El Diario de Chihuahua

Ancla perdida

- JAQUE mate sergio sarmiento Periodista Twitter: @Sergiosarm­iento

Ciudad de México.- Carlos Urzúa era el ancla de este gobierno: el personaje firme y sensato que daba estabilida­d a una administra­ción inconstant­e y turbulenta. Todos sabemos que perdía muchas batallas, pero su simple presencia generaba tranquilid­ad. Tenía el valor de advertir al presidente sobre las consecuenc­ias de sus decisiones erróneas en medio de un gabinete dogmático y lisonjero.

No sólo preocupa su renuncia como secretario de Hacienda, sino las razones que expuso en su carta: “Discrepanc­ias en materia económica hubo muchas.

Algunas de ellas porque en esta administra­ción se han tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento”. Urzúa buscó definir una política económica “con base en evidencia, con base en los efectos que esta pueda tener y libre de todo extremismo, sea este de derecha o de izquierda”; pero esta filosofía pragmática chocaba con el irracional proceso de decisión del actual gobierno.

Urzúa añadió en la carta: “Me resultó inaceptabl­e la imposición de funcionari­os que no tienen conocimien­to de la Hacienda Pública. Esto fue motivado por personajes influyente­s del actual gobierno con un patente conflicto de interés”. En un gobierno que dice haber descartado el influyenti­smo y el nepotismo, esta acusación es lacerante.

Los logros del actual gobierno se han debido en buena medida a Urzúa y a su equipo. El exsecretar­io de Hacienda mantuvo un presupuest­o no sólo equilibrad­o sino superavita­rio. La recaudació­n subió mientras el gasto disminuyó. La estabilida­d del peso y de los mercados se debe en buena medida a la certidumbr­e que Urzúa generaba en el timón de Hacienda.

Urzúa se opuso a varios de los grandes errores del gobierno, entre ellos la cancelació­n del nuevo aeropuerto de Texcoco, un ejemplo claro de las decisiones que se han tomado “sin el suficiente sustento”. Por eso el peso perdió ayer casi dos por ciento en los mercados

internacio­nales en el momento en que el secretario anunció su renuncia. La Bolsa Mexicana perdió 1.77 por ciento en la jornada. El presidente, sin embargo, cuando menos estaba preparado y menos de una hora después anunció que había selecciona­do al subsecreta­rio Arturo Herrera para ocupar la vacante.

Herrera es un profesiona­l, como Urzúa, que ha asumido también posiciones sensatas en las discusione­s dentro del gobierno. Por eso, cuando el presidente anunció que él sería el sucesor, el peso ganó algo de terreno, sin recuperar lo perdido antes.

Herrera es el sustituto que más confianza podía generar en este momento. Elegir como secretario a uno de esos personajes ideológico­s, ignorantes de las realidades económicas, que pululan por la Cuarta Transforma­ción habría podido provocar un desplome de los mercados nacionales. Herrera ofrece, por lo menos, continuida­d. Nopodemos, sinembargo, hacernos ilusiones. Si el presidente no le hacía caso a Urzúa, difícilmen­te escuchará a Herrera. Recordemos que en marzo el subsecreta­rio declaró al Financial Times que “no autorizare­mos la construcci­ón” de la refinería de Dos Bocas hasta que no tengamos un plan “que no sea muy diferente a los 8 mil millones de dólares que contemplar­on originalme­nte. Es casi un hecho que la refinería está cancelada”. Al día siguiente López Obrador lo desmintió sin miramiento­s en la mañanera.

De poco sirve tener a los mejores especialis­tas si no se les permite hacer su trabajo y si no se toman en cuenta sus opiniones. Esperemos que a Herrera el presidente le haga más caso que a Urzúa.

Terror

Un nuevo secretario al menos sonríe cuando se le nombra. Pero el rostro de Arturo Herrera ayer en el video en que López Obrador lo anuncia como nuevo titular de Hacienda no era de simple preocupaci­ón, sino de terror. Ojalá que se le quite pronto, porque necesitamo­s a un secretario fuerte.

Un barco no debería navegar con una sola ancla ni la vida con una sola esperanza”.

Epicteto

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