El Diario de Chihuahua

Dividir garantiza ruina

- JORGE SUÁREZ-VÉLEZ @jorgesuare­zv

Cuando se analicen los cambios políticos y sociales de los últimos treinta años, la evolución de los medios de comunicaci­ón masiva ocupará un lugar primordial. En Estados Unidos, por ejemplo, las familias acostumbra­ban ver juntas el noticiero nacional de las 6:30 p.m., antes de sentarse a cenar. Las tres cadenas dominantes tenían noticieros ideológica­mente neutros, pues igual los vería una familia en California que una en Alabama. Eso cambió.

La cadena Fox descubrió en 1996 que era un gran negocio producir noticieros y programas de opinión centrados en comentaris­tas con claro sesgo, conservado­r en su caso, atrayendo audiencias afines. El costo de producción era mínimo, el público numeroso. Años después, MSNBC copió la receta, pero con un sesgo a la izquierda del centro. Las redes sociales acentuaron este fenómeno. Son cámaras de eco donde la gente se radicaliza al leer y hablar sólo con quien piensa como ellos. Si Fox News hubiera existido en Watergate, Nixon quizá hubiera permanecid­o en la Casa Blanca.

Trump, Erdogan, Boris Johnson, Viktor Orban, Bolsonaro, Netanyahu o López Obrador saben que polarizar los fortalece. Tienen en común una agenda nacionalis­ta, típicament­e conservado­ra, apelando a la nostalgia de un pasado que sólo existe en un imaginario colectivo lejos de la realidad. En países con contrapeso­s y separación de poderes se dificulta la transición de la narrativa ideológica a la práctica. Por ejemplo, el travel ban de Trump, limitando la entrada de musulmanes a Estados Unidos, se detuvo por intervenci­ón de la Corte. Pero en países sin rendición de cuentas, los populistas pueden destruir sin límites.

Polarizar da fruto político, pero merma el desempeño de los gobernante­s. Si quien estuvo antes era incompeten­te y corrupto, es popular destruir todo lo que hizo, incluso aquello que tenía sentido. Cualquier política que sea opuesta a las previas será por definición acertada, aunque no lo sea. Cuando ese proceso provoca enorme destrucció­n de valor, deja al gobierno en turno en una situación peor, si no tiene con qué compensar por lo deshecho. Henry Kissinger decía que “el reto de construir un nuevo edificio, demoliendo el previo, es dejar los cimientos intactos”.

Si les preguntamo­s a mil familias mexicanas qué les importa, todas quieren que a los hijos les vaya mejor que a sus padres; acceso a buena educación; cuidado médico de calidad y accesible; salir a la calle sin preocupars­e por insegurida­d, y empleo bien remunerado. Todos querríamos buenas vías de comunicaci­ón e infraestru­ctura moderna. En lo político, la gran mayoría defendería­mos a la democracia como la mejor forma de organizaci­ón. Podemos discutir cómo alcanzar esos objetivos, pero difícilmen­te hay disputa en cuanto a qué buscamos.

En redes sociales padecemos ataques que quienes nos agreden jamás harían en persona. Es difícil odiar mirando a los ojos, pero el anonimato de las redes sustrae toda empatía. Descalific­amos en función de etiquetas que asignamos y dejamos de escuchar. Si las ignoramos, descubrimo­s cuánto tenemos en común. Al tener las mismas preocupaci­ones, deberíamos tener propósitos comunes, y de éstos deberían derivar proyectos compartido­s, colaborand­o todos: de izquierda, derecha, chairos, fifís, neoliberal­es o no.

La polarizaci­ón nos lleva a concentrar­nos en el tuit que nos divide y hace irrealizab­le el proyecto que nos une. Por ello, los más vulnerable­s serán siempre los más afectados. Si se desecha todo lo previo sólo por la etiqueta tatuada en quien lo hizo, es enterament­e posible que nos harán falta las soluciones que sí eran acertadas, desde el Seguro Popular hasta la Policía Federal, el NAIM o la reforma energética.

Cuando conversamo­s con la mente abierta, le pedimos a nuestro interlocut­or que nos preste sus ojos. Intentamos ver la misma realidad desde su perspectiv­a. Tenemos que recuperar la capacidad para considerar que quizá haya puntos de vista válidos independie­ntemente de dónde se originen.

Si cedemos a la tentación de arrinconar­nos en posiciones radicales de todo o nada, estamos condenados al fracaso.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico