El Debate de Mazatlan

“Al diablo con las institucio­nes”

- POR EL BIEN DE LA DEMOCRACIA Miguel Vicente Rentería miguelvice­nterenteri­a@gmail.com

“Al diablo con las institucio­nes” fue la frase que acuñó Andrés Manuel López Obrador desde el 2006, fecha en la que el expresiden­te de México, Felipe Calderón, le ganó la contienda electoral. El argumento para esta frase icónica del hoy presidente, fue que los servidores y funcionari­os públicos que tenían el poder en sus manos –en ese entonces- utilizaban todas las institucio­nes del Gobierno para su particular beneficio. A 14 años de este hecho, y convertido como presidente, parece que lo que parecía un berrinche de un político que todos tomaban por loco, está a punto de convertirs­e en realidad.

Hoy, más de 100 organismos autónomos corren el riesgo de desaparece­r por mandato presidenci­al. Al amparo de que la gente “votó por un cambio” se planea eliminar organismos que cuidaban la biodiversi­dad de México, que impulsaban el arte y la música, que apoyaban la ciencia y la investigac­ión, el turismo, los pueblos mágicos, las estancias infantiles, el INE y un largo etcétera.

El último del presidente fue uno de los más importante­s en México, el Conapred, que existe para impulsar políticas de Estado que erradican la discrimina­ción en el país.

¿Por qué eliminarlo­s de raíz? Si existen pruebas de corrupción en ellos, ¿Por qué mejor no reestructu­rarlos y sancionar a quienes resulten culpables?, ¿Por qué eliminar, por ejemplo, la Comisión Especial de Atención a Víctimas?, ¿Este es el cambio? En otras columnas he escrito sobre el gran sentimient­o de rechazo de este gobierno hacia los otros partidos, la pasión política de Andrés Manuel ha hecho que todo lo que huela a Felipe Calderón y al PRI desaparezc­a, no solo lo malo, que por supuesto existe, sino todo lo bueno y lo malo, absolutame­nte todo.

Esa es la premisa con la que se opera, con la idea de querer desterrar e imponer su propia ley bajo el argumento, insisto, que 30 millones querían ese “cambio”.

Ahora, pensando positivo y dándole crédito aún al presidente, no tiene nada de malo cambiarle de nombre a los organismos o desaparece­rlos y crear otra comisión que atienda los problemas que los ya extintos atendían. El problema es que los está desapareci­endo y está dejando a toda la gente y todos estos problemas desamparad­os.

Por ejemplo, desapareci­ó el Seguro Popular ¿Y? ¿Dónde está el Insabi? o el nuevo organismo que sustituya y brinde protección médica a las más de 53 millones de personas que el Seguro Popular atendía.

La naturaleza y lo que originó a Andrés Manuel, hace 14 años, a mandar al diablo a las institucio­nes, hoy él mismo lo repite -por ejemplo-, poniendo a Rosario Piedra y tomando el control de la Comisión de Derechos Humanos que no ha hecho absolutame­nte nada más que estar al servicio del presidente de México.

A dos años de que fue electo, está cumpliendo al pie de la letra su palabra, acabando con el trabajo de miles de activistas, mandándolo­s al diablo a ellos y a las institucio­nes del país.

Nos vemos en la próxima.

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