El desastre ecológico tiene un nombre: Grupo México
Con mucha seguridad para usted el nombre de German Larrea le resulte prácticamente desconocido y es muy comprensible, el comento, de German Larrea se sabe poco, pero entre otras cosas, se sabe que es el segundo hombre más rico de México, que su fortuna según la revista Forbes haciende 14,000 millones de dólares, que es dueño de Grupo México la minera más grande de México y de las reservas más grandes de cobre en el mundo, también es dueño de ferrocarriles, constructoras y de la cadena de cines Cinemex.
También se sabe que durante los últimos 20 años se han documentado más de 22 “accidentes” ocasionados por sus minas, entre los de mayor calado y que han afectado a la sociedad y al ecosistema en México podríamos mencionar la tragedia ocurrida en Pasta de Conchos en el 2006 en donde murieron 65 mineros, el desastre ocurrido en los ríos Sonora y Bacanuchi contaminado por el derrame de 40 millones de litros de ácido sulfúrico o el derrame de 20 mil litros de agua con sedimentos en San Martín, Zacatecas, tampoco sabemos hasta este momento a ciencia cierta cuántas muertes y daños han causado sus accidentes, cuántas enfermedades, daños al medio ambiente y pérdidas económicas ha causado su avaricia y cuántas vidas de hombres, mujeres, niños y ancianos se han visto destruidas por explotar salvajemente las riquezas naturales.
Esta semana se dio nuevamente la alarma ya que el pasado 9 de julio falló una válvula que ocasionó el derrame de ácido sulfúrico desde un tanque que recibe las purgas provenientes de las líneas de embarque ahora con el derrame de 3 mil litros de ácido sulfúrico en las playas del estado de Sonora, en concreto en los puertos de Guaymas y de San Carlos en el mar de Cortés, el derrame tóxico que se esparció justo en dos
de los puertos turísticos que reportan el cien por ciento de ocupación hotelera.
En plena temporada de anidación y desove de tortugas marinas se multiplican en redes sociales las imágenes de diversas especies marinas muertas en las playas de ese mar que fue bautizado por oceanógrafo y biólogo marino Jacques Cousteau como “El acuario del mundo” y que es reconocido como patrimonio de la humanidad por la UNESCO debido a su diversidad biológica y además como laboratorio natural para el estudio de diversas especies.
En notas de carácter nacional que han dado seguimiento a este desastre establecen que si se revisan las cuentas económicas y ecológicas de México del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y se contrasta con información de la Auditoría Superior de la Federación se puede observar que gran parte de la degradación ecológica, casi la tercera parte de la que sufre el país, es resultado de este grupo minero y estos costos son asumidos por todos los mexicanos sin que el Estado intervenga para que el Grupo México pague por su responsabilidad; este domingo vence el plazo que la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente dio a la empresa responsable por el derrame tóxico para que presente un informe de los hechos, sin embargo, hasta el momento ni la Profepa ni la Semarnat, han recibido algún informe de lo ocurrido.
Todos estos “accidentes” no son más que resultado de la negligencia de una empresa que siempre se favoreció en el pasado de su cercanía con los grupos en el poder político y de la falta de acciones por parte de la autoridad responsable, por lo que es urgente que este nuevo gobierno no sólo emita las multas respectivas, sino que se revise la función de las actividades extractivas como la minería que deja más daños que beneficios a la sociedad.