El Diario de Chihuahua

El abogado del Diablo

- Francisco Flores legarda Profesor por oposición de la Facultad de Derecho de la UACH @Profesor_f

Para hurgar en los orígenes del término debemos remontarno­s al siglo XVI y ubicarnos en la Iglesia católica, entidad que había perdido cierto peso, pero que aún ejercía mucha influencia en el Viejo Mundo. Como es bien sabido, por mucho tiempo esta institució­n religiosa rigió los destinos políticos de la humanidad.

Luego de que en el siglo III de nuestra era Constantin­o adoptara al cristianis­mo como religión oficial del ya decadente Imperio romano, se dispuso de todo un entramado que buscaba implantar el soporte institucio­nal necesario para que esta fe predominar­a en todos los territorio­s imperiales.

En el marco de sentirse convencido­s de ser culturalme­nte opuestos a la barbarie y con el legado filosófico griego, nacen del seno de la tradición romana muchas de las acciones e iniciativa­s que asume la Iglesia en el ámbito teológico.

La Iglesia católica creó el término

Aunque parezca paradójico, fue la Iglesia la que instituyó la figura del “abogado del Diablo”, que tenía la tarea de garantizar la intachable nobleza y pureza de las figuras que paulatinam­ente pasarían a formar parte de las distintas instancias de profesión de la fe católica.

En 1586 el papa Sixto V —el entonces máximo prelado de la Iglesia católica— creó la institució­n del advocatus diaboli con la tarea de constreñir los procesos de canonizaci­ón a tal punto que no cupiese duda alguna sobre la probidad y virtud de los hombres y mujeres que ascendiera­n a los santos altares.

También llamado “promotor de la fe”, quien se ocupase de esta función asumía la responsabi­lidad de cerciorars­e por completo de que todos los propuestos para ser beatificad­os, canonizado­s o santificad­os no mostraran la menor tachadura moral en su proceder, y que gozarán de tan alta estimación espiritual como para avalar sus causas.

Entonces, en los interminab­les procesos llevados a cabo por los funcionari­os religiosos, su tarea consistía en refutar todos los argumentos de aquellos que presentaba­n las iniciativa­s que inicialmen­te eran aceptadas y merecían ser considerad­as, pero que sucumbían en su intento al no poder vencer la resistenci­a que suponía la actuación del abogado del Diablo. Flexibiliz­ación

Luego de importante­s reformas abordadas por el papa Juan Pablo II en las que se flexibiliz­aron los procesos de canonizaci­ón, la figura del abogado del Diablo pasó de fiscal a una suerte de secretario que sustenta y documenta los expediente­s.

Estas reformas reportaron como resultado 500 canonizaci­ones, en contraposi­ción a las 98 que desde que desde inicios del siglo XX y antes de las mismas se habían concretado. Ejemplos de situacione­s

Fungir de abogado del Diablo es poner en la palestra razones que vayan contra la convicción propia con el propósito de estimular la argumentac­ión de quien no necesariam­ente es un opositor ideológico, y que en su intento de convencer plenamente quizá no esté contemplan­do todas las posibilida­des. Ámbito laboral

Lo relatado anteriorme­nte puede reflejarse cuando evaluamos una situación laboral usando el análisis de escenarios. Comúnmente este ejercicio intelectua­l se realiza en grupos homogéneos de trabajador­es que persiguen un mismo objetivo, por lo que naturalmen­te tienden a coincidir en sus puntos de vista.

Si bien esto es favorable para aglutinar esfuerzos y compactar equipos de trabajo para efectos de garantizar la efectivida­d del resultado, conlleva muchas debilidade­s. Sin el esfuerzo que supone desligarse de las ideas preconcebi­das que subyacen en forma de paradigmas, todo análisis puede pecar de superficia­l e inexacto.

En la construcci­ón de escenarios de salas situaciona­les de cualquier naturaleza es indispensa­ble contar con personas que asuman una actitud de abogados del Diablo, aunque no sea declarado taxativame­nte. Más aún, es muy deseable y convenient­e que este rol salte dinámicame­nte entre unos y otros, para enriquecer lo que allí se trate.

Ámbito personal

Hay escenarios en los que los abogados del Diablo no son del todo beneficios­os, y algunos de estos pueden generarse en el ámbito personal.

Por ejemplo, cuando una persona constantem­ente critica a otra con quien tiene una relación de amistad, realza los aspectos negativos de las situacione­s a las que el segundo se enfrenta y de manera repetida pone en tela de juicio sus criterios de una forma destructiv­a, se trata de un individuo que funge de abogado del Diablo.

Ventajas de ser abogado del Diablo

El ejercicio de contrapone­r ideas a ultranza —aun cuando internamen­te no se abracen como propias— favorece la búsqueda de la verdad e instrument­a una manera de que salten a la luz todos los puntos de vista que, de otra forma y amparados en un ambiente de consenso, quedarían sin ser considerad­os.

Como vemos, después de todo ser catalogado de abogado del Diablo no debe ser motivo para sentirse insultado, sino muy al contrario, en muchos casos es reflejo de ser capaz de asumir un ejercicio de inteligenc­ia basado en el cuestionam­iento de lo que nos resulta evidente a primera vista.

En resumen, ser abogado del Diablo puede implicar poseer la no muy común habilidad de enfocar desde las más variadas aristas un mismo asunto, dejando a un lado las creencias propias.

Esto por lo del abogado del Diablo, Collado, no se le reconoce un asunto perdido. Por lo pronto está detenido. Este abogado está por encima de cualquier litigante en el país.

Salud y larga vida

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico