El SNTE y la CNTE se apuntalan
El viernes 19 de julio del año que corre, varios medios de comunicación informaron que tanto el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) como la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), tendrían formalmente injerencia en la contratación o asignación de las plazas docentes al servicio de la educación pública; bajo la rectoría del Estado por medio de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Entre otros diarios matutinos de circulación nacional, la reportera Claudia Salazar de “Reforma”, en la entrada de su nota afirmó: “La propuesta de la nueva ley para la carrera de maestras y maestros prevé que las plazas docentes sean otorgadas por la Secretaría de Educación Pública (SEP), previo ‘palomeo’ de las dirigencias SNTE y CNTE”. Rafael Ramírez de “El Sol de México”, cabeceaba: “Darán control de plazas de maestros a sindicatos”. En tanto que “La Silla Rota” tituló su reportaje: “SNTE y CNTE tendrán el control de plazas magisteriales”.
Ese acuerdo, ese coadyuvar entre las cúpulas dirigentes del gremio magisterial, desde 1943 en que se fundó el SNTE y desde 1979 en que se creó la CNTE, hasta que se “truncó” durante el funesto sexenio del presidente Enrique Peña Nieto, fue y ha sido normal, formal y de facto. Y, en honor a la verdad, ha sido más positivo que negativo, ya que las dos expresiones políticosindicales en mención, como defensoras de los intereses profesionales, prestacionales y
escalafonarios de los trabajadores de la educación pública, a eso y más están obligadas; es su deber y obligación histórica, por definición y por derecho constitucional.
Ciertamente, hubo largas épocas en que en ese proceso de contratación de profesoras (es), de maestras (os), de docentes, de trabajadores de la educación pública en general, se viciaron los procedimientos de asignación mutua (SNTECNTE-SEP-SECRETARÍAS de Educación Estatales), se CORROMPIÓ lo que originalmente era aceptado y prohijado por tirios y troyanos, por las diversas corrientes ideológicas-sindicales existentes al seno de ambas entidades gremiales; pues garantizaban que se respetara al máximo el derecho al trabajo pedagógico-educativo, de los mejor preparados, de los de comprobada vocacional y profesionalismo magisterial. Ante todo, se respetaba la costumbre ¿o derecho? de darle –automáticamente– su orden de presentación a todos los graduados de las Escuelas Normales, fueran estas Rurales o “Urbanas”; así como de las Escuelas Normales Superiores, que para bien de la educación secundaria y media superior a partir de los años sesenta del S. XX, empezaron a constituirse casi todas las entidades federativas del país.
Lamentablemente cuando las cúpulas dirigentes del SNTE corporativizaron a la base magisterial a los intereses políticos electorales y electoreros del Pri-gobierno, algunos deshonestos “líderes” del Comité Ejecutivo Nacional, de la mayoría de los comités seccionales y delegaciones, así como de las representaciones de los centros de trabajo, llegaron al absurdo, a la ofensa de los verdaderos mentores, de los auténticamente entregados a la información y formación de las nuevas generaciones, de “agandallar” las plazas de nueva creación y de las horas-clase que iban quedando vacantes (por discapacidad médica, por pensionarse o jubilarse o por renuncia voluntaria), para dárselas al hijo (ja), a otros familiares; o hasta a su “pareja sentimental” en turno.
En ese orden de ideas, debe reconocerse nuevamente, que ha sido más el beneficio que los profesores y profesoras, que el personal de apoyo y demás del SNTE y de la CNTE han recibido pues más bien que mal, la mayoría de los casi un millón quinientos mil miembros de las citadas organizaciones sindicalmagisteriales, tienen sueldos que les permite entregarse más tiempo y más de lleno a su Escuela y a sus familias, sin necesidad de volver a ser aquellos llamados profesores-taxis, que se veían obligados a trabajar hasta 15 horas o más, en varios turnos y planteles escolares, “para poder completar el chivo”. Situación que le ha permitido a maestros seguir preparándose autodidácticamente o en diplomados y cursos de posgrado. Orgullosamente, tenemos en las filas magisteriales profesores con maestría y doctorado. Aun cuando algunos de ellos son considerados ‘patito’.
Definitivo. Qué mejor que el Sindicato y la Coordinadora señalados, en buena lid, sin tranzas, estén preocupados y ocupados porque quienes están ya POR LA EDUCACIÓN AL SERVICIO DEL PUEBLO y los que vayan llegando, mejoren su desempeño y sean los mejores. Pero también, están obligados a “vigilar” que no cualesquiera, que no cualquier hijo de vecino (como decía uno de mis respetados e inolvidables mentores de la entonces Escuela Normal del Estado: maestro Salvador Martínez Prieto), llegue a ocupar las secretarías de educación y deporte, las coordinaciones de las diversas instituciones de educación media superior; sino quienes tengan esas máximas responsabilidades, en común acuerdo con las autoridades gubernamentales, sean personas de reconocida preparación profesional y cultural en general. Pero, sobre todo, sean sensibles ante las grandes necesidades de los educandos desde la educación inicial hasta la superior; y ante los enormes retos que conlleva el DEVENIR de la HUMANIDAD.
Concluimos la presente colaboración, cediéndole la palabra a Hugo Aréchiga, que en su obra “El universo interior” (p. 211) afirma: “La enseñanza escolar, aun en nuestros días, está dominada por las técnicas de adquisición de conocimientos y su memorización. La actual explosión de información a que estamos sometidos cotidianamente es un desafío a la asimilación mnemónica.
“De hecho, uno de los grandes retos de la pedagogía actual es la SUSTITUCIÓN de la MEMORIZACIÓN por estrategias de ORIENTACIÓN a la SOLUCIÓN de PROBLERMAS como medidas de la eficacia docente”.
Se los paso al costo apreciables mentores.