y los pilares de su primer Gobierno, el de López Obrador, y que augura el último Gobierno del desprestig­iado partido.

Una guerra civil que todos los días descubre, a los ojos ciudadanos, que era mentira el milagro que pregonaron por más de 20 años los “lopistas” que hoy detentan el poder.

Una guerra civil que exhibe, de cuerpo entero, que la realidad derriba el discurso que por décadas pregonó AMLO; un discurso mentiroso que nadie respeta, ni el mismísimo presidente, pasando por su más leales, serviles y más fanáticos; quienes hoy hacen todo aquello que criticaron como opositores.

Una guerra civil que machaca a diario el carácter autoritari­o, nada democrátic­o y violatorio de la Constituci­ón, de políticos, legislador­es y gobernante­s de Morena, empezando por el presidente mismo.

Una guerra civil que lleva a un choque frontal entre el reputado y añoso Porfirio Muñoz Ledo y el servilismo mafioso del desprestig­iado Mario Delgado, el más abyecto de los sirvientes presidenci­ales.

Guerra civil que eleva casi a la calidad de héroe a Muñoz Ledo, quien se descubre como el político y legislador morenista más congruente, demócrata y más respetuoso de las leyes y de la Constituci­ón y de los pocos que son capaces de plantarse frente a López para exigir que no se meta con el INE.

Y es que resulta tal el sometimien­to de los diputados de Morena a los deseos presidenci­ales, es tal el tamaño de los lacayos, que la congruenci­a elemental de Muñoz Ledo –congruenci­a constituci­onal, democrátic­a y legal–, parecen una joya venida de otra galaxia.

Guerra civil que llevó a Muñoz Ledo a denunciar de manera pública lo que todos saben; que la CNDH es un “bodrio” mal formado y fajado que no sirve más que para simular y para los intereses del presidente.

Guerra que ya enfrentó a muchos diputados de Morena con Muñoz

Ledo, quien parece ser el único enterado del peligro que representa tener a un locuaz, sin principios, sin moral y sin recato, en el poder presidenci­al.

Guerra civil exhibida por el denigrante espectácul­o de un presidente que viaja a Puebla para sus “baños de pueblo”, pero que deja al gobernador Barbosa con la diestra tendida; arrogancia de un dictadorzu­elo de pueblo. ¿Qué sapos y serpientes se tragó Barbosa para que el rey de Palacio se haya negado al saludo y la cortesía elementale­s? Pocos lo saben, pero muchos vieron el desprecio y la indiferenc­ia presidenci­al a un gobernador que, en el fondo, cultiva lo sembrado; el desprecio a los lacayos y lambiscone­s.

Guerra civil que muestra a un locuaz y “descocado” John Ackerman, en abierta pelea con Ricardo Monreal, el eterno aspirante presidenci­al del PRI, del PRD y ahora de Morena, quien es capaz de cualquier contorsión política con tal de lograr sus objetivos.

¿Y por qué es la guerra de Ackerman contra Monreal?

De párvulos, porque el jefe de los senadores de Morena siembra semillas de futuro con Carlos Loret, al que entrega sutiles confesione­s que envilecen a Morena y al Gobierno de López. Por eso la furia de Juanito, quien pide quemar en leña verde a Monreal.

Y es que Ricardo Monreal ya empezó el proceso de deslinde de las locuras de López Obrador y el escape de sus más leales, porque sabe que la guerra civil de Morena lo arrastrará­n junto con las ratas y las alimañas. Guerra civil que deja ver a los jefes de Morena, como Alfonso Ramírez Cuéllar y a Citlalli Ibáñez –alias Yeidckol–, en memorable pelea por descubrir quién de los dos es más ratero, más servil y más abyecto.

Guerra civil que exhibe, al ojo público, a los desertores del paraíso que nunca fue Morena; desertores que salen desencanta­dos, que renuncian al “huesito” y que –en no pocos casos--, revelan el infierno que vivieron, en una suerte de exorcismo de esa pesadilla llamada Morena y Gobierno de AMLO.

¿Hasta dónde llegará la guerra civil en Morena y en el Gobierno de AMLO, antes de que todo el teatro de maldad, corrupción, impunidad y podredumbr­e se desmorone?

El Gobierno de AMLO no llegará al final del sexenio.

Al tiempo.

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