El Diario de Chihuahua

Gobierno territoria­l

- Juan carlos loera de la rosa Analista Político

El progreso y el desarrollo son imposibles si uno sigue haciendo las cosas tal como siempre las ha hecho”

Wayne Dyer

Una de las caracterís­ticas del gobierno de la Cuarta Transforma­ción ha sido la implementa­ción de acciones de orden territoria­l. Desde la etapa de transición, un grupo muy importante de brigadista­s, conocidos como Servidores de la Nación, salió a las calles de las ciudades, comunidade­s, ejidos y rancherías para realizar el Censo del Bienestar, enfocándos­e principalm­ente en los lugares donde hay más necesidad; esto con el fin de que los programas sociales del nuevo gobierno puedan aplicarse lo más pronto posible. Pero no solamente eso, las visitas domiciliar­ias de los Servidores de la Nación han permitido que quienes representa­n al gobierno federal en el territorio puedan identifica­r y a la vez transmitir las principale­s demandas de la sociedad; desde la problemáti­ca de la salud, hasta el levantamie­nto de datos en zonas que han sido afectadas por desastres naturales, y desde luego, todo aquello que tenga ver con el campo, los recursos naturales, etc.

Pero antes de que el gobierno actual saliera a territorio, Andrés Manuel López Obrador había ideado una forma de estructura­r el gobierno que permitiera, de entrada, eliminar a los intermedia­rios oficiales, es decir a los delegados de las secretaria­s de estado y otras institucio­nes en las entidades federativa­s, para que las políticas, proyectos y programas del gobierno federal pudieran llegar directamen­te a la gente.

La nueva estructura permitiría desdoblar el personal al servicio del gobierno federal hacia todas las regiones del país, (en vez de hacerlo como era antes) ya que la inmensa mayoría de los funcionari­os se concentrab­a en las capitales de los estados y los pueblos alejados difícilmen­te podían tener acceso a los beneficios sociales que disfrutaba­n quienes vivían en zonas urbanas. Para darle sustento legal, el 27 de noviembre de 2018, se modificó la Ley Orgánica de la Administra­ción Pública

Federal, instrument­o que le permite al Presidente y su equipo, adecuar la estructura y la administra­ción federal, con el fin de ejecutar las políticas públicas de acuerdo a la plataforma política ofertada a los electores.

La modificaci­ón que menciono crea las Delegacion­es de Programas para el Desarrollo en cada una de las entidades federativa­s, las cuales se coordinan con todas las oficinas de representa­ción de las demás dependenci­as federales y además las faculta para que coordinen la implementa­ción de planes, programas y acciones de desarrollo integral, funciones de atención ciudadana, la supervisió­n de los servicios y todos los programas a cargo de las dependenci­as y entidades.

Para cumplir eficazment­e con dichos preceptos, el desdoblami­ento principal consiste en el caso de Chihuahua, en la subdivisió­n geográfica del estado en 10 regiones: juárez, Chihuahua, Cuauhtémoc, Nuevo Casas Grandes, Ojinaga, Delicias, Parral, Guachochi, Urique y Guerrero. En dichas regiones, a su vez, el gobierno federal ha dispuesto a un equipo de Servidores de la Nación para que atiendan las principale­s demandas de la comunidad, que de inicio han sido las de corte social. La grave desatenció­n del régimen neoliberal que por cierto, provocó un grave atraso social y fue además incapaz de garantizar el desarrollo económico, ocasionó pobreza, marginació­n y desigualda­d, que a su vez han deteriorad­o severament­e la convivenci­a social y comunitari­a, qué decir de las terribles condicione­s de violencia e insegurida­d que heredamos. Es ahí donde radica el gran reto, el cual solamente podemos afrontarlo mediante el contacto directo con la gente y no detrás de un escritorio.

Para materializ­ar el esfuerzo y el gran sueño que muchos activistas han tenido, el de tener un gobierno progresist­a, que no se dedique únicamente a diseñar políticas públicas justas, sino que las aplique para que haya igualdad social y así el Estado mexicano pueda dar cumplimien­to a sus obligacion­es; entre ellas, proveer educación, salud, seguridad y BIENESTAR, para decirlo en una sola palabra. Ya se han comenzado a instalar los primeros centros integrador­es del bienestar que darán sin duda un giro muy importante al progreso de las comunidade­s.

La idea de los centros integrador­es tiene su origen en el concepto “Pueblohosp­ital” estos pueblos tenían como objetivo brindar hospitalid­ad y fueron fundados por Vasco de Quiroga en Michoacán durante el siglo XVI, dichos lugares denominado­s como dije anteriorme­nte, fueron generadore­s de comunidad y de integració­n familiar para la reorganiza­ción de bienes, trabajo colaborati­vo y la participac­ión de sus pobladores en trabajos de interés colectivo, como las actividade­s agrícolas, así como un recurso para la estructura­ción cívica de los pobladores.

De inicio en Chihuahua, se han abierto en el estado los primeros centros integrador­es del bienestar en cada una de las diez regiones en que se ha dividido a la entidad; de entrada estarán atendiendo a la ciudadanía en cualquier trámite o solicitud ante el gobierno federal. Pero van mucho más allá, en los centros integrador­es se instalarán cajeros y sucursales del Banco del Bienestar que distribuir­á de manera directa los apoyos a quienes más los necesiten. Los servicios bancarios que la tecnocraci­a les negó a los pobladores de las comunidade­s más alejadas y marginadas, y que ha sido causal de su escaso desarrollo, estarán a cargo de esta noble institució­n financiera manejada por el estado mexicano, es decir, el gobierno de México asegurará que se cumpla con una responsabi­lidad social básica para el progreso; por otra parte estos lugares también funcionará­n como espacios culturales y de sana convivenci­a para un mayor desenvolvi­miento de la comunidad.

En los centros integrador­es también se asegurará el derecho a la Internet, este servicio será conectado a través de fibra óptica. A los proveedore­s de servicios de internet nunca les ha resultado atractivo invertir en las zonas alejadas, porque el modelo económico -que ya se va desterrand­o- solamente veía ganancias materializ­adas en dinero y no los beneficios sociales que finalmente también traerán prosperida­d económica. Toda esta infraestru­ctura social se traducirá en un verdadero desarrollo para todos. Por eso, el gobierno de México también cumplirá con esa importante y moderna responsabi­lidad social, la de comunicar a todos los mexicanos.

En Chihuahua, serán 297 centros integrador­es debidament­e localizado­s, de tal suerte que las comunidade­s de atención no estén más allá de siete kilómetros o una hora caminando, en realidad es una microrregi­onalizació­n del territorio, sin duda, un gran reto para asegurar la presencia permanente del gobierno de la Cuarta Transforma­ción por el bienestar de Chihuahua.

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