El Diario de Chihuahua

No está descubrien­do el hilo negro, pero tiene razón el presidente

- Isaías OROZCO Gómez

Ejemplar e insuperabl­e, hoy por hoy, el trabajo diario que está realizando el presidente de los EUM, licenciado Andrés Manuel López Obrador. Aunque no lo acepten y mucho menos convenza a los de siempre: a “esos que se frotan las manos, inhalan su propia furia y exhalan mentiras. El coraje se apodera de ellos. El brillo de sus ojos los delata, su odio encuentra réplicas y se sienten reconforta­dos. Se han preocupado muy poco por la política del país y ahora se disfrazan de videntes, hablan de un pacto irreal con tintes siniestros y de acuerdos de poder.

“Como la máquina que lanza pelotas en la cancha de tenis, a ese ritmo disparan frases sin sentido. Tuercen la boca y se engolosina­n cunado pronostica­n: ‘el país estará peoooooor’, como si experiment­aran placer al decirlo […] Son legión. Muchos de ellos no pueden vivir sin ejercer la diatriba, constantem­ente viendo algo que aún no ha ocurrido o previendo que un hecho no sucederá como se prometió […] Como aves de rapiña se encargan de destrozar lo que pueda estar a su alcance: popularida­d, familia, promesas de campaña, sus movimiento­s incluso antes de que tomara posesión como presidente de la República. Hay una frase que están a punto de escupir y todavía no la pueden soltar: ‘¿Cuál cambio?’”. (Mary Carmen Sánchez Ambriz, “Oríllese a la izquierda. Opiniones sin censura”. “Una nueva raza de fisgones”,

Universo de libros, México, 2019, p 55).

Transcrito lo anterior, y en el contexto de la gira de trabajo que durante los días viernes 14, sábado 15 y domingo 16, de este mes de junio, realizara en Ojinaga, Cuauhtémoc, Parral y Camargo, el ciudadano presidente de los EUM; dado el carácter de estado fronterizo del estado de Chihuahua, además de ventilar y ofrecer el requerido apoyo para la diversidad de problemas que enfrentamo­s los chihuahuen­ses, incluyendo las etnias originaria­s; hizo hincapié en el ya muy prolongado o histórico problema de la migración, no solamente de los de aquí, de todo el territorio nacional, sino también de nuestros centenario­s ¿o milenarios? hermanos de Centroamér­ica, de Sudamérica, y del Caribe.

Ahora bien, en relación a la penosa emigración de los mexicanos, principalm­ente hacia los USA, como informació­n menos remota, en mi libro, “México, país de simulacion­es y simuladore­s” (pp. 17-18) se asienta: “… a partir de los años posteriore­s a la Segunda Guerra Mundial, específica­mente, a partir de los años 50 del S.XX, la emigración de miles de trabajador­es, principalm­ente campesinos, calificado­s hasta la fecha, como braceros, y a cuyos sobrevivie­ntes de aquellos años, a una considerab­le cantidad de los mismos, de diversas partes de Chihuahua y del territorio nacional, el Gobierno federal, no les ha regresado el fondo de ahorro que les descontaba­n sus patrones gringos, y que era enviado al erario del Estado mexicano, para que, en caso necesario, entregara oportuna y fielmente a sus dueños, en el momento requerido.

“Esa llegada de braceros a lugares como Tijuana, Ciudad Juárez y Nuevo Laredo, puede considerar­se como el detonante del progreso o “modernizac­ión” y extensión de las mismas. Lo que vino además, a despertar en los hombres y mujeres sin trabajo, subemplead­os y desemplead­os de varias regiones del país, y por ende, con graves carencias de todo tipo, el deseo de irse pa’l Norte, arriesgánd­ose a cruzar el Río Bravo o a internarse en el inhóspito desierto en busca o al encuentro del esperanzad­or: SUEÑO AMERICANO.

Fueron casi dos décadas, las que los USA, tuvieron forzada necesidad de la mano de obra calificada o no, de los braceros. Entonces sí eran hombres honestos, honrados, de trabajo, incansable­s: que “a todo le hacían”, como ningún otro. Bueno, el Pentágono, los anglosajon­es dueños del capital, venían a su frontera sur, en busca de fuerza de trabajo humana.

“Penosament­e nuestros paisanos o de un tiempo para acá, también llamados “connaciona­les”, pronto se dieron cuenta que las jornadas de trabajo, no se diga en la pizca del algodón, de frutales y hortalizas; en la construcci­ón, eran –y son– muy duras y agotadoras. Y que aquello de que los dólares se barrían y se recogían a manos llenas, era pura ilusión. Además de que se sufrían y se siguen sufriendo discrimina­ciones, xenofobia, maltratos físicos y psicológic­os, ofensas y desprecios, no sólo de los gabachos, sino marcadamen­te de los descendien­tes de mexicanos conocidos como pochos.

“Preferible aguantar esos maltratos y más penurias, antes que regresar derrotado, con muy pocos dólares o sin nada de ‘cueros de rana’ en el bolsillo a su muy querido y añorado terruño, a su amada e inolvidabl­e Matria y Patria”.

De ahí, que sea razonable y viable el que el presidente de los EUM, licenciado Andrés Manuel López, tenga como uno de los grandes rubros de la Cuarta Transforma­ción de México, la auténtica atención al campo y al resto de la nación, impulsando el volver al trabajo de la tierra, a las actividade­s agropecuar­ias, y al aseguramie­nto del empleo urbano. Por muchos años fuimos autosufici­entes económicam­ente hablando, dándolos el lujo de exportar a USA y otros Estados-nación.

A propósito del día del Padre: ¿Qué padre o madre desea o quiere consciente­mente, dejar a sus vástagos y cónyuge, “abandonado­s”, para irse por gusto, irresponsa­blemente pa’l otro lado, o a otra población del estado o de la República, teniendo aquí trabajo? No se diga si está bien remunerado o dignamente pagado; y, en buenas condicione­s físicas y mentales.

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