* Serie del Caribe: antagonismo, caprichos, torpezas
Hasta el último aliento esperanzador (finalmente, dicen, la esperanza muere al último y enmendar es de sabios), Luis Guillermo Benítez Torres esperará cachar la ensalivada bola que, con bastante jiribilla caprichosa, se encuentra todavía en el terreno de los Toledo para que éstos canten (o desencanten) el ansiado play ball de la titubeante Serie del Caribe Mazatlán 2021.
Este día -si es que no hay cambio de última hora (ya ve que el hombre propone, Dios dispone...y la pandemia lo descompone)-, la presidencia de Espectáculos del Pacífico deberá pronunciarse por aceptar, o negar, la propuesta de apoyo que, dicho sea de paso, tardía y desesperadamente le propone la administración ‘quimiquista’ en aras de evitar que el clásico caribeño de beisbol termine por aterrizar en otra plaza afín a la Liga Mexicana del Pacífico.
Desde abril pasado, cuando el Ayuntamiento abrogó el (prolongado y mañoso) comodato del ‘Teodoro Mariscal’ a la familia Toledo con un pleito inútil que debió evitar con un mejor tacto y seso político, la Serie del Caribe pasó a ser el evento de la discordia, atrincherado por antagonismo, caprichos y torpezas que sigue sin concebir mi aturdido cerebrito.
Precisamente por la innecesaria puja (más allá que ésta haya tumbado de las manos del clan Toledo el millonario emporio del estadio beisbolero), el cazador y envalentonado Benítez Torres terminó por ser un cazado medroso, puesto que es ahora él quien busca a los directivos, les implora que no hagan más cansada la cosa y les tiende la mesa (exonerándolos de cualquier cobro para usar el recinto vía Serie del Caribe) para que el ‘mini clásico caribeño’ siga con sus planes de efectuarse aquí en 2021...si es que el Covid-19 no termina por estropearlo.
Hoy (si no hay cambio de rieles), el dueño del Equipo de la
Década (¡qué va -dijeran jocosamente por acá- el Equipo
del Siglo!, je, je) deberá decidir si acepta coger la mano del bondadoso Benítez Torres a cambio de darle al pueblo ¿pan y circo? mediante un espectáculo de hartas ganancias que ni la comuna ni los organizadores querrán dejar ir, pese a sus querencias antagónicas.
En este pleito de bobos, Benítez Torres pecó de novicio, seguramente asesorado por un -pésimo y sabiondo- consejero que le susurró al oído: debió ajustar a los Toledo mediante la advertencia y la negociación, pero le ganó su carácter protagónico, su revanchismo político, y ahí están las consecuencias.
Y, del lado de enfrente, mal hizo la familia Toledo en darle armas al municipio. Si -como se dice- incumplió acuerdos, quedó mal acostumbrado de sus cuates gobernantes del trienio anterior, que quizá no solo le solaparon, sino que los amparó con el manto protector de ‘cuates y cuotas’.
Ahora, ambos andan inúltimente empleitados, sin saber qué hacer, con el tiempo encima y con una afición expectante e incierta por saber si habrá o no Serie del Caribe.
¡Ajúa!
La del estribo...
Y ya que andamos metidos en este berenjenal beisbolero, ayer ‘cerraron filas’ los otros dueños de equipos de la MexPac en apoyo a Venados para que hagan en Mazatlán el espectáculo caribeño de marras. Y todo apunta a que, al final, habrá ‘abrazos, no balazos’. Ja.