El sueño trunco de Mazatlán
Entre montañas y cañadas de la Sierra Madre Occidental existen túneles, puentes y estructuras abandonadas desde la década de los 60. Son los vestigios de un proyecto trunco que dejó incompleto un añejo sueño de Sinaloa y Durango. Es el trazo del proyecto ferroviario, el más ambicioso del país que por más de 20 años fue trabajado y en el que se invirtieron millones de pesos. Tan solo en 1954 y 1955, se ejercieron 21.3 millones de pesos, de aquellos que sí valían y se completó la construcción de 133 túneles. En los años subsiguientes se realizaron varias modificaciones al proyecto. Se cambió varias veces la terminal, entre Villa Unión y Concordia, y para ello se construyeron nuevas líneas. Luego, cuando apenas iniciaba la década de los 60, el plan se abandonó. Quedó pendiente el tramo más complicado debido a su topografía del terreno y las difíciles técnicas para unir la línea ferroviaria entre Sinaloa y Durango. Hoy ese sueño es renovado y ampliado. Hoy se propone un corredor que una el puerto de Mazatlán con la ciudad canadiense de Winnipeg. El proyecto es impulsado por la empresa Caxxor Group y se le denomina T-Mec. El gobernador del estado, Quirino Ordaz, advierte que esta vez sí es posible concretar la línea ferroviaria a través de la zona serrana y para ello se reunirá con un grupo de inversionistas. El apoyo del gobierno para el proyecto es total. Sin embargo, el plan requiere del cumplimiento de varios factores. Primero: el compromiso decidido del gobierno federal para sacar a delante el plan. Dos: la construcción de un nuevo puerto comercial en Mazatlán, suficiente para satisfacer las necesidades y requerimientos en el movimiento de carga de los sectores energéticos de Texas, principalmente. Es ahí donde entra el trabajo gestor del gobierno de Sinaloa y demás actores, pues la Federación tiene otras prioridades.