La fragilidad de la vida
Hace no muchos días, una amiga se acercó a mí para contarme una historia de esas que deja un agujero en el corazón e invita a la reflexión; cuando ella cursaba la universidad, una de las personas que siempre hizo de su soporte fue una de sus maestras de la carrera que ella estudiaba. La maestra siempre creyó en ella. Le dio asilo en su hogar, apoyo económico, moral y cariño en grandes cantidades. Le ayudó a florecer, como campo en plena primavera. Mi amiga concluyó la universidad, en gran parte, gracias a aquella maestra que fue su cimiento. Día a día recordaba a aquella gran mujer y se decía: “tengo que hacer algo sorprendente en agradecimiento a todo lo que ella hizo por mí, quiero pararme frente a ella y que escuche todo lo que significa para mí, pero no puede ser solo tan “simple”, tengo que planear algo extraordinario”. Los años pasaron y no lo hizo, tal vez por decidía, miedo o por el “pretexto” que no se le ocurría algo lo verdaderamente fantástico para ella. Ríos sin mar brotaban de sus ojos, mientras me decía:
- No lo hice y nunca lo haré.
- Aún puedes hacerlo, yo te ayudo a planear algo extraordinario.
- No, hace apenas unos pocos días, me dieron la noticia que mi bondadosa maestra había fallecido a causa del covid.
Latigazos de escalofríos recorren mi carne.
Esto me llevó a pensar
Cuán frágil es la vida y cuán cobardes somos.
Asimismo, tener la vida comprada.
Cuando la vida es efímera
He escuchado a personas decir, “estoy enamorado, pero le diré cuando sea el momento correcto”, no hay un momento adecuado, si el amor corre en tus venas, corre y exprésalo.
Los sueños anhelados a veces no ocurren, y siempre decimos “lo que tiene que ser será”, pero si no haces nada por ese sueño, nunca será.
Los inviernos pasarán y los días se irán en promesas que nunca se van a cumplir.
Di te quiero a las personas amadas.
Acepta esa salida con amigos.
Mándale esa canción que te recuerda a ella.
Contesta esa llamada. Ámalo como si lo fueras a perder.
Abro la galería de mi celular y me encuentro con fotos de momentos que no se repetirán.
Personas que tal vez nunca volveré a ver y amigos que se olvidarán de mi nombre; un día nos encontraremos en la calle y solo nos sonreiremos a la distancia Balas de culpa.