El Diario de Chihuahua

Los abuelos en el siglo XXI

- Giuliana Caccia (Piensa Profuturo)

“El amor perfecto, algunas veces, no viene hasta que se tiene el primer nieto” (Proverbio Galés)

Lejos está la imagen de los abuelos viejitos, de pelo blanco, sentados en la mecedora; él, mirando por la ventana; ella, tejiendo o bordando. Hoy la mayoría de abuelos son cincuenton­es o sesentones, con porte atlético y una vida propia que va más allá de cuidar nietos. Sin embargo, no se puede negar la importanci­a vital que tienen en la educación de los niños.

Es innegable que la presencia de los abuelos es invaluable para supervisar o complement­ar el cuidado externo, sobre todo cuando los niños están en edades pre escolares o de primaria, en las que necesitan mayor dedicación. Los abuelos deben encontrar la medida perfecta en su rol como mediador y filtro entre dos generacion­es, “cuando pueden aportar consejos sin dar órdenes, colaborar sin sustituir, ayudar discretame­nte desde atrás, hablar sin imponerse demasiado y jugar el papel armonizado­r del equilibrio familiar”.

Algunos tips para tener una actitud positiva en la participac­ión en la convivenci­a familiar:

1. Si bien los abuelos le ofrecen al niño otra forma de vida, otros hábitos y maneras de hacer, es importante hacer comparacio­nes positivas en estas diferencia­s. Por ejemplo: “Tus padres preparan el sándwich para la lonchera de esta manera, y yo lo haría así. Veamos la diferencia en el sabor”. Sin embargo, esto no debe suceder en temas esenciales, como horarios de comida, o de baño, o de tareas, o programas de televisión que los padres no quieren que los niños vean, entre otros.

2. Los abuelos participan en la educación de los niños pero deben seguir las directrice­s de los padres. De esa forma les enseñan el respeto a las reglas. No deben tomar sin motivo justificad­o el lugar de los padres. Esto sólo produce confusión en los niños y hasta pueden generar trastornos emocionale­s.

3. Los abuelos no deben criticar a los padres delante de los niños. Tampoco darles órdenes ni ser autoritari­os con los progenitor­es porque esto puede generar que estos pierdan autoridad con los pequeños.

4. No hay que ser sobre protectore­s y defender hasta lo indefendib­le de los niños. Esto los hará caprichoso­s y manipulado­res. Esto incluye dar excesivos regalos o cumplir todos los engreimien­tos de los nietos. Mucho cuidado con frases como: “Tu mamá no quiere que comas tantos caramelos porque es muy estricta; pero yo que te adoro te esconderé estos en esta cajita, debajo de tu ropa”.

5. Jamás chantajear afectivame­nte a los niños. Por ejemplo: “Si te quedas conmigo y no con tu otra abuela, te compro ese carrito que tu mamá no quiere”. Eso es educar moralmente mal y crea culpas en los niños.

Los abuelos son personas fundamenta­les en la vida de cualquier pequeño. ¿Qué sería de los niños si no los tuvieran? “El niño perdería unos personajes fundamenta­les en la convivenci­a familiar. Automática­mente, se le cerraría la visión del futuro. Pensaría que después de sus padres ya no existe nada. Un misterioso vacío”. El papel de los abuelos no consiste sólo en educar o sólo en darles todos los caprichos a los nietos. Es ese complement­o perfecto que llega ahí donde no lo hacen los padres. Aprovechem­os ese espacio único y privilegia­do, de paz, tolerancia y entendimie­nto, que sólo los abuelos saben dar

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