Duro golpe a la credibilidad de la Sedena
LA DETENCIÓN DEL GENERAL. Cimbró en México la noticia de la detención en los Estados Unidos del general Salvador Cienfuegos, exsecretario de la Defensa Nacional en el Gobierno de Enrique Peña Nieto, por ser uno de los principales responsables del combate al narcotráfico en ese sexenio. Su detención, bajo los cargos de lavado de dinero, complicidad con el narcotráfico y colusión con el mismo, pone en entredicho la honorabilidad de la institución que encabezó, o sea la Sedena, al exhibir la posibilidad de que una parte del Ejército haya sido corrompida por los dineros del narcotráfico.
No todos en el Ejército son cómplices, pero el hecho de que su mando superior en el sexenio pasado esté siendo acusado en los Estados Unidos de haber aliado con el narcotráfico, cuestiona la viabilidad de la estrategia de colocar al Ejército al frente en el combate al crimen organizado. Porque en el pasado y en el presente, el Ejército es la institución principal, junto con la Marina, del combate al narcotráfico, y el hecho de que se exhiba la posibilidad de que uno de sus más altos mandos en la administración de Peña Nieto se haya coludido con narcotraficantes, debilita la estrategia de seguridad en México, sobre todo porque aquí no hay investigaciones abiertas en contra del general, ni contra ninguno de sus colaboradores en la administración pasada.
La duda sembrada sobre la honorabilidad en la Sedena, y la pertinencia de que siga el Ejército encabezando el combate al narcotráfico en el país, es un duro golpe a la estrategia del Gobierno mexicano, incluso para el gobierno de AMLO, no solo para el de Peña Nieto, porque la apuesta sigue siendo a la militarización en el combate al crimen organizado, tanto que la Guardia Nacional está integrada por militares fundamentalmente.
Lo peor es que el Gobierno de Estados Unidos, por lo que se sabe, no tuvo la confianza en hacerle del conocimiento al Gobierno de México de sus planes para la detención del general, sino que, una vez detenido Salvador Cienfuegos en Los Ángeles, le notificaron al Gobierno mexicano. Pero no antes, como debió haber sido, en aras de una buena relación diplomática.
A las mismas autoridades de México les sorprendió la noticia, por las implicaciones que tiene en la estrategia nacional del combate al narcotráfico y en la credibilidad de la Sedena. ¿O no?
CONTRADICCIONES. Los panteones permanecerán cerrados el Día de Muertos en Sinaloa para evitar aglomeraciones en esos lugares en esas fechas, y supuestamente para prevenir los contagios de COVID-19. Sin embargo, los estadios de beisbol y de futbol estarán abiertos, y a ellos acuden las autoridades municipales, pese a que, según se observó en estos días, lo que predomina en los estadios es el desorden, la aglomeración y la festividad al interior. ¿O no?
O sea que para venerar a los muertos no hay permiso, a pesar del dolor que viven muchas familias, y la alta letalidad que hemos tenido por coronavirus; no hay condiciones, dicen las autoridades, para ir a visitar a los fallecidos en esos días, pero sí hay permiso para las pachangas que se están armando en los estadios.
Así de contradictorias son algunas de las decisiones de las autoridades en Sinaloa, de por sí una parte de la población busca pretextos para la irresponsabilidad de sus conductas y descuidos de la salud pública, y al ver a las autoridades poner el mal ejemplo les dan razones para justificar su descuido. ¿O no?