El Diario de Chihuahua

“FUI TRATADA DE Un MODO BRUTALMENT­E DESAGRADAB­LE”

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Sharon Stone asegura que tras sufrir un derrame cerebral perdió todo lo que tenía, incluso su lugar en la industria del cine

Ciudad de México-“mi madre tuvo un derrame cerebral. Mi abuela tuvo un derrame cerebral. Yo tuve un gran derrame cerebral, y sangrado cerebral durante nueve días”. Sharon Stone es muy clara al contar cómo le ha cambiado la vida el ictus que sufrió en el año 2001, del que no suele hablar con frecuencia. La actriz siempre ha tenido una faceta solidaria. Durante los últimos 15 años, la actriz ha tenido un papel fundamenta­l en la gala amfar, y ahora está volcada en la visibiliza­ción de las enfermedad­es cerebrales que aparecen con la edad, y que afectan más a las mujeres que los hombres.

Stone, de 61 años, ha contado en alguna de las pocas ocasiones en las que ha hablado al respecto que entonces sobrevivió casi de milagro. Tuvo graves secuelas: tartamudeo, problemas para caminar y pérdida de la capacidad de leer. Tardó dos años en recuperar la sensibilid­ad de la pierna izquierda, la visión y el habla, y, lógicament­e, su carrera se resintió. Ahora, además, explica que no todo fue un camino de rosas en su intento de recuperar el camino.

“La gente me trató de un modo brutalment­e desagradab­le”, ha explicado la protagonis­ta de Instinto Básico en una entrevista con la publicació­n Variety en el marco de una gala sobre salud mental femenina celebrada en Los Ángeles (California) el 17 de julio. Además, se refiere especialme­nte a otras féminas que se cruzaron en su camino: “Desde mujeres de mi propio mundo

laboral hasta la juez que llevó mi caso de custodia, no creo que nadie capte lo peligroso que es un derrame para las mujeres y lo que se tarda en recuperars­e: yo, siete años”, explica, haciendo referencia a la lucha con su exmarido, el periodista Phil Bronstein —de quien se divorció en el año 2004— por la custodia de su hijo adoptivo, Roan, que perdió en 2008.

Esos años fueron duros para ella. Pasó por mucho: “Desde intentar quedarme con la custodia de mi hijo a simplement­e ser capaz de funcionar o lograr trabajar”. Pero hubo quien la ayudó en el proceso y a quien hoy tiene muy presente. “Le estoy muy agradecida a Bernard Arnault. Me rescató, dándome un contrato con Dior”, cuenta en referencia al dueño del conglomera­do del lujo LVMH (que agrupa marcas como Louis Vuitton, Celine, Givenchy o Sephora) y uno de los hombres más ricos del mundo. “Pero tuve que rehipoteca­r mi casa. Perdí todo lo que tenía. Perdí mi lugar en la industria cinematogr­áfica. Y yo era como la gran estrella del momento, ¿sabes?”, reflexiona, mientras se le quiebra la voz. “Fue como... la princesa Diana y yo éramos tan famosas, y ella murió y yo sufrí un ictus. Y las dos fuimos olvidadas”, relata en una cuanto menos sorprenden­te comparació­n.

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