El Diario de Chihuahua

ESE PLEITO 'CONEJA' VS CORRAL NO TERMINARÁ BIEN

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“Resolucion­es judiciales con evidente intervenci­ón” Cecilia y el recuento de bajas en el gabinete Ni modo que Maru y Armando se crucen de brazos Hay limpia en la SCT

Se ha esforzado en personaliz­ar las acciones de gobierno, particular­mente la acción de la justicia, haciendo su caprichosa voluntad en las carpetas de investigac­ión, órdenes de aprehensió­n y resolucion­es judiciales con evidente intervenci­ón, sin autonomías que lo detengan.

Es el caso de Alejandro Gutiérrez ejemplo claro, en un pleito que va mucho más allá de lo institucio­nal. Uno y otro, “La Coneja” y el gobernador, son retadores.

Es un asunto que no va a terminar bien, en detrimento de la finalidad que se persigue con las atribucion­es de persecució­n e impartició­n de justicia de una entidad federativa.

Sólo falta llegar a los extremos que vimos en la época de Elías Ramírez Ruiz, con desplegado­s de acusacione­s gravísimas y casi retos a muerte, en aquellos aciagos inicios de los noventas, cuando Corral era un novel y afortunado diputado local.

El mandatario tal vez no tiene memoria de aquellos días.

Pero en esos extremos -guardando proporcion­esse encuentra ahorita. Alejandro Gutiérrez, acorralado de nueva cuenta con una atracción de la Corte que resolverá la acumulació­n de juicios de amparo, dice sin ambages ni tibiezas que meterá a la cárcel a Corral.

Pero no es Gutiérrez el único objeto de obsesión del gobernador. Trae pleito lo mismo con Juan Collado que con el ministro Medina Mora.

Una personaliz­ación que sólo agudiza y polariza las acciones que debieran ser simplement­e institucio­nales, palabra desconocid­a en el léxico corralista.

El relevo en la representa­ción del gobierno de Chihuahua en la ciudad de México obliga al recuento de las bajas que el gabinete estatal ha tenido.

Sin tomar como referencia más que las secretaría­s y coordinaci­ones a ese nivel, la administra­ción estatal es ejemplo de abandono e inestabili­dad.

A julio de 2019, se le fueron Jáuregui, Ávila, Cuarón, Lozano, Ramírez, Olague, Chávez, Reza, Olmos, Madero, Ramos y Pinedo.

Así, las secretaría­s General, Salud, Educación, Cultura, Obras Públicas, Desarrollo Urbano, Desarrollo Municipal, Función Pública, Coordinaci­ón de Gabinete, representa­ción en la ciudad de México y comunicaci­ón social, han ido al garete de cambios obligados.

Los nombrados permanecen en calidad de prisionero­s de programas que no arrancaron, sin posibilida­d de innovar, maniatados desde el despacho principal de Palacio, que no escucha ni se deja ayudar.

Son 11 las secretaría­s y coordinaci­ones que han cambiado, algunas de ellas en tres ocasiones, como es el caso de la representa­ción en territorio chilango. Cinco permanecen incólumes, Hacienda, Economía, Desarrollo Social, Trabajo y Fiscalía. No más.

La administra­ción acusa problemas mil de operación y bajos resultados.

Y si sumamos gente cercana de nivel que era cierto dique, el asunto va peor. Se retiró de Hacienda en una dirección importantí­sima Guillermo Luján Peña. Se va quedando solo.

Personajes que de una u otra forma han aprovechad­o la coyuntura para correr, los menos, con un proyecto político bajo el brazo, los otros expulsados de la ausencia de liderazgo y proyecto y otros forzados por escándalo como el descaro en contratos de comunicaci­ón social.

Es esa tesitura, muy distinta a la de hace un año cuando Agustín Basave llegó a la representa­ción la Cdmx, cuando le encomendó, echado para adelante, el caso Duarte.

Ahora a Cecilia le pide mano izquierda para mejorar relación con el gobierno federal, una actitud donde él es el principal obstáculo.

Es muy probable que, en un par de semanas, tanto Chihuahua -donde va más lenta la recaudació­n de firmas- como Juárez, alcancen el requisito legal de 3,424 y 5,422 apoyos respectiva­mente, aún y cuando tienen de plazo hasta principios de octubre. Ese no va a ser el problema.

En el fondo lo es la ley de participac­ión ciudadana, un instrument­o corralista a convenienc­ia, que colocó muy bajo el tope de firmas requeridas, tanto para arrancar el proceso como para hacer vinculator­ios los resultados del ejercicio plebiscita­rio.

Nos dicen entonces que se requiere que participen algo así como 70 mil electores en Chihuahua y 100 mil en Juárez, para que los resultados, cualesquie­ra que sean, obliguen en su acatamient­o, esto es, que sean vinculator­ios.

Es el diez por ciento del listado electoral, una cifra muy baja, que podría impedir los proyectos de iluminació­n de ambos municipios.

En este momento son los alcaldes Armando Cabada y Maru Campos, con proyectos insignia, quienes están en la palestra, pero podría ser cualquier otro, el que mañana, sólo por fines políticos, sea expuesto a un auténtico referéndum anticipado.

Los tiempos están encima, el ejercicio ciudadano no saldrá este año. Previsible­mente deberá ser en enero del 21 cuando se vote, si es autorizado a fines de octubre, principios de noviembre.

Deberá ser presupuest­ado para el próximo año. Un millón 600 mil boletas, con una mesa receptora, urna y material electoral, observador­es, incluyendo el Prep. Echemos cuentas. ¿Un tercio o una quinta parte del 2018 en gastos de operación? 50 a 70 millones bajita la mano.

Será un verdadero plebiscito político-electoral con resultados inciertos y un trasfondo de gran calado. Armando y Maru no se quedarán con los brazos cruzados.

La ley no autoriza ni prohíbe uso de recursos públicos para promover el sí en el plebiscito. Esa gran laguna -entre otras- será motivo de un nuevo pleito, en un movido inicio del 2020.

Ese pleito "Coneja" vs Corral no terminará bien Cecilia y el recuento de bajas en el gabinete Ni modo que Maru y Armando se crucen de brazos Hay limpia en la SCT

El director del Centro Chihuahua de la Secretaría de Comunicaci­ones y Transporte­s, Julio César Huerta Flores, emprendió una limpia en la dependenci­a desde su llegada hace unos meses.

La verdad no se esperaba un cambio en la instancia federal, siempre manejada con directrice­s del centro del país y en la opacidad sólo útil para hacer negocios del delegado en turno.

Pero Huerta les calló la boca a quienes decían que llegaría a hacer lo mismo que sus antecesore­s.

De entrada ya les dio las gracias a dos jefes de área, Carlos Pérez y Eduardo Lozoya, además de que mantiene en capilla a otros mandos medios, quienes han sido señalados por empresas constructo­ras de incurrir en actos de corrupción y negligenci­as.

Un reporte interno de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcci­ón, que dirige Arturo Dávila, hace constar que han sido atendidos casi el 100 por ciento de las quejas, reclamos y denuncias de los empresario­s del sector. Lo que nunca.

Además destaca que se ha privilegia­do, dentro del margen legal, a las empresas constructo­ras locales en los proyectos de obra, una añeja demanda de los agremiados de la CMIC, siempre ignorada.

Y por si fuera poco, además de pegarle a la corrupción interna, el ejercicio del presupuest­o de la SCT apunta a ser el más eficiente, o el único eficiente, de las dependenci­as federales.

Huerta Flores aún enfrenta graves problemas internos de la SCT, pero que lo reconozcan los constructo­res organizado­s es una buena señal de avance.

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