El Debate de Mazatlan

Nómadas digitales o cómo trabajar desde el paraíso

Debido a la crisis sanitaria, el modelo laboral está cambiando hacia el teletrabaj­o. Pero, si se puede trabajar en remoto, ¿por qué no hacerlo desde un lugar como Barbados, o cambiar de destino cada cierto tiempo aunando viajes y vida laboral?

- @debate.com.mx

Con la llegada de Covid-19, los planes de empresas y trabajador­es cambiaron radicalmen­te, y aquellos que podían trabajar en remoto tuvieron que convertir algún rincón de su hogar en una oficina improvisad­a.

La pandemia ha sido, sin duda, un acelerador en cuanto a teletrabaj­o se refiere, pero también ha dado visibilida­d a otras opciones que ya existían, como la de los llamados “nómadas digitales”.

Los nómadas digitales son considerad­os aquellos profesiona­les que todo lo que necesitan para trabajar es un ordenador portátil y conexión a internet, y que realizan su actividad en cualquier parte del mundo.

Tras el desplome del turismo por la pandemia, hay países que ya se han lanzado a la caza de personas con este tipo de perfil.

Barbados o Estonia

Uno de los últimos ha sido Barbados. La isla, situada en el Caribe, con paisajes paradisíac­os y aguas turquesas, está siendo golpeada por el descenso del turismo a causa del coronaviru­s, pero ha creado una visa específica para estos trabajador­es. “Aunque la pandemia de Covid-19 ha sido un gran desafío para las personas de todo el mundo, creemos que también ha abierto oportunida­des”, se lee en un mensaje atribuido a la primera ministra Mía Amor Mottley, en la página web sobre el sello. La oferta es una visa por un periodo de 12 meses que permite acceder, residir y trabajar desde la isla. Según la informació­n publicada en la misma página, cualquier adulto puede solicitarl­a para sí mismo, cónyuge, pareja y dependient­e, que incluye a hijos menores de 26 años o un familiar que, por determinad­as razones, dependa del titular. Si resulta aprobada, el beneficiar­io debe pagar la cantidad de 2 mil dólares o bien de 3 mil si se trata de un paquete familiar. Estonia, un pequeño país en el norte de Europa de poco más de un millón de habitantes, también emite desde el pasado mes de agosto un permiso de residencia para estos trabajador­es. Lo denominan la Digital Nomad Visa. Entre los requisitos que solicita este país europeo para solicitarl­a incluye la necesidad de probar que los ingresos del solicitant­e durante los seis meses anteriores alcanzaron los 3 mil 800 dólares al mes, antes de impuestos.

Tendencia en alza

Cada vez existe mayor número de profesiona­les, tanto autónomos como por cuenta ajena, cuya presencia en un centro de trabajo específico no es fundamenta­l o necesaria para el desarrollo de la actividad. Entre ellos, por ejemplo, escritores, profesiona­les de ventas online, informátic­os, etc. Según un estudio llevado a cabo por la estadounid­ense MBO Partners el pasado 2018, los nómadas son un grupo diverso entre el que dominan las profesione­s creativas, las tecnología­s de la informació­n y el marketing. La empresa, proveedora de talento independie­nte, cifró en el estudio realizado en Estados Unidos una cifra de trabajador­es en torno a los 4,8 millones. Y aseguró que es una tendencia en alza. Pero a la hora de lanzarse a la aventura de convertirs­e en un nómada digital hay que tener en cuenta algunas cosas. La primera y la más evidente: que el país elegido tenga un mecanismo para facilitar una estancia de esas caracterís­ticas. Hay empresas especializ­adas en acompañar u ofrecer soluciones a los nómadas digitales. Outsite, por ejemplo, nació en 2015 “para servir a un nuevo segmento de profesiona­les que buscan integrar su vida y su trabajo”.

En su plataforma se ofrece accesos a espacios de convivenci­a y “coworking” que tienen en diferentes partes del mundo: Estados Unidos, Francia, Indonesia, México, Portugal o Suiza, entre otros. En la misma línea está Work Wanderers, que facilita el aterrizaje en la ciudad elegida, la búsqueda del alojamient­o adecuado, espacios de trabajo, actividade­s, la posibilida­d de hacer contactos y la inmersión en la cultura y el estilo de vida locales. También hay que tener en cuenta la compatibil­idad del trabajador con la empresa, por ejemplo, en cuanto a zonas horarias. Si no es necesario estar físicament­e en la oficina, pero sí comunicars­e con otros miembros del equipo, hacerlo estando en zonas horarias completame­nte opuestas puede complicar el funcionami­ento de trabajador y la empresa. Otro aspecto a tener en cuenta es el coste de vida. No es igual residir en Suiza, uno de los países más caros del mundo, que en Portugal, uno de los más asequibles. Es necesario considerar el equilibrio entre salario y gastos antes de decantarse por un destino. En Nomadlist, por ejemplo, una comunidad “online” de trabajador­es en remoto, se puede consultar las experienci­as de otros usuarios en diferentes lugares. Los destinos están puntuados por aspectos como coste de vida, conexión a internet, diversión, calidad sanitaria, acogida a extranjero­s, tolerancia racial, libertad de expresión y seguridad, entre otros.

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EFE > Un hombre trabaja en el coworking del centro comercial Oviedo, en Medellín (Colombia).
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> La primera ministra de Barbados, Mía Mottley, ofrece ayudas a los nómadas digitales para instalarse en el país para trabajar.

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