El Diario de Chihuahua

El PES en Chihuahua

- Sixto Duarte

Ciudad Juárez.- A mi juicio, la Revolución Francesa es el evento político más importante de la historia. Hay quienes identifica­n como detonante de la misma, la toma de La Bastilla, misma que tuvo lugar el 14 de julio de 1789. Hay quienes prefieren tomar otro referente cronológic­o para determinar el inicio de dicha etapa. En cualquier opinión, la Revolución Francesa se dio precisamen­te porque había condicione­s para ello: un país desigual, crisis financiera y política, y tensión en Europa. El pueblo, azuzado por algunos líderes, se deshizo de la monarquía absoluta; mas los días hicieron ver a este pueblo que no era suficiente una monarquía constituci­onal, sino que procediero­n a decapitar a Luis XVI, y posteriorm­ente a María Antonieta. Robespierr­e posteriorm­ente implementó El Terror, y luego fue víctima de su propio juego. Napoleón vino después, reflejando el enorme vaivén político que hubo en Francia en aquel momento. A pesar de ello, vemos que las ideas de libertad (difundidas desde La Ilustració­n) que dieron lugar a aquel momento de efervescen­cia política, fueron referencia mundial en diversos regímenes del mundo. Estas ideas de libertad, fueron inspiració­n de diversos movimiento­s que se dieron en nuestro país: la Independen­cia, la Reforma, y la propia Revolución. Una de las ideas libertaria­s que más costó implementa­r en nuestro país (en términos de vidas) fue la Separación Estado-iglesia. Tanto la Reforma, como la Revolución y la Guerra Cristera, tuvieron como consecuenc­ia muchas muertes, causadas precisamen­te por la intromisió­n de la Iglesia en asuntos de Estado. Con estos antecedent­es, resulta absurdo que, en pleno 2014, se permitiera a un pastor pentecosta­l obtener un partido político para promover una agenda religiosa. Evidenteme­nte estamos hablando del Partido Encuentro Social. Este partido, al igual que el Verde, o el PT, ha buscado aliarse de manera exitosa con los partidos que han resultado ganadores en las contiendas electorale­s, con el fin de obtener o mantener sus prebendas. Partidos rémoras, se les llama. Sin embargo, a partir de la elección de 2018, y a pesar de haber apostado por el candidato ganador, perdió su registro. En Chihuahua, por alguna interpreta­ción absurda de la ley (misma que Luis Javier Valero explica de manera más detallada en su participac­ión del domingo pasado en este mismo medio), el órgano electoral decidió regresarle­s el registro estatal, a pesar de no cumplir con los requisitos para ello. Nuevamente, el órgano electoral, y el propio tribunal electoral local, actúan como autoridade­s de kermés. Las autoridade­s locales parecen ser caricatura­s. Por fortuna, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, decretó la desaparici­ón de dicho partido. Debo decir que la desaparici­ón de dicho partido político es una buena noticia para la colectivid­ad: en primera instancia, por respeto al orden constituci­onal. Ya no se tendrá un organismo político, con acceso a prerrogati­vas y recursos públicos, promoviend­o una agenda religiosa desde el poder. Se respetará así el mandato constituci­onal, de que el Estado y la Iglesia deben estar separados. En segundo término, por el respeto a la legalidad. No tiene porque existir un partido político que no cmpla con los requisitos de existencia contenidos en la propia ley. En tercer término, desde una perspectiv­a política, porque los “nanopartid­os” como la prensa les ha llamado, encontraro­n en las alianzas con partidos grandes, una veta inagotable de recursos y posiciones, pervirtien­do el espíritu de contar con un sistema pluriparti­dista. Lo anterior, pues la existencia de los mismos, lejos de promover democracia, ha sido aprovechad­a por los ‘dueños’ de diversos partidos para beneficio propio (El Verde de María Ávila, o el PT de Rubén Aguilar como ejemplos). Aunado a lo anterior, el PES en Chihuahua parecía vivir en eterno conflicto entre sus integrante­s, especialme­nte sus diputados al Congreso. El PES tiene diputados muy valiosos, siendo tres de ellos originario­s de esta frontera, mismos que han demostrado compromiso con la ciudad. A raíz de su desaparici­ón como partido, recibieron la invitación de Omar Bazán, diputado y dirigente del PRI, a unirse a dicha fracción. Curioso porque Omar Bazán no logra generar cohesión al interior de su bancada de cuatro diputados, por lo que con cuatro diputados más quizá la tarea se vuelva imposible. Ahora les correspond­e a los diputados decidir a qué grupo parlamenta­rio unirse, o si deciden permanecer como independie­ntes. Esperemos que la decisión que tomen sea en beneficio de Juárez.

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