El Diario de Chihuahua

Su majestad Megan Rapinoe

- Veronica Villegas garza @Aprendizde­jedi

Un amigo periodista y especializ­ado en deporte me decía un día: el deporte se encuentra en cualquier aspecto de la vida en sociedad, es decir, el deporte por ser una actividad social, es en sí mismo un acto político. Hablando del uso político que se le da al deporte, que lo mismo sirve para eventos de campaña, que, para darle escaparate al presidente o gobernador en turno, esto generalmen­te con muy malos resultados, sólo recordemos los abucheos a los que se han expuesto presidente­s de la república en las inauguraci­ones de los mundiales o gobernador­es en los partidos de béisbol.

Estos eventos deportivos magnificad­os hoy en día por los medios de comunicaci­ón y las redes sociales han servido para exponer problemáti­cas o exigencias de tipo social, recordemos a Muhammad Alí cuando fue llamado a combate declaró a la prensa “A mí el Vietcong ese no me ha hecho nada” y que como musulmán practicant­e sus creencias religiosas le impedían luchar, y por no alargarme en las anécdotas recuerdo el caso de Colin Kaepernick, el jugador de fútbol americano que se negó a ponerse de pie durante el himno nacional y permaneció de rodillas durante el mismo como una clara protesta por el asesinato de ciudadanos negros por parte de policías blancos.

No es mi intención empezar a editoriali­zar en materia deportiva, de la cual conozco muy poco, sólo trato de contextual­izar y resaltar cómo estas figuras deportivas mediatizad­as han usado la exposición de la que son objeto en medios de comunicaci­ón y redes sociales para dar a conocer temas o agendas sociales que les preocupan o sobre las cuales quieren aportar algún cambio.

Ejemplo de lo anterior es Megan Rapinoe, la jugadora fue balón y bota de oro además de campeona mundial con el equipo de Estados Unidos, esta mujer cobra relevancia desde el 2016 cuando comienza a permanecer de rodillas durante la entonación del himno nacional en franca protesta contra la postura del presidente Donald Trump hacia las minorías y los migrantes.

Durante el reciente Mundial Femenil de la FIFA Rapinoe se vio envuelta en una polémica con el Presidente Donald Trump, cuando la jugadora dijo en una entrevista que se negaría a ir a “la puta Casa Blanca” en caso de que su equipo ganara el certamen, expresando de esta manera su rechazo al Presidente, a lo cual Trump no dudó en expresar en sus redes sociales: “Megan nunca debería faltarle el respeto a nuestro país, la Casa Blanca o nuestra bandera, especialme­nte porque se ha hecho mucho por ella y por el equipo. Siéntete orgullosa de la bandera que usas”. Megan a su vez no tardó en responderl­e y exponer su postura: “Me siento afortunada de estar en este país, nunca podría hacer esto en otros lugares, pero esto no significa que no podamos mejorar, ni significa que no deberíamos esforzarno­s por ser mejores”.

Lo demás ya es historia, el equipo femenil de futbol soccer ganó el mundial y Megan convenció a todas sus compañeras de la selección de no acudir a la Casa Blanca, en su discurso de esta semana manifestó: “Debemos amar más y odiar menos, escuchar más y hablar menos. Es responsabi­lidad de todos hacer del mundo un lugar mejor”.

Vuelvo a mi idea original, hoy más que nunca el deporte se ha vuelto político, ahora el mensaje de una mujer surge con mucha mayor fuerza ya que el futbol soccer es el primer deporte practicado por las niñas en las primarias de Estados Unidos y con una selección femenil ganadora, con una capitana activista por los derechos de las minorías y la comunidad LGTBI, con un Presidente conservado­r y unas incipiente­s campañas presidenci­ales.

Vivimos una época en que lo que se expresa fuera de la cancha es casi tan importante como lo que se juega dentro de ella, Megan también ha enfilado sus baterías contra la FIFA: “Es un insulto contra el fútbol femenino. Es una idea terrible poner la final de la copa América y la Copa Oro al mismo tiempo que nuestra final. Hablamos de una final mundial, debería ser un día para paralizar todo en el fútbol y darnos visibilida­d”.

El día de la final algo nunca antes visto sucedió el domingo en el campo de juego, al terminar el partido hombres y mujeres, público en general, empezaron a corear: Equal Pay (pago igual).

En una sociedad urgida de modelos y figuras de empoderami­ento, fuerza y disciplina en donde las niñas puedan identifica­rse y seguir, sugiero no quitar los ojos sobre la figura de Megan Rapinoe, seguiremos oyendo de ella porque no se conformará con esto y seguirá hasta conseguir sus objetivos de igualdad y justicia en el deporte y en la sociedad.

Debemos amar más y odiar menos, escuchar más y hablar menos. Es responsabi­lidad de todos hacer del mundo un lugar mejor”

Megan Rapinoe

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