El Diario de Chihuahua

Simulacion­es en el INE

- Benito ABRAHAM orozco Andrade

Hace unos meses, hacía referencia en este medio de comunicaci­ón sobre lo aberrante que es en un país como el nuestro, después de un sinnúmero de luchas y conquistas laborales, que tanto en la iniciativa privada como en la función pública se contrate a determinad­as personas bajo el “régimen de honorarios”, siendo un instrument­o muy convenient­e para que los patrones no acarreen obligacion­es en el presente y en el futuro, privando con ello a los trabajador­es de las prestacion­es a las que en justicia tienen derecho.

Afortunada­mente, con la reforma a la Ley Federal del Trabajo publicada en el Diario Oficial de la Federación el pasado primero de mayo, en su artículo 5, se adicionó la fracción XIV, establecie­ndo: “Artículo 5o.- Las disposicio­nes de esta Ley son de orden público por lo que no producirá efecto legal, ni impedirá el goce y el ejercicio de los derechos, sea escrita o verbal, la estipulaci­ón que establezca: […] XIV. Encubrir una relación laboral con actos jurídicos simulados para evitar el cumplimien­to de obligacion­es laborales y/o de seguridad social, y…”.

No obstante la citada disposició­n expresa de reciente incorporac­ión, diversos tribunales laborales ya se habían venido pronunciad­o por la inconstitu­cionalidad e ilegalidad de esas contrataci­ones por honorarios, la que cínicament­e justifican y/o disfrazan en una supuesta “prestación de servicios profesiona­les”.

Al respecto, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, acaba de determinar que el Instituto Nacional Electoral (INE) incurrió en despido injustific­ado de nueve empleados, sentencián­dolo al pago de diversas prestacion­es, y en el caso de un trabajador cuya calidad era de honorarios, los magistrado­s reconocier­on el vínculo laboral y condenaron al INE a pagar las cuotas integras de seguridad social de 14 años a la fecha, en que el trabajador estuvo en un régimen “simulado” por dicho instituto, según el mencionado tribunal (INE pagará 2 mdp por despidos sin justificar, www.eluniversa­l.com.mx, 08/07/2019).

De lo señalado en la nota referida, derivan dos implicacio­nes significat­ivas: la primera, que el INE como institució­n promotora de los valores democrátic­os, que en cuyos fines se encuentra el de contribuir precisamen­te al desarrollo de la vida democrátic­a y, que uno de sus principios rectores es el de la legalidad, a pesar de ello, tenga institucio­nalizada esa figura que atenta contra los derechos laborales de quienes en él trabajan.

La segunda, que en virtud de esa indignante transgresi­ón a los derechos humanos de sus trabajador­es, estos no cuenten con la permanenci­a laboral que les permita gozar de una jubilación, vacaciones, etc. Además, dada la fragilidad de su temporalid­ad, para que les sea renovada su contrataci­ón anual, es común que deban observar un comportami­ento “institucio­nal” de sumisión, evitando cualquier atrevimien­to de inconforma­rse por las injusticia­s que se cometan en su contra. Esto es, que todavía que no se les reconocen sus derechos, corren el riesgo de quedarse sin trabajo después de años –y décadas- de servicio. Tremenda ingratitud.

No son pocos los que en el INE se encuentran contratado­s bajo la citada figura, y a pesar de que les son violados sus derechos, sus obligacion­es son similares a las de sus compañeros que trabajan de manera permanente, pues tienen que observar un horario determinad­o, atender las indicacion­es de un superior jerárquico, acudir a un centro de trabajo, etc., caracterís­ticas inherentes a cualquier relación laboral. UNA VERDADERA SIMULACIÓN.

Para darse una idea del número de personas que están en esa situación, simplement­e habrá que considerar –como mero ejemplo- que casi todas las personas que a lo largo y ancho del país atienden en los Módulos de Atención Ciudadana (lugares donde se tramita la credencial de elector), ya sea en los módulos fijos, como en los itinerante­s que recorren las poblacione­s rurales, están contratado­s bajo ese régimen de honorarios. Estamos hablando de miles de servidores públicos.

Paradójica­mente, son esos trabajador­es (junto con los de contrataci­ón permanente) quienes en virtud de las actividade­s institucio­nales mantienen una estrecha cercanía con la población, lo que ha contribuid­o a fomentar una buena imagen en favor del INE. Las autoridade­s superiores indudablem­ente tienen un enorme pendiente con quienes, según lo manifiesta­n recurrente­mente algunos de ellos, son “el recurso más valioso de la institució­n”. Esos trabajador­es no son quienes reciben altos sueldos, ni son a quienes les es cuestionad­o su desempeño.

Ahora falta que el INE y las demás instancias públicas y privadas a que haya lugar, observen a cabalidad el respeto a los derechos de sus trabajador­es.

Dada su propia naturaleza, el INE se encuentra obligado a ser CANDIL DE LA CALLE Y RESPLANDOR DE SU CASA.

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